jueves, 29 de marzo de 2012

Los crímenes de Laura Capítulo 2: Un hombre malvado.

Nivel de violencia: Extremo

Aviso a navegantes: La serie “Los crímenes de Laura” contiene algunos fragmentos con mucha violencia explicita. Estos relatos conforman una historia muy oscura y puede resultar desagradable a los lectores. Por lo tanto todos los relatos llevarán un aviso con el nivel de violencia:

-Nivel de violencia bajo: El relato no contiene más violencia de la que puede ser normal en un relato cualquiera.
-Nivel de violencia moderado: El relato es duro y puede ser desagradable para gente sensible.
-Nivel de violencia extremo: El relato contiene gran cantidad de violencia explicita, sólo apto para gente con buen estomago.



Bianca abrió los ojos y parpadeó varias veces hasta que sus ojos se acostumbraron a la poca luz penumbrosa que la deslumbraba. Le dolía la cabeza, tenía el cuerpo en una posición incomoda y notaba la boca pastosa. Intentó mover sus entumecidas extremidades y se sorprendió al descubrir que no estaba en su cama, si no sobre una superficie dura y fría. Pensó que se habría caído durante la noche y que debía estar sobre el suelo de su habitación. Pero eso no explicaba la desagradable sensación que sentía en todo el cuerpo. Recordó aquella noche, hacía muchos años, en las fiestas de su pueblo, en la que, habiendo una apuesta de por medio, había acabado con el contenido de una botella de tequila. Le vino a la mente la mañana siguiente a aquella hazaña. Pues en aquel momento se sentía de forma similar. Pero peor.

Intentó enfocar la mirada, pero no era capaz de identificar nada de lo que la rodeaba. Despacio, con cuidado, apoyándose con ambas manos, se incorporó para escrutar a su alrededor. Lo que vio la dejó momentáneamente noqueada. Desde luego, aquella no era su habitación. Entrecerrando los ojos para protegerse de la escasa luz que se filtraba por una pequeña trampilla y que le quemaba las retinas, fue capaz de deducir que se hallaba en un sótano polvoriento, con cajas apiladas entre sinfín de muebles viejos. También pudo ver que ella se encontraba sobre una mesa en una zona que parecía haber sido despejada por el método de amontonar todo lo que antes allí había en un rincón.

De pronto un ruido, un vuelco al corazón. Una puerta que chirría al abrirse, un pánico descontrolado que sube por la espalda. Unos pasos que bajan escaleras, una mujer aterrorizada que se tumba sobre la mesa, que cierra los ojos con fuerza, deseando, paradójicamente, despertar.

Tumbada de nuevo sobre la fría superficie, Bianca escuchó como aquellos pasos misteriosos acababan con los escalones y se acercaban a ella. Sintió como unas manos delicadas le acariciaban el rostro con ternura, pero no se atrevió a abrir los ojos.

-Veo que aún no has despertado –habló una mujer de voz dulce-. Siento de veras todo esto que va a pasarte, desearía que no tuvieras que sufrirlo, pero no puedo hacer nada por ti, tu destino está escrito para ser leído. O lo estará muy pronto.

Bianca no entendió aquellas proféticas palabras, pero pensó que tal vez podría encontrar ayuda en la mujer de voz triste. Lo último que recordaba era estar a salvo, enredada entre las sábanas de su cama, necesitaba algún tipo de respuesta, y quizás podría conseguirlas de aquella mujer. Incluso podría intentar escapar, era una mujer fuerte, atlética, deportista, debía aprovechar cualquier oportunidad para huir. Al abrir nuevamente los ojos se sorprendió al ver su propia imagen devolviéndole la mirada desde un espejo.

-Hola cariño, por fin has despertado –habló el reflejo-. ¿Quieres un poco de agua?

-¿Quién eres? ¿Qué me has hecho? –Preguntó Bianca a la mujer que se parecía a ella y que había confundido con su reflejo. Alargó la mano, desorientada, con la intención de acariciar aquella melena color fuego que tanto se parecía a la suya.

-Soy Carolina, y soy tu amiga. Toma bebe –dijo tendiéndole un vaso medio lleno-. Tienes que portarte bien, no le hagas enfadar, si le haces enfadar lo pagaremos las dos.

-¿Pero quién? ¿Por qué? ¿Qué está pasando? – Bianca estaba desconcertada. Cogió el vaso de agua y se lo bebió de un solo trago-. ¿Por qué te pareces tanto a mí?

-Él me quiere así, y a ti te ha elegido porque también te pareces a ella. Os lleva mucho tiempo vigilando, a ti y a las otras –dijo Carolina tristemente-. No es tú culpa, no podías hacer nada, él te ha elegido y ahora que se siente libre va a vengarse.

-Ayúdame –suplico Bianca-. Ayúdame a salir de aquí.

-No puedo, querida, debo cumplir sus ordenes, le pertenezco. Y si te ayudo a escapar me matará.

-Pues escapa conmigo – Bianca no entendía nada, pero estaba dispuesta a jugar sus cartas hasta el último intento.

-No puedo, de verdad, ya te he dicho que le pertenezco, soy suya.

-No, no, no le perteneces, no perteneces a nadie más que a ti misma – Bianca intentaba comprender lo que aquella mujer le decía sin conseguirlo.

-No es su culpa, es un buen hombre, pero sufre mucho, sufre mucho…

-¡Ayúdame! ¡Por favor!

-Prométeme que te portaras bien. Si te portas bien tal vez cambie de idea, si te portas bien tal vez no te mate.

Aquella última frase fue demasiado para Bianca. Debía escapar, y debía hacerlo antes de que volviera el hombre misterioso al que Carolina pertenecía. Con un esfuerzo sobrehumano ignoró sus síntomas físicos y se levantó de un salto. El repentino movimiento alertó a todas sus terminaciones nerviosas que se pusieron a gritar de dolor al unísono. Bianca hizo caso omiso a lo que su cuerpo le decía, consciente de que si se derrumbaba perdería toda oportunidad de escapar. Elevó la pierna todo lo que fue capaz y con un movimiento certero, practicado cientos de veces en el gimnasio, pateó a Carolina en el pecho haciéndola retroceder y caer sobre una pila de cajas.

Con su carcelera fuera de combate, Bianca pensó que ya tenía parte del trabajo hecho. Miró a su alrededor hasta que descubrió las destartaladas escaleras por las que debía haber bajado Carolina y corrió hacia ellas como si la vida le fuera en ello, algo que, de hecho, era bastante acertado. Cuando llegó al pie de la escala subió saltando los peldaños de dos en dos, de forma bastante ruidosa, hasta llegar a la puerta que separaba el último escalón de su libertad, o eso pensaba. Aunque no tuvo tiempo de comprobarlo. Cuando posó su mano sobre el picaporte con la intención de hacerlo girar, la puerta entera se separó de ella, abriéndose desde el otro lado, y mostrando en el umbral a un hombre realmente cabreado.

El hombre que la miraba era bastante atractivo, era alto y musculoso. Bianca pensó, contra todo pronóstico, y tal vez debido a la conmoción, que aquel hombre vendría a ayudarla, a rescatarla, a sacarla de allí. Pero obviamente se equivocaba. El hombre la miró con furia, y aplicando una fuerza considerablemente mayor de la necesaria, la empujó. Bianca calló de espaldas por las escaleras, rebotando escalón tras escalón hasta que el suelo del sótano salió a su encuentro. En ese momento, tendida sobre el frío piso y casi sin conciencia, todos sus puntos de dolor, que llevaban protestando durante todo el periplo sin ser escuchados, se tomaron la revancha, celebrando una fiesta a la que Bianca no fue invitada.

La mujer intentó levantarse pero no pudo. Sus piernas no respondían, sus brazos no hacían nada por ayudarla y su cabeza, que sólo hacia que dar vueltas, no colaboraba. Lo único que pudo hacer fue llorar desconsolada mientras escuchaba pasos que se le acercaban desde dos direcciones distintas, unos bajando las escaleras, los del hombre, supuso, y otros a su espalda, los de Carolina, seguramente, ya recuperada.

-Lo siento, señor –escuchó que decía Carolina-. Me atacó, me empujó. Perdóneme mi señor.

Bianca sintió como la mujer de la que había escapado se arrodillaba junto a ella y suplicaba perdón al hombre que ya había bajado las escaleras.

-Ya hablaremos tú y yo, ya pensaré cómo castigarte por tu descuido- dijo el hombre visiblemente molesto-. No creas que te vas a librar de esta. Serás castigada con severidad. Pero no ahora, ahora tengo otras cosas de las que ocuparme. Vete de aquí, déjanos a esta jovencita y a mí, ahora debo ocuparme de ella.

-Por favor, señor, no sea muy duro con ella –suplicó Carolina todavía de rodillas en el suelo.

-¡Te he dicho que te vayas! Fuera de aquí –exclamó el hombre mientras daba una patada con todas sus fuerzas en la cara de la mujer que imploraba-. No te atrevas a decirme como tengo que actuar.

Carolina gritó y se llevó las manos a la cara para intentar amortiguar el dolor. Sin decir nada más, con los ojos anegados en lágrimas, se levantó y subió las escaleras cerrando la puerta del sótano tras de sí.

Bianca escuchó la conversación entre las brumas del dolor y la angustia, sintiendo la patada como propia. ¿Quién sería aquel hombre que era capaz de tratar así a una mujer que le era tan fiel? ¿Cómo la trataría entonces a ella? Estaba segura de que mal.

El hombre se agachó sobre Bianca y le agarró de la roja melena estirando con fuerza para que se pusiera en pie. La muchacha gritó al sentir el terrible dolor mientras era izada por su captor. Así se quedó, sujeta de los pelos, dado que las piernas no la sostenían, frente a su agresor. Sus ojos, totalmente cubiertos por lágrimas, buscaron la mirada del hombre que la maltrataba, intentando encontrar un resquicio de humanidad al que poder aferrarse, pero aquellas pupilas, del color de la miel, no parecían albergar nada más allá del resentimiento.

-¿Por qué…? ¿Por qué me haces esto? –Preguntó la joven entre sollozos con un hilo de voz-. ¿Qué te he hecho?

-Pensaba que serías como ella. Ella se parecía a ti. Pero ella era buena, ella nunca hubiera intentado huir de mí –una lágrima recorrió la mejilla del hombre mientras recordaba-. Ahora tendré que matarte. Él la mató, no aprobaba su comportamiento y la mató. Me obligo a matarla. Y ahora tengo que matarte a ti, porque yo tampoco apruebo tu comportamiento.

-Por favor, no me hagas daño, haré lo que tú quieras.

-Ella también dijo lo mismo. Pero era tarde, tarde para ella, y ahora tarde para ti.

El hombre la arrastró hasta la mesa cogida por los pelos. Bianca gritó y pataleó durante el corto trayecto, pero no sirvió de nada. La subió a la fuerza a la mesa y la dejó allí tendida. La joven intentó levantarse, pero al mover su brazo derecho sintió un dolor tan agudo que casi perdió el sentido. Pudo comprobar horrorizada que su brazo colgaba inerte, en una posición imposible. Debía habérselo roto al caer por las escaleras. Hasta ese momento, tal vez por estar la fractura caliente o tal vez por el gran dolor que sentía en el resto del cuerpo, no había notado cuanto le dolía el brazo, pero en el momento fue consciente de la rotura, comenzó a sentir las palpitaciones que amenazaban con desmayarla.

Su carcelero, lejos de apiadarse o amilanarse ante aquella imagen, pareció disfrutar viendo el sufrimiento de su presa. Sonriendo con malicia, acercó su cara a la de ella, y con una lengua, que a Bianca le recordó a la de una hiena, lamió el rostro de la muchacha regodeándose en su sufrimiento.

-Por favor, déjame marchar –suplicó la joven-. No contaré nada a nadie, no diré una sola palabra, pero déjame ir, por favor.

-¡No vas a ir a ningún lado, zorra! –Gritó enfurecido el hombre malvado-. Y más te vale empezar a portarte bien, si no, sabrás lo que es sufrir de verdad.

Bianca pudo ver como la mano de su captor se alzaba para bajar instantes después, rauda, para estrellarse contra su rostro, dejándola marcada y dolorida. No entendía por qué le hacían aquello, no sabía qué había hecho para merecer tal castigo.

Bianca no era creyente, nunca había confiado su vida a ningún dios todopoderoso, y siempre había pensado que cada persona dependía de sí misma para encontrar la felicidad y la paz. Creía firmemente en el hombre como especie más allá de cualquier poder divino. Pero todas aquellas creencias pasaron a un segundo plano cuando empezó a rezar.

-Ningún dios va a ayudarte –dijo el hombre malvado-. Créeme, yo ya lo he intentado, y nadie escucha las súplicas.

Bianca calló, para no empeorar su situación, aunque siguió rezando mentalmente. No sabía si pedir ayuda a la divinidad serviría de mucho, pero algo le decía, que mal no haría. Si había algún dios escuchando sus plegarias, no lo demostró, pues el cazador arrancó el vestido de la joven de un tirón, extrayéndolo por la cabeza de la muchacha y haciéndola gritar de dolor al enredarse la prenda con el brazo inutilizado que no fue capaz de moverse con soltura.

Repentinamente, la joven se vio a sí misma tumbada en la mesa, de espaldas, con el brazo desgarrado y lágrimas en los ojos. Se vio desde fuera, desde arriba, y pensó que ya había muerto, que por fin se había librado de aquella tortura, durante el breve periodo que pudo contemplar la escena desde fuera de sí, no sintió dolor, no sintió angustia, y dio gracias al cielo por haber atendido sus súplicas. Pero el cielo debía tener otras cosas de las que ocuparse, porqué el dolor volvió, la angustia volvió y Bianca recuperó conciencia de sí misma de nuevo.

-Mátame, mátame ya o déjame ir, por favor –lloró Bianca-. No sigas torturándome más por favor…

El carcelero no contestó a las súplicas de la muchacha y haciendo caso omiso a los gritos acarició el cuerpo desnudo de la muchacha con ternura. Aquellas caricias, contra todo pronostico, aliviaron considerablemente el sufrimiento de Bianca, aunque sólo fuera por sentir un contacto tierno sobre la piel.

El hombre malvado centró sus caricias en los turgentes pechos de la joven cuya piel agradeció el contacto amable, aunque sólo fuera en contraposición a los padecimientos sufridos. Bianca se encontraba en una burbuja de dolor y vivía ya casi por completo ajena a su cuerpo. Poco a poco sintió como a las caricias sensuales se unían tiernamente los labios de su captor. El dolor del cuerpo, exceptuando el del brazo, iba remitiendo para dejar paso al contacto suave de aquellas manos expertas y labios húmedos que la recorrían. Únicamente cuando las caricias rozaban alguno de los puntos magullados o heridos Bianca emitía un leve quejido y las manos se desviaban de su camino para recorrerla en alguna otra dirección.

Bianca no entendía el cambio de actitud de su captor, que había pasado de agredirla sin piedad a tratarla con ternura, bueno, con la ternura que podía darse en aquella situación. No parecía querer hacerle más daño ni infringirle dolor, por lo menos de momento. Obviamente la muchacha seguía aterrada y no disfrutaba de las caricias, pero las prefería a los golpes. Así que no dijo nada, siguió callada, llorando en silencio, agradeciendo a quien fuera que hubiera intercedido para evitarle mayores sufrimientos.

Pausadamente, casi con devoción, las caricias y los besos fueron recorriendo todo el cuerpo de la muchacha. Ella no se resistió, y lo único que permitía asomarse a su sufrimiento eran sus ojos anegados en lágrimas y algún quedo gemido angustioso cuando el hombre malvado acariciaba algún punto especialmente dolorido. Bianca pudo sentir como la boca de su captor iba en busca de sus labios. Cuando él la besó, ella respondió sin saber bien porque, tal vez sólo agradecía los cuidados con los que ahora la agasajaba, tal vez deseaba evitar nuevas agresiones, o tal vez, en aquella situación, desorientada, aterrorizada y confusa, se aferraba al beso como único lazo que la unía al mundo de la cordura.

-No llores, mamá –susurró el cazador mientras recogía las lágrimas de la joven con los dedos, intentando liberar su rostro de aquellos ríos de terror y dolor-. No voy a hacerte daño, no dejaré que él te coja, él no te lastimará nunca más, no llores, mamá.

Ante estas inesperadas palabras, Bianca abrió los ojos y pudo comprobar como su agresor también lloraba abrazado a ella. La joven fue incapaz de apreciar lo irónico de la situación, porque realmente, no estaba capacitada, en ese momento, para apreciar nada. Contra todo pronostico, aquel hombre había comenzado a despertar en ella un sentimiento de lastima. Síndrome de Estocolmo, dirían los psiquiatras, empatía con un alma que sufre contigo, pensarían los religiosos, o simplemente delirios ante el dolor y la muerte sugeriría algún pragmático, incluso alguien podría suponer que no era más que puro instinto de supervivencia. Fuera lo que fuera, Bianca sintió compasión por el hombre que la había maltratado hasta dejarla en aquella situación, y de forma inconsciente, casi automática, le rodeó con el brazo sano y posó la mano en los cabellos del hombre.

-No me hagas más daño –rogó Bianca mientras enredaba sus dedos con el sedoso cabello de su atacante-. Por favor, no me lastimes más.

-No te haré más daño, mamá, ahora ya estás a salvo.

El hombre regresó en busca de los labios de Bianca y la besó haciendo que lenguas, saliva y lágrimas se fundieran entre el dolor y la sinrazón. Bianca, que aún mantenía la mano sana sobre la cabeza de su atacante, le atrajo para sí, devolviéndole el beso. No comprendía por qué lo hacía, simplemente lo hacía.

El agresor siguió con sus caricias mientras el húmedo beso se alargaba en el tiempo. Poco a poco, fue descendiendo por el cuerpo de la muchacha hasta que sus manos comenzaron a enredarse con el sexo de ella. Cuando Bianca sintió aquellas cálidas manos en su entrepierna regresó de golpe a la realidad de lo que le ocurría. Aquellas caricias, aquel beso, aquella ternura era mentira, sólo era un engaño al que ella se había agarrado para evadirse de la situación. Pero lo que aquel hombre malvado pretendía estaba claro, quería abusar de ella sexualmente, y no podía hacer nada por evitarlo.

Quizás en una situación de lucidez habría actuado de otra forma, nunca lo sabremos, pero en el estado de dolor y sufrimiento en el que se hallaba, decidió que su única opción de salir de aquella horrible situación era complacer a su agresor. No podía resistirse, no podía huir y desde luego no podía pedir ayuda, así que lo único que podía hacer era dejarse utilizar por aquel extraño, con la esperanza de que si era complaciente, obtendría su libertad.

Bianca, guiada por aquella esperanza, separó sus piernas permitiendo total acceso al hombre malvado, que entendió el gesto desesperado de la joven como una invitación. Con cuidado, eso si debía reconocerlo la muchacha, introdujo el dedo corazón en el interior del coño de la mujer, acariciando con el resto de los dedos la zona exterior. Bianca se negaba a disfrutar con aquella violación, pero las manos expertas del hombre sabían donde tocar. Bianca se fue excitando más física que mentalmente y su cuerpo comenzó a reaccionar de forma natural.

Bianca sintió como el hombre introducía en su interior más dedos a medida que su vagina lubricaba. No quería sentir placer, pero aquellas caricias internas estaban acelerando su pulso. El aumento de la presión sanguínea causada por la excitación aumentó de forma horrible el dolor en el brazo roto, que ahora latía al ritmo de la penetración manual. La muchacha notó como poco iba perdiendo la conciencia presa del dolor y del placer. Sus sentidos la traicionaban haciéndola gemir de placer cada vez que el hombre llegaba a lo más hondo de su ser y gritar de dolor cuando se retiraba.

Cuando el hombre malvado consideró que su presa estaba suficientemente húmeda, cesó sus caricias y se apartó para colocarse entre las piernas de la muchacha. Bianca pudo escuchar como su captor se desabrochaba los pantalones y subía a la mesa hasta ponerse sobre ella. La joven dio un respingo al sentir el contacto de la polla en su sexo pero no protestó, sabía que eso era lo que su agresor deseaba, y temía contrariarle.

Bianca pudo notar como el erecto miembro del hombre se restregaba entre sus piernas, como poco a poco se iba abriendo paso entre sus labios vaginales y cada vez entraba más en su cuerpo. Bianca estaba húmeda por las caricias recibidas y el agresor actuaba de forma cuidadosa, con ternura, intentando evitar dañar aquella zona tan sensible.

Con delicadeza fue introduciendo la polla en ella hasta que por fin estuvo toda dentro. Bianca la sentía en su interior, dura y caliente. El cazador comenzó a moverse en vaivén haciendo que el miembro saliera por completo y se volviera a introducir en su interior. Reclinándose sobre la muchacha unió los labios con los de ella y volvieron a besarse. Bianca ya sólo se dejaba llevar mientras el dolor del brazo volvía a amenazar con hacerle perder el sentido.

Ambos, cazador y presa, lloraban desconsolados, ella por el dolor, la humillación y la frustración, él, por alguna razón que escapaba a la comprensión de la muchacha. Finalmente, tras varios minutos de penetración, las embestidas del hombre se hicieron más rápidas, más violentas. Bianca supo que su violador iba a correrse y pensó que tal vez su suplicio terminaría. No estaba del todo equivocada.

La joven pudo notar como su carcelero eyaculaba violentamente en su interior, entre jadeos, inundándola con su semilla maldita. El hombre se separó de ella mientras las lágrimas surcaban los rostros de ambos.

-Me dejaras marchar –preguntó Bianca esperanzada.

-No, no puedo mamá, él no me lo perdonaría, ahora tengo que acabar lo que he empezado, ahora tengo que hacerlo, por ti.

El hombre volvió a acercarse a ella portando un gran cuchillo de aspecto afilado y lo acercó al cuello de Bianca. La muchacha sintió como el frío filo del arma blanca rasgaba levemente la piel de su garganta y supuso lo que vendría a continuación. Así que allí acababa todo, ese era su fin, su vida, sus proyectos, sus ilusiones, ya nada importaba, todo acabaría para ella en aquel momento.

-Perdóname, mamá, necesito que me perdones –sollozó el hombre malvado mientras se enjugaba las lágrimas.

Bianca supo como acabar con aquella horrible situación, en ese momento comprendió como podía librarse de todo el dolor, de toda la rabia, de todo el sufrimiento.

-Te perdono –y aquellas fueron las últimas palabras de la muchacha.

El cazador lloró amargamente mientras la vida de su presa escapaba junto aquel torrente carmesí. Permaneció mucho rato acurrucado al lado del cuerpo inerte de la muchacha, lamentando lo que había hecho, lamentando lo que iba a hacer, lamentando la sangre inocente que aún quedaba por derramar.

miércoles, 28 de marzo de 2012

El cielo con las manos

Podría empezar con una foto y listo, pero prefiero describirme, así ustedes me imaginan…
Giselle es mi nombre, 24 añitos, hice las cirugías que tenía que hacerme, saqué donde hacía falta y puse donde hacía falta… soy delgada, cerca de 1.80 mts., cabello castaño enrulado hasta la cintura, aunque en realidad lo llevo siempre decolorado a un rubio muy claro, ojos verdes, grandes, naricita respingada, unos pechos acordes a mi físico, ni muy grandes ni muy chicos, justos para mi, cinturita de avispa, un culito redondito y saltón y unas piernas bien torneadas, modestia aparte, me considero muy linda chica, me veo hermosa y me encantan que me llenen de piropos. Soy media adicta a los tatuajes, tengo mas de diez, entre los que mas me gusta, un corazón en mi nalga derecha, unas pisaditas de gato en mi pecho izquierdo y una serpiente enroscándose en mi pierna derecha, subiendo desde el talón hasta arriba en mi muslo, cerca de la ingle, no me pregunten porqur, simplemente me atrapan…

Me olvidaba comentarles de mi conchita! ja! ja! tengo dos bellos testículos y un gran miembro de 22 x 5 cm… si… soy travesti…. Solo si me aceptan como soy, sin perjuicios, entonces sigan leyendo, porque todo fue cuesta arriba en mi vida y todo lo pagué pesito por pesito, literalmente me rompí bien le culo para conseguirlo….

Vivo en un departamento, chiquito pero acogedor, lo comparto con Pamela, ella es una chica como yo. Pelirroja, un poco mas petisa y mas fornida, sus tetas me parecen exageradas, pero ella dice que está bien… nos conocimos en la calle y nos hicimos muy amigas, compartimos todo, excepto los clientes, los quehaceres domésticos, los gastos, largas charlas confidentes….
Ella siempre me dice ‘es cierto, Dios le da pan al que no tiene dientes’ cuando miraba mi gran pija, la de ella es respetable también pero no como la mía… lo que pasa es que yo me siento muy mujer y en la cama soy muy pasiva, me encanta que me cojan y chupar pija, ni loca comparto la cama con otra mujer, la única reina soy yo. En cambio Pamela es mas activa, prefiere dar a recibir y no diferencia entre hombres y mujeres, lo mismo le da….

Podría contarles mil anécdotas, pero elegí esta, a mi me calienta de solo escribirla…

Teníamos clientes ocasionales y algunos fijos que nos visitaban con cierta frecuencia, Pamela un día me dijo que uno de estos clientes fijos quería que me uniera a la fiesta, por una noche hacer un encuentro entre Román, ella y yo, - no te vas a arrepentir, tiene una verga casi tan grande como la tuya, te va a gustar…
Obviamente que accedí, no puedo decirle que no a un pedazo de carne… solo le dije, nada de mujeres….

A la tardecita nos preparamos ambas, me depilé bien, mi intimidad, mis huevos y mi verga, me excita muchísimo dejarme arriba una pequeña tirita de pendejos cortados con tijera bien al ras, igual que las chicas, me siento muy femenina, Pamela en cambio es mas práctica, no es de andar perdiendo el tiempo en detalles, ella se depila toda y listo, dice que su pija se ve mas grande, tal vez…
Me duché primero, me perfumé y me arreglé el cabello, me pinté y me puse unos aros grandes, acomodé mi herramienta para disimularla y me puse una pequeña tanguita haciendo juego con unas medias bucaneras de nylon rojas, botas de taco alto, un top bien ajustadito y una mini cortita cortita en tono negro. Me acomodé bien todo, soy medio histérica con mi presentación, Pamela en cambio es más agresiva, mas rápida, abrió el placar, buscó rápido sacó un catsuit blanco, se lo puso y listo, para qué tantas vueltas… le quedaba muy lindo, todo adherido a su cuerpo….

A la nochecita llegó nuestro anfitrión, era muy bonito, Pamela tenía razón, pelo largo recogido en cola de caballo, una barbita rala de no mas de un par de días, fuerte, musculoso, alto, tenía una camisa ajustada que marcaban sus bíceps, apenas unos botones inferiores abrochados dejaban ver unos pectorales terribles, su pecho bronceado estaba todo depilado, se marcaban sus músculos, unos jeans ajustados y roídos y unos zapatos tipo cuero de víbora, mi amiga seguro que ni prestó atención, pero yo estoy en todos los detalles, una hermosa fragancia masculina invadió el cuarto…

Tomamos unas copas y llegó la hora de la acción, Román nos pidió que empezáramos nosotras con un strip para entrar en calor, así que se retiró un poco, prendió un cigarrillo y nos dejó solo a nosotras, pusimos música lenta y empezó el baile erótico, Pamela y yo éramos profesionales, refregamos nuestros cuerpos con lentitud, nos comimos la boca, nos acariciamos, recorrimos nuestros cuerpos, mi pija confinada parecía estallar confinada donde estaba, en cambio a mi amiga rápidamente lo que parecía una concha se había transformado en una pija dura, aprisionada por la delicada tela de su prenda, se la acaricié, bajé un poco y se la besé por encima, ya estaba caliente… sin perder el ritmo de la música se fue sacando ese conjunto con mi ayuda hasta desnudarla por completo, la senté al borde de la cama, me arrodillé y le empecé a lamer la pija, tenía cuero de sobra, su prepucio era largo y nunca terminaba de pelarla, adoraba chupar vergas, toda pelada resaltaba e contra luz, lamí su cabeza, me la comí toda, ella jugaba con sus tetas

Seguía jugando ahí mientras Román se preparaba para el asalto, estaba ya desnudo también, lo llamé con la mirada y se dirigió dende estábamos, con su sable amenazante! Era hermoso, recto, grande, el no tenía prepucio, su cabeza era grandota, así disfruté ambas, una con cada mano, chupaba una, luego la otra, que lindo! Pamela se alejó de mi y recostó al macho, le puso su pija en la boca y ahora el se la chupaba a ella, ahora me acomodé entre sus piernas, tomé su pija dura, saqué la lengua y se la recorría desde sus testículos hasta la punta, una vez, y otra y otra mas, el se contraía con cada pasada y gemía, le gustaba.
Román dijo, - vení, te toca a vos… me levantaron entre ambos y me llevaron al medio, ella levantó mi top y se entretuvo con mis tetas y le indicó a el que bajara, - ojo, no te asustes!!! El bajó rápido, levantó mi pollerita y acarició mi bulto que seguí prisionero y ya dolorido. Tomó con sus manos el delgado elástico de mi tanguita y lo arrancó…. – ayyy, exclame, me excitó lo que hizo, de repente mi monstruo saltó de las tinieblas, el se quedó mirando incrédulo, mi pija era terrible, se saboreó y se acercó a ella, la acarició un rato y luego se empezó por mis testículos, que lindo se sentía, el abajo, ella arriba, me moría…

Se comió mi verga, ahora el se vengaba, me la peló hasta el tronco y lentamente la recorría con la lengua, me estremecía, quería que acelerara el ritmo, pero no, jugaba al gato y al ratón.
Me chupó el culo y jugó para dilatarlo, quería su pija, subió, me recostó un poco y se puso por detrás, se acomodó y me la enteró toda hasta el fondo… se movió dentro mío, que rico, me dilataban el ano….. Pamela se acomodó a mi lado, tomó mi verga dura y la apuntó en su culito, empujó hacia atrás hasta comérsela también, así quedé en el medio, daba y recibía, Pam gritaba, es que mi verga la mataba…

Román me giró y me sentó sobre el dándole la espalda, empecé a subir y bajar sobre el, su verga entraba y salí de mi culo y la mía libre se movía como un sube y baja… Pamela trataba me acercaba la suya para que se la chupe pero mis movimientos dificultaban la acción, le pedí que me la meta en el culo un rato…
Se acomodó entre ambos, tomó mis piernas levantándolas bien atrás para que le ofreciera mi orificio, me preparé para recibirla esperando que el le de el lugar, pero no la sacaba…
Lo que siguió fue sublime y no fue planificado, pero me sentí tocar el cielo con las manos… Pam puso su miembro contra el de Román y arremetió en mi agujero, que hermoso! mi esfínter se dilató mas y mas hasta permitir el segundo ingreso… me daban los dos al mismo tiempo, ayyy, ayyy gritaba como una loca, me masturbé con fuerza, adoraba sentir toda esa carne en mi interior, entrando y saliendo… apretaba mi esfínter sobre ellas, no pude mas, varios chorros de leche saltaron de mi pija, como nunca, con una fuerza increíble, , hasta mi cara, mi pelo… mis tetas quedaron bañadas de esperma, me acaricié las mismas apretando lo pezones pegajosos…me concentré en mi orgasmo y me tomó de sorpresa el de Román, me llenó el orto de leche, sentí su líquido caliente inundando mi interior, gemía, yo gritaba…

Salí exhausta, pero Pamela no paraba, sacó la pija de mi culo y ahora lo había agarrado a Román, el estaba ya entregado con su verga flácida, yo estaba toda sucia por mi propio esperma, me acaricié el ano, pobrecito! estaba destrozado, mis dedos entraban en el con suma facilidad, estaba tan dilatado… no podía cerrarlo, la leche aun caliente salía de el…
Luego de unos instantes me repuse, sin decir nada lamí la pija muerta de nuestro invitado, tomé sus testículos y los acaricié, se lo que a un hombre le gusta, insistí un buen rato hasta que levanté al muerto, Pam seguía sin parar, que aguante tenía! Román disfrutaba que ella le rompía el orto mientras yo le chupaba su miembro y acariciaba su pecho perfecto…
Pelé su pija, lo masturbé lentamente con mi mano sobre su base al tiempo que dejaba todo su tronco y cabeza para recorrerlo con mi lengua, como si estuviera degustando un helado, seguí así, sin prisa pero sin pausa, el no aguantaba la tensión, tomó mi cabellera y me obligó a comérmela toda, se masturbaba conmigo, en mi garganta, soy muy golosa, le hacía una terrible garganta profunda llevando su miembro bien adentro, me la comí toda hasta llegar con mis labios casi hasta su pubis.
Sus dedos se habían introducido en mi culo, jugaba en el, otra vez se acababa, en el fondo de mi garganta, saltaba y saltaba en mi interior, pero no tragué seguí succionando hasta el final, dejando que el esperma caiga naturalmente recorriendo su pija, hermoso… otra chanchada!! Nuevamente se puso flácida, mientras yo seguía jugando ahí Pam sacó su verga y acabó también, directamente apuntó a mi cara y me bañó, un buen baño de leche llegó a mis ojos y tuve que cerrarlos, mi nariz, mis mejillas, me excitaba, terminó metiendo su verga en mi boca y sentí el sabor exquisito de su semen.
Chupe bien hasta sacarle las últimas gotas… que rico! para terminar ella fue limpiando mi cara con su dedo índice, llevando toda la leche hasta mi boca, yo la saboreaba, me dio un profundo beso de lengua y compartimos su íntimo sabor.

Terminamos y nos relajamos, como les había anticipado, Pamela estuvo muy activa y yo bien pasiva, me encantó sentirme mujer, mi ano vivió una experiencia única!

Repetimos la reunión un par de veces, y ahora yo padía que me la pongan ambos al mismo tiempo… ustedes, lo probaron alguna vez? prueben y después me cuentan…

martes, 27 de marzo de 2012

Despechada termine con un trio exqisito

Podria ir a infidelidad, a sexo anal, a bisexuales.. q se yo..., la cosa es q una discusion con mi antigua pareja me llevo a salir en busca de dar mi cuerpo y salio esto.., un trio de antologia


Esta historia es la resultante de una pelea de parejas… mi entonces novio, con quien convivía, y yo discutimos por cosas intimas …., las cuales no vienen al caso narrar y estoy segura ni les interesa. Lo q si les comparto lo q sucedió con esta mujer despechada y a donde llega cuando se enoja…, cuan puta soy cuando no me complacen mis caprichos…, espero les guste como material relato y sus parejas no sean como yo…, o si, no se…, creo q serian felices con putitas asi
Lo deje hablando solo..., subi al auto y viaje 404 km con la idea fija de vengarme dando mi cuerpo q tambien era suyo a otra persona...
(....)
Entre a la disco y busque alguna cara conocida..., estaba llena, la noche era espectacular y pese a mi mal humor la gente masivamente copo una de las mejores discos de la zona norte sino la mejor...
Todo lleno y muy apretadito... yo con una diminuta mini muy hot... sueltita... y con un hilo dental negro q de todos modos no se podía ver..., pues mi cola se lo comía todo..., arriba llevaba una remerita de tirantes y sin brazier...
Mi cuerpo es firme, logrado con muchas horas semanales de gym, así q tanto piernas como pechos muy duros..., al igual q mi colita q obviamente se presenta muy paradita...
Entre mi mini y la remerita se dejaba ver mi cintura y mi ombliguito es siempre tentación de tocar por todos..., así q mi paso por entre la multitud fui objeto de dedos curiosos en el ombligo..., palabras obscenas en mi oído..., algunas manos atrevidas en mi trasero y los mas osados tocaron y apretaron mis pomelitos..., todo ha hecho q de mi pésimo humor pase a un par de pezones erectos y con ellos deseos de divertirme...
Camine por las dos primeras pistas y realmente no divise ningún rostro familiar..., avanzar se hacia cada vez mas dificultoso por lo q decidí quedarme es esta segunda pista un rato y luego ver si se podría caminar con facilidad por las otras tres pistas...
Me puse a bailar entre un grupo de chicas..., todas sueltas, unas habían ido juntas tal vez o al menos eso parecía..., otras eran solitarias como yo...
no había en cercanías ningún hombre..., por el momento podía estar libre de ellos y en esa distancia sentía q mi enojo con mi novio se extinguía con la ausencia de sus pares..., deseaba estar lo mas lejos posible de un hombre..., no por un capricho feminista sino porque me conozco cuando estoy despechada... se q la bronca con mi novio me haría entregar sin sentido al voraz apetito sexual del primer machito q me mire a los ojos y si por si fuese mas de uno lo haría con dos y porque no tres jajajaja...
bailar cerqita de las chicas me llevo a mis mejores días de diosa amazona...., igual ellas así me hacían sentir..., mi presencia en su cercanía no fue intrascendentes..., no digo q era un nido de lesbianas..., no..., había heteros, bi y les seguramente pero en ese trance de la danza mas algún trago y otras vituallas desaparecen las etiqetas de la sexualidad y esta por delante de todo el goce...., es en las discos donde he transado con la mayoría de chicas heterosexuales..., unas con deseos de salir del closet...,otras solo por curiosidad.., y hay chicas q vieron la puerta abierta y se cayeron fuera del armario sin darse cuenta..., esa podía ser una noche con una debutante...., si si..., se sentía en el aire..., o tan bien una noche inolvidable con una experimentada con la q no debería andar dando instrucciones de como hacerlo sino hacer lo mio a sabiendas q ella sabría sorprenderme con lo suyo...
Del ritmo bien cercano a la cumbia la música paso por el hip hop y ahora lo q latía era reggaeton y fluyo la demencial calentura en los cuerpos...., el perreo de las chicas me ponía muy indecisa en elegir una o tal vez dos con quien o quienes jugar..., bailar mas íntimamente..., perrear frente a frente o frente a su cola....
en pleno perreo mio..., muy hot..., una hermosa rubia se puso delante mio desafiando...., y así conocí a darkiss....., bailamos por media hora admirando nuestros cuerpos..., la cosa podría haber seguido así q estaba cómoda.., en verdad estaba disfrutando el baile y el sexo lo deje de lado.., en todo caso seria luego, en mi auto, en un hotel..., en su casa o en la mía..., lo ultimo q pensaba era tener q andar dando explicaciones gratuitas a mi novio...
estoy bailando y ella a mi espalda..., su cuerpo me roza cada minuto mas..., primero son roces cuasi casuales luego sus tetas se friegan en mi espalda.., su pubis apoya mi cola..., seguimos así y sus manos juegan con mi cintura..., bajan por mi cadera y no dejo de contornearme con su tacto..., siento sus pezones en mi espalda rozar... siento la punta del pezón en mi espaldita... y los míos me piden q los frote así q cambiamos de lugar..., ahora es ella la q recibe mis tetas en su espalda..., mis manos en su cola...., mis dedos q se filtran entre su pollerita y su piel..., llego a tocarle el borde de su tanguita y me tiento a enganchar mi dedo y tirar de el...., imaginándome como su hilo dental se le debe clavar mas en su precioso culito y el triangulito delantero hacer presión en su vulva ..., esta excitada..., yo también...., la tome de una mano y la gire frente a mi..., pero bajo su mirada..., me ignoro.., es mas..., rehuyó de mi vista y se alejó..., quizá una inesperada dosis de vergüenza la invadió y la hizo reaccionar de esa forma...., pero no se fue del todo..., solo tomo distancia q yo podría achicar en cuanto presienta q extraña mi cuerpo o mis roces en su piel...., no paso mas de cinco minutos cuando siento q detrás mio un cuerpo late aun cuando no hubo contacto..., siento su calor cerca, a menos de un centímetro..., me gusta..., sigo moviéndome como con darkiss...., en mi baile giro y descubro q es un hombre..., guauu..., q pedazo de potro..., un rostro muy varonil y bello...., tiene esa barbita de tres días q le qeda tan bien..., nos miramos a los ojos y las chispas se funden entre si..., levanto mis brazos siguiendo el ritmo y sacudo mis tetitas para q se deleite y lo hace...., ahora giro muy sensual y abandonando el ritmo del reggaeton lo hago casi como una gatita en celo moviendo mi cola..., dándole la espalda vuelvo a sentir su calor..., pero ahora pegado a mi cuerpo... seee..., puedo sentir su bulto justo en mi raya impidiendo q su pubis llegue a tocarme..., no distingo su falo en lo largo pero se adivina algo contundente..., cierro mis ojos como si en esa acción mi mente pudiera descifrar forma, largo y grosor....., me excito mas..., darkiss parece desaparecer de mi deseo.., mi deseo se transforma en una verga de un perfecto desconocido q esta recorriendo vestido la extensión de la raya de mi culito...., se frota mas y mas y siento como el tamaño aumente y mas lo deseo..., ahora siento su dureza y hasta su agresivo tamaño..., ya se q va a ser mio pero sigo disfrutando de todo lo q me rodea y entre todas las cosas es levantar la vista y ver a otras chicas mirando la escena envidiosas..., miro sus bocas mover y comentar algo, veo también hilos de baba escapar y no se si es por mi carita de puta extasiada por el pedazo q me presiona o por el macho lascivo q porta esa pija brutal...., intento darme vuelta con la intención de ver su bulto q es una incógnita divina pero adivina la maniobra y me detiene de la cintura..., me quedo así..., bailamos así pegaditos y su pija crece mas..., me muero por verle el pedazo y no me deje.. creo q se esta masturbando con mi cola y no me importa..., quiero al menos q derrame su semen en mi pollerita y una vez relajado charlar, conocernos y arreglar el resto de la noche en una cama
De pronto no se de donde darkiss esta pegada a mi..., sus ojos perforan los míos...., le hago ojitos y apretando mis labios le tiro un besito al aire..., se acerca y en altísima voz pero al oído me grita
- vos estas re excitada porque atrás tuyo hay un tipo muy lindo y re hot apretándote toda....te frota su verga grande y dura en tu colita...
- morite..., quería con vos y me cortaste el rostro..., ahora córrete viéndome gozar con él
Le conteste mientras mi macho se separa unos segundos y vuelve a apoyarme..., ahora siento su pija tocándome la piel..., su glande toca mis piernas a la altura del nacimiento de las nalgas
tratando de bailar con su verga serpenteando mis piernas y nalgas y así pasar mas o menos desapercibida por los ajenos a la acción... abrí un poco mas las piernas y él aprovecho para meterla entre ellas y la aprieto..., siento ahora su grosos y me da una idea del largo....
darkiss al oído me dice
- ha tenido la desfachatez de sacar su verga y frotártela entre las piernas....vos también estas con una faldita..y el tipo te la levanta y pone su verga entre tus piernas....vos las aprietas y sentís tremenda cosota... como late... va a buscar penetrarte...
me vuelvo mas loquita y abrazo fuerte a darkiss...., en su intento de escapar de mi queda de espaldas y meto mi cara entre sus cabellos y beso su cuello...., apoyo mis tetas como antes y mis pezones me regalan sensaciones extremas..., sigo babando y besando su cuello y entre mis brazos siento q se relaja.., se entrega a disfrutar de lo q le doy...., la voy soltando mientras mi amante trasero se masturba entre mis piernas y busco sus tetas por dentro de su blusa..., son chiquitas pero duritas..., tiene unos rugosos pezones q pellizcos y siento su cola apretarse contra mi...., manoseo sus pechos y voy bajando mis manos a su conchita..., esta empapada como la mía..., le meto dos dedos de una mientras con el pulgar juego con su clítoris..., se esta desarmando con mis dedos como mi macho entre mis piernas....
hago lo imposible por salir de esa situación y al lograrlo los invito a ambos a seguir en un rincón un poco mas intimo...., a esta altura poco me importaba follar delante de 5000 personas pero una mínima de intimidad a veces funciona como generador de los mejores polvos...
nos vamos a un rincón cercano a los vips, oscuros, poco transitados.., solo el vaivén de meseros y parejas q entran y salen de los vips q por esa hora estarían todos teniendo sexo porque no entro ni salió ninguna mientras nos dimos una paliza q ya sigo contando...
volvemos a los mismos roles..., el por detrás mio y ella dándome su espalda..., vuelve a sacar su verga q al fin girando mi cuello la vi entera..., en la oscuridad ya daba miedo de lo enorme q era pero ya estaba en eso y no me pondría a pensar q haría si en vez de mi conchita ese fierro buscaba mi cola...
él levanta mi pollerita y sus dedos corren mi hilo dental..., me incomoda la toallita diaria de tan mojada q esta así q me la saco al tiempo q se libera una gran cantidad de jugos de mi vagina...., era mas q de costumbre..., tener una pija frotándose con mis piernas por el costado y recorrer mi rayita hasta la parte baja de mis labios vaginales mas el cuerpito de darkiss en mis manos me estaban dando una de las calenturas mas grandes de mi vida..., con mi hilo dental en sus dedos ahora su verga chapotea y se resbala de atrás a adelante..., roza mi ano y se divierte entre los labios de la vagina... es hermoso..., yo repito lo mismo con darkiss.., levanto su mini, meto mis dedos en el hilo dental.., lo corro y le meto una vez mas dos dedos en la concha y ahora mi pulgar en su ano..., gime..., me contagia el gemido y esto provoca q él gima de placer también...
- tus maravillosos dedos..., los amo..., dame mas..
decía darkiss...
- uf nena..., no se..., chúpamela, o lo q sea, no doy mas, te la voy a poner...
me dice él...
- si si, pénemela dale q la necesito dámela..., le respondí al tiempo q le hacia entender a darkiss q cambiaríamos de pose..., le hago apoyar sus brazos en el respaldo de un sillón q a tientas distinguimos en la oscuridad..., donde una parejita se estaba matando a besos.., su colita quedo paradita frente a mi cara..., me sostuve de su cintura y él con una mano en mi cintura y otra en su pija la fue acomodando no sin antes volver a recorrer con su glande toda la raya de mi culo dejando una estela de líquidos seminales el ella..., llego su cabeza a mi concha..., la fue apoyando despacio y abriendo con su gruesa cabezota los labios externos..., los internos y se fue metiendo toda la cabeza uyyyy q placer..., no pude contener mi primer orgasmo y junto a el mi boca se estrello contra la cola de darkiss y la bañe en saliva..., fui chupándole con ganas su raya y ano mientras esa verga seguía luchando por ocupar toda mi vagina...., lamia ese precioso orto con pasión y no podía llegar a su conchita pero pude si manosearla y frotar entre sus labios y la bombachita q ya era un trapo mojado como la mía...., de pronto el abandona la penetración delicada y me la manda de una..., no había llegado a entrar ni la mitad..., me había comido enormes pijas pero ni de virgen me han hecho gritar de dolor como esa maza de carne ardiente..., en mi grito todos nos movimos y quede en mejor posición para chuparle la concha a darkiss..., siempre desde atrás..., con su ano en mi nariz lo q a ella parece q le deleito...., ahora esa verga entraba y salía por lo q mis movimientos estaban dirigidos por su ritmo...
el muy puto mientras me serruchaba empezó a meterme un dedo en el orto..., lo mojaba en los líquidos q caían de la penetración y los metía...., me daba mucho placer..., esa pija a fondo y su dedo girando en mi ano hacían q rompa el ritmo e imponga mis propios movimientos..., entonces él se quedo quieto y lo folle el todo su largo y era larguísimo..., al final calcule q seria 23 o 24 cm..., y no menos de seis de ancho..., me muevo en círculos y me produzco mi segundo orgasmo..., mis piernas flaquean por el éxtasis y caemos..., siempre por la garchota dentro..., luego supe q me lastime la rodilla en el golpe..., ahora estábamos en el suelo..., el y yo de rodillas y darkiss aprovecho y se dio vueltas..., abriéndose y quedando el y yo enganchaditos entre sus piernas..., me ofreció así su precioso clítoris q devore haciéndola acabar al fin..., se hecho un polvo seco, un orgasmo de clítoris muy rico..., seguí chupándole la vagina metiendo toda mi cara en ella y mi lengua calculo q acariciaban sus ovarios...., el siguió por unos instantes poniendo y sacando..., en un por de ocasiones la saco por completo y metió con ímpetu haciendo q muerda la concha a darkiss q empezaba a correrse con mucho flujo y espasmos increíbles..., supe luego q fueron sus primeros orgasmos con eyaculaciones vaginales..., ahora volvió a mojar los dedos..., tres.., y fue a dilatar mi culo..., la saca de mi concha porque si la deja una milésima mas se corría dentro mio..., dilato mi ano a salivazos y dedos hasta q fue por el con su cabezota..., ni bien la apoyo solté a darkiss.., me di vuelta..., tome la verga y me la puse en la boca..., la salive todo lo q pude y entregue el culo a q me lo destroce si era necesario pero no me iba a ir sin conocer ese tamaño dentro de el...., darkiss me miro muy dulce y me entrego su boca para q en ella apague mi dolor..., él fue muy bueno y me la fue metiendo por etapas..., tardo varios minutos en q el dolor me llevo a recorre el infierno.., y si..., el único paño frio era la boda y lengua de darkiss como sus suaves caricias...., cuando estuvo todo o casi todo..., sinceramente no sentí sus huevos ni su vientre contra mis carnes así q supongo q atravesó mi estomago y a llego a mi garganta sin poder entrar mas se quedo quietito y también me acaricio dulcemente las nalgas, la espalda..., jugo cariñosamente con mi pelo y me dijo cuando estés lista decime...., y cuando el dolor dejo paso al goce fui yo la q hizo el primer movimiento...., q rico... q bueno..., siguió el..., cada vez aumentando la velocidad y el trayecto..., gozaba como loca.., darkiss empezó a frotarme la concha y besarme las tetas y el placer era completo...
- lleno de saliva tu colita y su verga y de una sola te la enterró todita... vos te sentís desfallecer... es una verga de 24 cms y ahora esta toda dentro de tu colita...
me decía orgullosa darkiss...., y no pude contenerme el deseo de besarla así q tome su rostro y sin dejarme de frotar la concha nos besamos desesperadas..., de pronto él empieza con sonidos guturales y me grita
- perdóname pero te la hecho adentro puta del orto sos tan puta q mereces q te echen todos la leche dentro y te pudras de tanta pija...
su leche y sus insultos no hacen mas q hacerme liberara una seguidilla de orgasmos q retenía por esa mezcla de dolor y placer q deseas nunca acabar..., nunca cuento los orgasmos, al menos de grande.., pero orgasmos anales tanto en cantidad como en calidad como esos no había tenido nunca hasta esa noche...., les confieso q mi marido lo ha superado e incluso mejoro su propia performance tiempo después...
se corrió tanto y tan dentro mio... q estuve un buen rato despidiendo su semen...
por unos minutos él estuvo distante y en silencio..., ya creía q nos abandonaría como es natural en un touch and go..., yo estaba feliz y q darkiss se quedara conmigo mientras mi cuerpo despedía ese lechita espesa y pudiera levantarme y caminar mas o menos normal me hacia bien...., pero me equivoque..., se acercó y muy dulce dijo
- estuvo muy bueno..., sos una yegua infernal..., jamás goce tanto y jamás imagine q la puta de mis sueños se presentaría en mi vida.. vos???, te gusto??, gozaste??...
- muchisisismo..., sos divino y coges como un animal.., me encanto y no veo la hora de repetirlo una y otra vez..., pero con ella..., los tres siempre...
- si si, dale, los tres
-siiii, los tres.., cerro darkiss
ambos intentan levantarme pero no puedo todavía...,además el charco de semen sigue creciendo..., en eso le pido q me la muestre como es muerta y mete su mano en el píntalos y la saca..., es enorme aun muertita..., y preciosa..., no evito dejar de tocarla.., se la acaricio me acerco y la beso.., le hablo inclusive jajaja..., giro para mostrársela darkiss y en su cara le adivino el deseo..., entonces con la otra mano le tomo la nuca y acerco su cara a la verga..., ella me mira y dice
- en serio??, puedo??.., no te enojas??
- cómela le digo
y se la mete en la boca..., la succiona con gusto..., así blanda y "pequeña" se entiende como me dolió cuando estaba dura..., la chupa con avidez y me excita verla como disfruta..., ambos disfrutan y yo también..., no tarda nada en ponerse dura..., me súper excito y ya no me gusta demasiado q ella siga chupando de esa pija q es mía..., la detengo y le digo ..
-quieres lechita?..., chupa la q sale de mi cola...
obediente lo hace y me como la verga mientras la lengua de darkiss me hace ver maravillas
la verga esta como la primer vez de dura y cargada..., le masajeo los huevos para q la recarga sea rápida y abundante..., darkiss dejo mi culo chorreante y se incorpora a lamer mi saliva y jugos pre-seminales q se escapan de mis labios
él goza como loco y posa sus manos en nuestras cabezas..., se sacude con media verga en mi boca..., mas no entra..., darkiss besa el pedazo q mi boca no traga y su lengua lame mis labios..., estamos los tres híper conectados..., dejo de sobar sus huevos y voy a masturbar a darkiss q no tarda un segundo en correrse..., sus gemidos provocan el orgasmo de el q así vuelve a correrse dentro mio.., esta vez en la boca y con esa sopa espesa q de fuerza sale hasta por mi nariz me corro yo por enésima vez..., de ahí en mas fueron besos muy chanchos con mucho semen entre darkiss y yo..., luego ambas lamimos los restos q cada una tenia en el rostro..., el desapareció sin dejar rastro..., lamentablemente lo perdí por completo incluso la siguiente semana q fui a la misma hora a buscarlo no pude encontrarlo jamás.., todavía...
darkiss y yo llegamos al tocador..., nos higienizamos como pudimos y salimos de la disco antes q el día aclare..., nuestro estado era deplorable..., ambas teníamos las minifaldas sucias, yo salí sin bombacha pues se había deformado tanto q en el baño me la quite y deje en el canasto de la basura..., mi remerita también presentaba una deformidad horrenda y podían verse mis tetas desde cualquier ángulo.., la blusa de darkiss otro tanto peor no se le escapaba nada.., solo se notaba el enchastre de fluidos y los manotazos impresos jajaja..., andaba a pie así q la acerque con mi auto a su casa..., vive con dos hermanos así q no me invito a subir..., solo agendamos nuestros números y volvimos a vernos y tener sexo.., esta vez a solas y fue fabuloso...
cuando deje a darkiss fui a casa.., a mi casa de buenos aires claro..., volvió a aparecer mi novio en mis pensamientos.., ahora mas calmada.., el estar despechada me hace cometer algunos excesos pero una vez consumados el deseo de reconciliación en enorme..., solo quería llegar y tirarme en la bañera y desde ahí telefonearle...
al entrar al country.., vivo en un barrio de ese tipo..., ya era de día..., y allí esta..., corriendo como supe hacia todas las mañanas a esa hora..., atlético, atractivo extremadamente erótico..., un macho digno de ver y entregarse a un súbito orgasmo mental..., lo vi y ya lo quería para mi..., pero mi buena presencia dejaba mucho q desear.., por lo tanto me oculte tras los cristales polarizados de mi vehículo y lo deje en paz...., pero no tardaría en ser el próximo.., mi próximo amante.., eso , todo eso pensaba en mi puta mente.., lo q no sabia es q siendo su putita terminaría enamorándome perdidamente de él y tendría sufrir su desprecio hasta q al fin lo enamore y ahora somos pareja.., si, de amante a enamorado oficial...
mi novio de entonces???..., bue si, nos reconciliamos y obvio le metí los cuernos una docena de veces mas antes de terminar la relación para siempre..., dos de ellas q debo contárselas cuando hable de mi actual pareja..., cuando lo haga... si??..
Bueno besitos a todos..., espero lo disfruten y no les sea aburrido...

ESTHER (capitulo 19)

Dos días después, salimos de la estación veneciana de Santa Lucia y en dos horas y media llegamos a la Estación Central de Milán. Un vehículo del hotel nos estaba esperando y después de cargar mi maleta y las cuatro de Esther, nos llevo hasta el, situado al lado de la Galería Vittorio Emanuele II y del Duomo. Hemos llegado a Milán con cinco maletas, pero, ¿con cuantas nos iremos?. Se me eriza el cabello solo de pensar en mi amor, suelta por el “Cuadrilátero de Oro” y sus alrededores. Procurare que Esther no se olvide de la tarjeta.
Durante un buen rato, Esther estuvo entretenida deshaciendo las maletas con la ayuda de un par de doncellas del hotel. Que conste que lo hace ella, porque no se por que extraña razón a mi no me deja.
Durante el viaje en tren, tuve una llamada de Isabel y quede en llamarla cuando llegara a Milán. Cuando lo hice, me informo que Colibrí había descubierto que Moncho iba a viajar a Tailandia, dos semanas después, vía Frankfurt, Shangai e Indonesia. Sin duda tres escalas para enmascarar su viaje. La di instrucciones para que Colibrí lo tuviera todo preparado y llame a Pinkerton para que pusiera en marcha nuestros planes.
A la ultima parte de la conversación asistió Esther y cuando corte la comunicación, la guiñe un ojo.
–¿Ya vas a por ese hijo de puta? –me pregunto
–¡Si, pero no solo a por el! –la respondí– Vamos a hacer caer la mayor red de pederastas de EE.UU. si el FBI se atreve, hay gente muy importante implicada.
– ¿Muy importante?
– Banqueros, dos senadores, diputados, al menos un gobernador, y gente menos importante, hasta un total de doscientos nombres, principalmente de EEUU, pero también de fuera –y asintiendo con la cabeza, añadí– hemos invertido mucho en este asunto, en todos los sentidos.
– ¡Entonces algún hijo de puta de estos se escapara!
– ¡Pinkerton lo tiene todo preparado para empezar a presionar, conoce gente importante del FBI y de la Fiscalía!
– ¿Y Moncho?
– ¡Ese no se escapa, es la pieza principal, ese es cosa mía!
Después de picar algo rápido en el hotel, salimos a dar una vuelta y nos encaminamos hacia el Duomo, a escasos cien metros.
– ¡Cuantos pinchitos tiene! –exclamo Esther cuando vio la fachada– ¿esto es gótico, no?
– Gótico tardío, –y acercándonos a una de los muros exteriores, la enseñe la piedra conmemorativa del comienzo de la construcción– mira, 1.386, en ese año se comenzó a construir.
– ¿Aquí también había familia poderosa mi señor?
– ¡Ya lo creo, primero los Visconti y luego los Sforza! –y añadí– la catedral es de ladrillo y recubierta de mármol rosa, como es habitual en Italia.
Mientras hablábamos, rodeábamos el Duomo hasta llegar a la parte trasera donde estar el ascensor que sube a la cubierta superior.
–¿Vamos a subir al tejado mi señor?
– Aquí no hay tejado porque no hay tejas mi amor, son planchas de mármol.
Salimos a exterior y recorrimos el edificio hasta la zona delantera, donde se agolpaban los turistas. Esther tiraba miles de fotos. Cuando regresemos a Madrid va a estar meses editándolas. Casi una hora estuvimos en la cubierta y luego nos bajamos para ver la catedral por dentro. A la salida, y pese a mis intentos para llevármela en otra dirección, no pico y fuimos irremediablemente hacia las tiendas.
– ¿Este es el Cuadrilátero de Oro mi señor?
– No, pero esta cerca. Otro día vamos.
La lleve primero al cercano Ferrari Store, un edificio de tres plantas, todo de la marca automovilística y donde suena el potente motor del F1 cuando pasas por la puerta. Después de la tienda del Cavallino, y cargado de paquetes volvimos a la Corso Vittorio Emanuele II, donde creo que Esther entro en todas las tiendas. Por suerte llevaba su tarjeta. Antes de ir al Cuadrilátero, la mirare el saldo, porque temo lo peor.
Cargado de paquetes regresamos al Hotel, mandamos los paquetes con un botones a la suite y nos fuimos a la Galería a cenar en alguna de la terrazas.
Ya de regreso definitivamente en la suite, y después de ducharme me senté en un sillón a ojear el Financial Times. Cuando Esther se ducho, apareció por la puerta del dormitorio andando a cuatro patas, arqueando la espalda como un felino. Llego a mi lado y ronroneando se puso a restregar su cara con mi pierna. La acaricie la cabeza con mi mano y ella se acerco a mi entrepierna y comenzó a acariciar mi pene con su cara. Después de unos momentos de caricias se la introdujo en la boca y comenzó a chupar con deleite. Sus manos recorrían mi vientre y mi pecho mientras con su lengua se empleaba a fondo.
– Dicen que con un piercing en la lengua se acrecienta el placer en el pene del hombre, mi señor, –me dijo dejando momentáneamente de chupar.
– Mi amor, te aseguro que a ti no te hace falta.
Con una sonrisa amplia continuo chupando hasta que me corrí en su preciosa boca. La senté sobre mis piernas y la abrace mientras reposaba su cabeza en mi hombro. Con la mano la acaricie la vagina mientras la comía la boca. A los pocos minutos se corrió con un orgasmo que contrajo sus músculos y la obligo a exhalar un gemido inconfundible para mi.
A la mañana siguiente y después de retozar un rato antes del desayuno, salimos hacia la zona del Castillo Sforza a visitar el convento dominico de Santa María Della Grazie, donde se encuentra una de las obras maestras de Leonardo, “La Ultima Cena”.
Finalizada la visita que esta muy controlada, regresamos paseando al centro y seguimos visitando la ciudad. Después de almorzar y sin decir palabra, Esther, cogiéndome de la mano me llevo al hotel y subimos a la habitación. Según se internaba en la suite se iba quitando la ropa dejando un reguero evidente hasta la cama, donde se tumbo triscando de deseo.
– ¡Creo que vamos a follar! –la dije poniendo una falsa cara de perplejidad.
– ¡Solo si mi señor quiere! –respondió melosa.
– ¡Tu señor siempre quiere!
De la bolsa de los juguetes, saque un rollo de cinta adhesiva rosa y la ate los brazos cruzándoselos por detrás de la espalda. A continuación la pase la cinta por el cuello dando varias vueltas y restringiéndola el caudal de aire a menos de la mitad. La saque de la cama, la arrodille en el suelo y de pie delante de ella se la metí en la boca para que comenzara a chupar. Mientras lo hacia intentaba frotarse la vagina juntando las piernas. Sin duda, el tener las manos atadas y no poder tocarse la enervaba mas. Unos minutos después, cuando me corrí, se la saque de la boca para que mi leche regara su cara. Durante unos segundos observe complacido su pringada carita y con el dedo fui recogiendo mi semen y llevándoselo a la boca para que lo tragara mientras con la otra mano tiraba de su pelo hacia atrás. Sujeta por el pelo, la lleve a la cama, la tumbe boca arriba y con la cinta la ate las piernas totalmente flexionadas y abiertas. Me tumbe y con mi lengua fui recorriendo su rajita insistentemente mientras Esther se contraía de placer. Cuando me canse de chuparla, y tarde mucho en hacerlo, Esther ya había tenido un par de orgasmos bastante intensos a causa de la falta de aire. Me tumbe sobre ella y con un poco de lubricante la penetre por el ano. Sin duda esta es la postura que mas me gusta, por el ano o la vagina me da igual, pero tenerla debajo de mi y ver su carita expresando el placer que la proporciono, respirar sus gemidos, olerla, me excita hasta lo indecible. Cuando la llego el ultimo orgasmo la corte la cinta que aprisionaba su cuello y con la entrada de aire la provoque uno tan potente que se quedo medio desvanecida entre mis brazos. Cuando me canse de besarla, la solté y se abrazó a mi de inmediato.
– Hacia mucho que no dormíamos la siesta.
– ¡Pues si hemos dormido no me he enterado! –la dije con una carcajada.
–¡No seas tonto, mi señor! –respondió ella también riendo.
El resto de la tarde hasta la hora de la cena estuvimos en la habitación retozando y amándonos.
A la mañana siguiente y después de haber comprobado que Esther llevaba la tarjeta, salimos en dirección al Cuadrilátero de Oro. Antes visitamos el Teatro de la Scala que nos pillaba de camino. Recorrimos su interior, sus palcos y su museo. Vimos ensayar a la orquesta del teatro de la opera mas importante del mundo.
Subimos por la Vía Manzoni hasta llegar a Armani que ocupa un edificio entero. Un par de horas después, salimos del edificio y desandamos la Manzoni para coger la Vía Montenapoleone que marca el limite sur del Cuadrilátero.
– Mi amor, has estado dos horas en la primera tienda.
– No tenemos prisa mi señor. –me respondió mirándome de reojo.
– Ya cariño, pero no quisiera quedarme a pasar noche en una de estas tiendas.
– ¡Por supuesto que no mi señor! –y con una sonrisa añadió– ¡podemos regresar mañana!
Me dejo sin palabras, la fiera de las compras no estaba dispuesta a abandonar su territorio de caza. Para el que no lo haya intuido, aquí están todas las grandes marcas de alta costura y de todo. Armani, Valentino, Cavalli, Dolce & Gabbana, Fendi, Dior, Versace, Hermes y hay tiendas verdaderamente extravagantes como Víctor & Rolf donde todo esta al revés, los muebles en el techo y las lámparas en el suelo.
Ya de noche regresamos al hotel. Por fortuna fui enviando los paquetes con el personal de las boutiques y seguro que en el hotel habrán flipado ante la avalancha de envíos. Igual que flipo Esther cuando entro en la suite y vio todos los paquetes llenado la cama y los alrededores.
– ¡Joder! No pensaba que había sido tanto mi señor, –me dijo adoptando una aptitud de niña traviesa.
– Pues menos mal, –y después de una pausa añadí– mañana compraremos un baúl o algo similar para meter todo esto y enviarlo a España.
– Precisamente he visto uno muy chulo en …
– ¡Olvídate! –la corte con cierta energía y atrayéndola hacia mi añadí– ¡no vas a volver a acercarte al Cuadrilátero.
– ¡Jo mi señor!
– ¡No!
– ¿Pero …?
– ¡Que no?
– ¡Joooo!
– ¡Que he dicho que no?
– ¡Pues me enfado!
– ¡Pues no follas!
– ¡¿Qué?! –chillo.
– Lo que has oído, además la cama esta ocupada con tus paquetes.
De un salto, Esther se subió a la cama y empujo hacia los lados todos los paquetes que comenzaron a caer como en una cascada. Cuanto la cama estuvo despejada, se desnudo y de rodillas en el centro se quedo mirándome mientras con la mano se acariciaba el chocho.
– Bueno vale, pero hoy trabajas tu, –la dije mientras empezaba a desnudarme. Me tumbe a su lado y rápidamente se puso sobre mi rodeando mi cuello con sus bracitos. Su boca y la mía peleaban mientras con mis manos recorría su espalda hasta su trasero. Esther se giro y cabalgando mi cara, me ofreció su vagina que acepte de inmediato. Mientras, ella se ocupaba de mi polla ávida de su lengua. La mía, la provoco una creciente oleada de placer que culmino en un orgasmo intenso que la crispo el cuerpo. Agarrándola por las caderas, impedí que se levantara y seguí con mi boca hurgando en su vagina mientras ella seguía chupándome la polla. Nos corrimos a la vez y mientras se tragaba mi semen sus jugos inundaban nuevamente mi cara. No la solté, e insistí en su vagina hasta que unos minutos después volvió a correrse en medio de un estruendo de gemidos y alaridos. Para entonces, mi polla volvía a estar en condiciones y dando a Esther la vuelta se la hice cabalgar. El rítmico cimbrear de sus caderas la daba un fuerte aire sensual con el ondular de su cuerpo. La dejaba hacer, y solo tocaba sus piernas y sus pies mientras febril, Esther se entregaba con una intensidad creciente. Un nuevo orgasmo la rompió el ritmo, descontrolándola incapaz de seguir. Agarre mi polla y se la metí por el culo sin avisarla lo que provoco un chillido por su parte. Desde mi posición veía como su chocho se abría y cerraba cuando mi pene entraba y salía de su ano. Cuando estaba próximo a correrme, con mi pulgar empecé a estimular su clítoris hasta que nos corrimos en una sincronía de gruñidos y gemidos.
Al día siguiente, en la recepción del hotel nos indicaron un comercio próximo donde podríamos encontrar un baúl apropiado para nuestras necesidades. Esa misma mañana, lo entregaron en el hotel y Esther, con la ayuda de una camarera lo lleno tanto que las dos se tuvieron que sentar encima para cerrarlo. Después lo facturamos a casa con una empresa de mensajería que trabajaba envíos protegidos.
El resto de nuestro ultimo día en Italia lo pasamos paseando por el centro de Milán, pero sin acercarnos al Cuadrilátero. Por la tarde nos sentamos en una terraza junto al Duomo y estuvimos charlado hasta la hora de cenar.
– ¿Te lo has pasado bien? –la pregunte– ¿es el viaje que habías imaginado?
– ¡Para nada mi señor, mis expectativas se han visto superadas con creces!
– Me hace muy feliz que tu lo seas.
–Yo siempre lo soy a tu lado, mi señor, –y después de reflexionar unos segundos, añadió– a pesar de llevar solo unos pocos meses juntos, no entiendo la vida sin ti.
– A mi me ocurre lo mismo.
– Prométeme que siempre seré tu juguete, mi señor.
– Te prometo que siempre serás mi único y amado juguete.
– ¡Por favor, mi señor! – me dijo con los ojos brillantes de deseo y felicidad– ¡vamos a cenar a la habitación del hotel!
Pagué, nos levantamos y nos dirigimos al hotel que se encontraba a escasos cien metros de la terraza. Pedí al servicio de habitaciones algo para picar y champagne. Mientras picábamos desnudos seguimos charlando, acariciándonos y besándonos con mi juguetito sentado en mis rodillas. Cuando terminamos, Esther se levanto y se tumbo en el suelo entre mis piernas y me ofreció sus preciosos pies. Durante un buen rato se los estuve besando y a continuación me puso lubricante en el pene y con los pies me estuvo masturbando hasta que me corrí. Mi esperma la mancho su vientre e inmediatamente ella lo recogió con sus dedos y se lo llevo a la boca. La cogí en brazos levantándola del suelo y la lleve a la cama. Durante un par de horas recorrí con mis labios cada centímetro de su piel, besándola, chupándola, oliéndola y acariciándola. A mismo tiempo mi mano también recorría su cuerpo, pero siempre pasando por su entrepierna, donde mis dedos encontraban con facilidad sus orificios naturales. La tuve siempre en un estado de placer constante, próximo al orgasmo pero sin dejarla llegar a el. Al final, mientras la tenia entre mis brazos y la besaba en la boca, la provoque el primero. Su respiración agitada, sus pezones duros como piedras, su cuerpo crispado y sudoroso, sus gritos entrecortados, era una visión difícil de aguantar. La deje saborear el momento y cuando se tranquilizo un poco, me tumbe sobre ella y la penetre mientras se aferraba a mi con brazos y piernas. Nos corrimos juntos en un mar de chillidos y gemidos.
Al día siguiente salimos hacia Madrid donde en las próximas semanas, y si todo iba bien, resolvería definitivamente el asunto “Moncho”.

lunes, 26 de marzo de 2012

Mi hermoso clítoris

Yo siempre he sido un mujer muy sexual, ya desde pequeña antes de venirme el periodo ya me masturbaba, me tocaba con mis deditos mi vulvita, mi clítoris y enseguida crecía de tamaño, entonces me frotaba con lo que fuera y tenía un maravilloso orgasmo, me encantaba, así que lo repetía varías veces y siempre me corría de gusto… Me encanta mi cuerpo, soy muy sensible y enseguida me excito, me encanta tocarme, y varias veces, por el día y por la noche…

Os diré una cosita, me encanta mi clítoris, es enorme, rosadito, suavecito y jugosito, y cuando me excito mucho en seguida se lubrica, brilla y se agranda más todavía, es precioso todo mojadito y apetitoso… una exquisitez para degustar por las mejores boquitas. Si yo pudiera me lo lamería, tiene que ser delicioso, pero lástima que no llego, que si no, me estaría todo el día chupándomelo hasta correrme y comerme mis propios juguitos, tan ricos y sabrosos.

Os voy a contar una de las tantas fantasías sexuales que tengo. Ocurre en una playa nudista desierta. Yo estoy tumbada tomando el solecito desnudita mientras escucho el ruido de las olas del mar, eso me relaja muchísimo, casi estoy dormida de lo a gustito que estoy… No me doy cuenta que alguien pasa cerca de mí y se tiende justo a mi lado. Cuando me incorporo para darme la vuelta en la toalla me fijo en la mujer que tengo al lado, y me encanta lo que veo, es una preciosidad!! tiene el pelo largo y liso como yo, pero ella es más morena, yo soy más castaña. Tiene un cuerpo escultural con curvas perfectas, aunque yo tampoco me puedo quejar, tengo un cuerpo muy bonito y sensual y nunca he tenido problemas para ligar… tanto con hombres como con mujeres… aunque prefiero hacer el amor con una mujer…

Estamos solitas ella y yo en la inmensidad de la playa. En ese momento nos miramos y entonces ella me sonríe, una sonrisa que me enamora, tan dulce y hermosa. Me dan ganas de besarla, reacciono y le sonrío yo también… Ella se me acerca y me dice con una voz muy sensual:

- Mi amor, llevo rato mirándote y me encanta tu cuerpo, me has excitado muchísimo, y no dejo de pensar que me encantaría comértelo enterito, eres tan hermosa…

Entonces yo le respondo, por cierto bastante excitada también:

- Gracias mi vida, a mí también me encanta tu cuerpo, es muy sexy y tentador, ya empiezo a sentirme mojadita…

En ese momento me giro totalmente hacia ella y abro mis piernas dejándole ver mi cosita bien depiladita en primer plano, y abriéndose paso mi enorme clítoris mojadito y erecto rogando sea atendido urgentemente, ella abre bien los ojos y sonríe lujuriosamente, noto en su expresión que le encanta lo que ve, sus ojos reflejan deseo y pasión… Muy tiernamente me susurra:

- Cielito mío, puedo meterme tu vulvita en mi boquita y lamértela toda enterita hasta que te corras de placer? Confía en mí, no te haré daño mi amor, quiero follarte con mi lengua hasta que no puedas más y te corras en mi boquita, necesito saborear ese precioso clítoris enorme y calentito que tienes, quiero que sea solo mío… necesito darte placer y provocarte un maravilloso orgasmo o varios… y tragarme como premio tus deliciosos y exquisitos juguitos, mmmmm…

Estoy tan y tan excitada que noto que chorreo y que voy a explotar, mis pezones están tan duritos que creo que voy a correrme ya sin necesidad de que me toquen… Ella me pone a cien, o mejor dicho, a mil por hora… A lo que le respondo:

- Amor haz conmigo lo que quieras, soy toda tuya, mi enorme clítoris clama por tu lengüita, la necesita ya, dale unos cuantos besitos primero y nota su saborcito, quiero que mis mieles sean solo para ti, saborea mi rico sexo, degústalo, disfrútalo…

Sin pensárselo 2 veces, su cabecita se dirige a mi entrepierna, y su lengua empieza a chuparme los muslos, yo ya no puedo más de excitación, necesito sentir su boca en mi sexo, pero ya...:

- Mi amor te deseo tanto, hazme mía, por favor… te lo suplico…

Y ya por fin siento su lengua en contacto con mi cosita, moviéndose de arriba abajo, en círculos, es inmenso el placer que siento, yo tengo mis manos en su cabeza y le acaricio el cabello. Mi clítoris ha crecido tanto que casi no le cabe en la boquita, noto que le encanta comérmelo, y ya no digamos cuando me mete dos deditos bien profundo en mi vagina y empieza también a moverlos, metiéndolos y sacándolos sin parar de mordisquear mi fantástico botoncito, solo para ella… Dios!! yo ya no puedo más!! estoy demasiado excitada... Ella nota que estoy a punto de caramelo, se separa un momentito de mi sexo y me dice dulcemente:

- Que rico mi amor, me encanta tu sabor... está delicioso, exquisito, sabroso, jugoso, suculento, apetitoso… voy a hacer que te corras ahora mismito, quieres correrte en mi boquita ya?

- Sí, mi vida, sí, sí, sí… no pares por favor!! te necesito...

- Está bien mi amor… no quiero hacerte sufrir más…

Entonces ella sigue chupando y lamiendo, y mordisqueando, y succionando… hasta que ya al final exploto de placer y me corro a lo grande, no podía ser de otra manera… toda su boquita está llena de mis líquidos, y noto como se los traga, sigue lamiendo todos mis juguitos que chorrean y resbalan por mis muslos, pero ella los lame suavemente con su magnífica y juguetona lengua, no se deja ni una gota, me limpia de jugos todo mi sexo, y sigue sin parar de mover la lengua pero muy suavemente, ella quiere más, y yo aunque me he corrido siento que si sigue masajeando y lamiendo con su lengua mi clítoris voy a correrme otra vez de nuevo… ella sigue y sigue, le encanta comérmelo todo, y mi clítoris responde a sus lamidas, y vuelvo a tener contracciones y vuelvo a correrme otra vez… es increíble!! Sin parar de mover la lengua, aunque más suave y despacito, sigue acariciándome mi mojadito y rosadito botoncito, y no me lo puedo creer pero vuelvo a correrme por tercera vez, tres orgasmos increíbles seguidos!!! Que explosión de placer!!! Me ha dejado supersatisfecha... después de unos segundos y ya medio recuperada soy yo quien le digo a mi amor:

- Amor, ahora me toca a mí… prepárate a sentir lo nunca sentido… te voy a llevar al paraíso…

sábado, 24 de marzo de 2012

La mujer en la ventana

Un dia a finales de julio, cuando estaba de vacaciones de la universidad, me encontraba solo en el apartamento puesto que mis padres aun no llegaban de un viaje a los Estados Unidos.

Era uno de esos dias en que no hayas que hacer y no hay planes de salida. En la noche traté de pasar el tiempo leyendo una novela de Agatha Christie, El Misterio de las Esfera, pero justo cuando encuentran muerto a Gerald Wade, escuché voces de personas en el pasillo del piso, lo que me asustó un poco. Me asomé y solo me dio tiempo para ver a los esposos González discutiendo como siempre.

Cerré la puerta colocándole el seguro. Caminé hasta la sala y miré por la ventana que daba hacia la avenida Santa Rita, una de las mas transitada de la ciudad de Maracaibo. Delante de mi se visualizaba muy bien un edificio de unos 11 pisos, cuyas ventanas de los apartamentos se mostraban complacientes ante mi mirada descuidada.

Seguí mirando y me encontré con una pequeña ventana bien iluminada donde se apreciaba la silueta de una mujer blanca desnuda que se duchaba despreocupadamente sin darse cuenta de mi actividad voyeurística.

La pequeña ventana me permitía ver la silueta de sus senos y la parte superior de su cuerpo. Lo que se me permitía apreciar era muy atractivo y deseaba ver más. De pronto recordé los viejos binoculares que guardo en mi closet y me apresuré a buscarlos. Estos me permitieron tener un acercamiento fenomenal de toda la escena, de tal forma que podía visualizar mayores detalles de los robustos senos, la larga cabellera color castaño y la hermosa cara de mi vecina.

Al poco rato observé como la ducha dejó de botar agua y la bella mujer salió del área de visualización. Pero para mi fortuna, la ventana contigua que resultó ser el cuarto de la mujer, tenía la cortina corrida y tenía buen tamaño. Era unas de esas ventanas corredizas que permiten salir a un balcón

A los dos minutos, la imagen de la hermosa mujer apareció en el cuarto con una gran toalla que le cubría desde los senos hasta unos 20 centímetros de sus rodillas, mostrando una figura de guitarra bien contorneada y unos grandes senos. Una segunda toalla le cubría la cabeza como un turbante. Se movía de un lado a otro del cuarto, me imagino que buscando lo necesario para vestirse.

En ese momento, ya estaba perdiendo un poco de interés en el asunto, porque pensé que no iba a mostrarme nada y finalmente se vestiría. Pero algo pasó en ese momento, ella sale del cuarto por el ventanal hasta el balcón en paños y se asoma apoyándose en la baranda para mirar a la calle. Un sentimiento de pánico se apoderó de mi y me agaché evitando que me viera. No se si lo logré, pero esperé unos segundos y volví a asomarme por la ventana y ella seguía en el mismo lugar. Parecía disfrutar de la vista. Su pierna izquierda se asomó por la abertura del paño y la posó en la parte de abajo de la baranda, dejando ver unas piernas bien torneadas. Ella miraba repetidamente hacia el cuarto, como si buscara a alguna persona. Con mis binoculares podía ver como se mordía los labios y con los dedos de su mano derecha se tocaba la parte superior de sus pechos y su contorno. Su mano izquierda fue a parar a la pierna que se asomaba desnuda, la acarició lentamente desde la rodilla hasta arriba. Mi miembro comenzó a crecer al ver tales caricias, y me lo apreté con una mano. Esto me hizo botar un suspiro de placer.

La mujer seguía mirando hacia todos lados y comenzó a abrir mas las piernas hasta que se asomó una mata de pelos claros bien podados. Pude ver como su mano se introdujo dentro de la toalla y el movimiento indicaba que se estaba acariciando. La mano derecha estaba tomando su seno izquierdo que lo apretaba fuerte. Su cara mostraba una sonrisa de placer a la vez que apretaba fuertemente sus labios. Su mano izquierda apuraba el movimiento en la vagina, acompañado de movimientos de sus caderas. Poco a poco la toalla se iba callendo mostrando cada vez mas su desnudez, cuando finalmente todo su cuerpo se mostró ante mis ojos, sus grandes y redondos pechos, sus rosados pezones, su piel blanca y perfecta, su vulva abierta deseosa de ser penetrada.

Pude ver como finalmente su mano derecha acariciaba velozmente de arriba abajo su clitoris, mientras que dos dedos de su mano izquierda se introducía en su vagina. Todo su cuerpo se encontraba arqueado de tal forma que su cabeza se inclinaba hacia abajo y su pelvis se proyectaba hacia adelante. Hasta que por fin se estremeció con grandes sacudidas, su boca abierta permitía ver sus dientes apretados y también de momentos la abría grande para dejar salir sus gemidos de placer.

Poco a poco su cuerpo se fue relajando y una sonrisa de satisfacción se fue dibujando en su rostro y para gran sorpresa mia su mirada se dirigió hacia donde yo estaba y con su mano me envió un beso de manera pícara.

Yo no podía creer lo que estaba viendo. Por un momento un sentimiento de vergüenza se apoderó de mi y no supe que hacer. Dejé de mirar por un momento, pero en seguida volví a dirigir mis binoculares a la ventana y pude ver como un hombre desnudo la estaba abrazando, pero ella seguía mirando hacia donde yo estaba y me regaló otra sonrisa para luego perderse dentro de la habitación.

En otros momentos volvió a pasar el mismo ritual exhibicionista e incluso nos hemos visto en la calle en situaciones mucho mas eróticas.

jueves, 22 de marzo de 2012

Mi entrada triunfal

Llegué a casa a las dos de la mañana. Venía de una cena con la empresa y estaba algo mareada. bueno, bastante...

Me había quedado a medias. Hubiera seguido más rato pero me tocaba currar al día siguiente, así que tuve las luces justas para regresar a una hora prudente. Pero con un calorcito entre las piernas que me tenía algo nerviosa. Subía en el ascensor mirándome en el espejo. Qué guapa me había puesto. Y a estas horas pues "sexy-salida" que diría mi amiga Nuria. Siempre estábamos con ese cachondeo cuando nos íbamos de fiesta. Ella afirmaba rotundamente que se me quedaba esa cara a partir de la una... no iba a ser yo quien le llevara la contraria, mmmmmm... con lo que me ponía cada vez que me lo decía.

El caso es que llegué a mi piso, el noveno, y a mi casa, el ático del edificio.Y qué gustazo de casa. Hasta puse plantas a los lados de la puerta en plan hall de hotel. Me encantaba llegar y verlas... cuánto más lujo para mis sentidos, más lujo en mi vida.

Abrí la puerta con la dificultad del momento y la embriaguez. Allí estaba, esperándome detrás de la puerta con los ojitos muy abiertos y jadeando como loco: -Ay, mi chico, pero qué guapo es, sísísí, muuuuy guapo... Coño, que me caigo, cariño, a ver, aparta un poco que me quite el abrigo... hala, el bolso desparramado, veeenga... espeera...

Me estaba haciendo cosquillas, intenté hacerlo a un lado pero era grande y estaba muy decidido a seguir buscando. Me aferré al suelo, clavé las manos y las rodillas en la alfombra para no desestabilizarme y arqué la espalda hacia abajo mientras empezaba a notar como las cosquillas se transformaban en ganas de más.
La nariz mojada tocaba mis muslos y jugaba con mi tanga, que se iba apartando como si supiera que estorbaba.
Bueno, eso me parecía a mi que estaba borracha... era el morro el que lo hacía a un lado ya con fuerza incluso.Olía y olía, sentía el aliento en todos los agujeros, bajaba del culo al coño muy rápido. Y ay, ay, ay, la lengua empezó a chuparlo todo desquiciada.Y yo moría de placer y me veía enfrente, nos veía, a él con la cabeza medio perdida entre las nalgas moviéndose deprisa y lamiendo todos los fluidos, comiéndose mi almejita entera, obligándome a abrirme más y más, ya agachada con los brazos vencidos apoyados en los codos. Regalándole el trasero y oyéndome a mi misma, fascinada, ordenándole: -Así mi niño, así! Cómele el culazo a tu ama, chúpale el coño a tu ama, todo, todito, si, mi niño, muy bien, chupa, perro, así me gusta, perro, cómetelo enterito que estoy muy cachonda, es todo tuyo...





Y él como si le fuera la vida en ello cada vez lo hacía más deprisa, me estaba volviendo loca.
La posición no era muy cómoda y como pude me di la vuelta sin dejar de sentir los lametones, ahora ya boca arriba, espatarrada, con todo el chocho abierto para que no dejara ni un resquicio seco. Aunque ya seco poco, no hacía más que mojarse según lo secaba. Dios mío, me había puesto muy perra, valga la gracia...

Y ahora venía lo más difícil,:quitarme el vestido: -A ver, guapo, déjame un momento, cariño, por favor, ayyyyy, joder, qué gusto, cabrón, cómo te lo zampas todo, ufffffffffffff, cariño, un momentito, ayyyyyy...mira qué rica está tu ama, y qué caliente la has puesto, muy bien, mi perrito se porta muy bien, pero espera, espera...

Como si me entendiera se paró un segundo y me miró desafiante. No pude resistir y miré al espejo una vez más: él a cuatro patas delante de mi fuera de sí, con la lengua chorreando babas y flujos y yo tumbada, abierta, regalada, apoyada en los brazos y con cara de perra viciosa, joder si me viera ahora Nuria, pensé y me reí.Me quité el vestido y empecé a sobarme las tetas... -Mira las tetas de tu amita, perro, mira qué ricas... - subí un pezón casi hasta la boca y lo llegué a chupetear con mi lengua -Mira qué rica tetita, perrito cachondo, mira, ven, mira qué rica está, chupala tú ahora...

Y vino, y se puso encima de mi y comenzó a chuparme las tetas. Yo las aprisionaba, las juntaba para que las devorara las dos a la vez, los dos pezoncitos juntos... mientras me retorcía de gusto sintiéndome ama y señora.
Pero volvió a bajar. El tanga empapado de saliva se pegaba a un lado, era un trapillo babeante testigo en primera persona de todo lo ocurrido. Y una lengua larga y rica, húmeda y lista, curiosa e incansable, hecha para dar placer, como ahora sin duda hacía, volvía a la carga... casi al mismo tiempo que veía en nuestro reflejo que su dueño estaba salido perdido y que una enorme polla asomaba por debajo. Y se meneaba brillante.
Abrí los ojos como platos, cogí conciencia de lo que estaba pasando pero ya mi sangre estaba más entre las piernas que en el cerebro, qué coño, me arrastré de lado, le pasé una pata por encima y me puse bajo su rabo. Goteaba, me goteaba en la cara... -Sigue chupando perro, que ahora te voy a comer yo a ti este rabazo, pobrecito, tua ma te comerá el rabo...sí, cariño, mira, ya verás qué rico, espera, déjate, así, así, así...- le decía al animal que nervioso y desencajado aguantaba el equilibrio como podía a la vez que yo le agarraba el miembro que más tieso creo, no podía estar. No había tocado algo tan duro en mi vida, o eso me pareció cuando me disponía a metérmelo en la boca.

No pude dejar de pensar en Nuria... ay si me viera justo, justito ahora, jajajajjajjaa...
Tragándome la polla de mi perro, haciendo un sesenta y nueve, locos por dar placer y recibirlo; yo dándole órdenes a mi obediente perrito que tantísimo me hacía disfrutar, devolviéndole el gusto como podía... y todo reflejado en el gran cristal que teníamos enfrente... sin palabras... joder... con mayúsculas, ufffff
De repente no pude más, era superior a mi, me estaba corriendo en su boca, le estaba llenando el hocico con mi lechita, que él continuaba succionando sin parar...ahhhhhhh....
Me saqué la polla de la boca porque no podía seguir concentrada mamando, la corrida era muy fuerte y le apreté el rabo retorciéndome, sintiendo como me temblaba todo el cuerpo... y también él paró de golpe porque se corría...en mi cara. Un líquido caliente me caía en la boca, en la cara, en las tetas.... -Muuuuuy bien- atiné a decir bajito, casi sin fuerzas- muy bien, mi perrito, mi chico, así, ufffffff, joder, qué bien se lo haces a tu ama, te has portado muy bien...- y me restregué la lefa por todas partes, deprisa, jadeando, muy cerda, desparramada -qué rica tu leche, cariño, así me gusta, que se la des toda a tu ama, que te comas toda la mia, que te la tragues, sí, así, sí...


Y se giró, y me miró y sonrió, y me beso profundo con ese sabor a mi que me trastorna y me dijo te quiero perra... y yo me reí a carcajadas y le dije que lo amaba más que a nada, que era mi perro, sólo mío, y que me encantaba que estuviera esperándome cuando llegara de la calle, que era un perro muuuuuy bueno...
Y Óscar se levantó, tiró de mi y nos abrazamos frente al espejo.

Un viaje inolvidable

Esta es una historia que tiene algo de verdad pero mucho de fantasía. Se han cambiado los nombres para proteger a los inocentes.

Una semana que yo tenía libre en la universidad, me fui con mi novia y otra pareja amiga a un viaje por las montañas. Muchas veces habíamos ido mi novia y yo de viaje pero siempre con su familia, y como se puede entender, esos viajes eran muy zanahoria. Como teníamos ya tiempo saliendo juntos, los suegros no se opusieron que esta vez fuéramos solos con nuestros amigos. ¿Que de malo podría pasar? si van con Yelitza y José, ellos son muy responsables y seguro que no se atreverían a hacer ninguna locura - pensarían los suegros.

Lo cierto es que nos fuimos en el LTD que le había prestado el papá a José. Yelitza abrió la guantera y sacó un cassette con canciones de Juan Gabriel y nos pusimos a cantar las que estaban de moda en ese tiempo, tales como "Hasta que te conocí" y "Amor Eterno". Mientras tanto, Lorena y yo - así se llama mi novia de ese entonces - que estábamos en los asientos de atrás, estábamos bien encendidos, nos besábamos a cada momento, yo le agarraba las tetas y ella me apretaba mi verga con ganas. Lo único que se oía era los jadeos, y chasquido de nuestras lenguas. José, escuchando el jaleo que teníamos, lo único que nos decía era: hey, hey dejen el escándalo! - con un tono de guachafita. Yelitza nos decía: muchachitos! esperen a que sean de noche! - dijo esto entre broma y en serio.

Debo explicar aquí, que yo llegué a conocer a José y Yelitza por medio de Lorena, y desde que vi a Yelitza por primera vez me gustó que jode, y sé que ella también le llamé la atención por las miradas que siempre me daba cuando nos encontrábamos en algún momento, y más de una vez ocurrieron unos acercamientos físicos entre ella y yo. Nunca habíamos hecho el amor, pero ella no desperdiciaba ningún momento para restregarme sus senos por la espalda cuando iba a pasar en algún momento y yo me encontraba en el camino, o si nos tocaba sentarnos juntos en la mesa para comer, ella por debajo de la mesa ponía su mano en mis piernas y la subía como quien quiere y no quiere hasta mi entrepiernas. Pero esos juegos no iban más allá, porque aunque yo le seguía el jueguito y le correspondía con una agarrada de nalguitas, o un pellizco en una teta, yo estaba realmente enamorado de Lorena y se me hacía difícil tomar alguna iniciativa más comprometedora. Además, mi novia siempre me fue fiel, o por lo menos eso es lo que su conducta me hacía creer, y por eso yo no podía faltar a la relación.

El viaje ya estaba por terminar, y el ambiente muy frío indicaba que estábamos llegando a la casa que habíamos alquilado para pasar ese fin de semana en Mucuchies, pueblito pintoresco del Estado Mérida, que invita al romance por sus lindos paisajes y el ambiente fresco que tanto atrae a los maracuchos como nosotros. Ya el camino había cambiado desde una carretera asfaltada y con señalizaciones, a un camino de tierra con árboles de lado a lado que daba la impresión que estábamos en un país europeo. A las 6:30 de la tarde llegamos hasta la entrada de la casa, que estaba bien retirada de la carretera. Había pocas casas alrededor, las cuales se encontraban algo retiradas. Dicha ubicación era ideal para unos muchachos que estaban dispuestos a bonchar y hacer escándalos.

Pues, al entrar nos estacionamos, abrimos la puerta de la casa, y luego de darle un vistazo al lugar y darnos cuenta de que era un lugar no muy lujoso pero sí cómodo para las dos parejas, comenzamos a desempacar. Como habían dos cuartos, Lorena y yo nos apresuramos a tomar el cuarto con la cama matrimonial, llevado quizás por el cachondeo que teníamos por los toqueteos del viaje. -Verga primo, te vais a quedar sin cuarto!- exclamó José.

El resto de la noche transcurrió en la cocina preparando la cena, bebiendo cerveza, escuchando música, y echando chistes. Ya el alcohol nos estaba haciendo efecto. Las risas y carcajadas ocurrían por cualquier tontería, y las insinuaciones de Yelitza no se hicieron esperar. Debido al alcohol, sus toques a mi verga eran más evidentes, pero ni Lorena ni José se daban cuenta. Yo no le hacía mucho caso porque solo pensaba en cogerme a Lorena, terminar con el trabajito que comenzamos en la parte de atrás del carro. No puedo negar que cada toque de Yelitza me hiciera poner más duro de lo que tenía mi verga, y que disfrutara con pasarle un dedo por la raja de su culo cuando pasaba por su lado sin que los demás se dieran cuenta. Por su lado, ella se contoneaba aún más de la cuenta y su mirada subyugante era cada vez más reveladora.

Luego de que estuvo lista la comida (que consistía en parrilla de carne, puerco y chorizos) nos sentamos en la mesa del porche a deleitarnos con tal alimento. En la medida que comíamos el efecto del alcohol se iba disipando y la conciencia volvía a ponerme con los pies sobre la tierra. Ya las risas eran menos intensas y los chistes malos no eran tan frecuentes.

La mesa era pequeña y rectangular, por lo que cada uno tenía una persona justo en el frente. José y yo nos sentamos primeros, para poder conversar sobre el próximo semestre que íbamos a inscribir. Las muchachas estaban preparando la comida para llevarla a la mesa. La primera de ellas que se sentó fue Yelitza y lo hizo en la silla que estaba en frente de mí, y Lorena se colocó frente a José. Al poco tiempo de haber comenzado a comer, Lorena puso su mano en mi pierna derecha y comenzó a sobarla y de vez en cuando tocaba mi pene que seguía duro como una piedra. Ella se acercó a mí y con una sonrisa de oreja a oreja me dijo en el oído: Ujum! estas durito ¿no? esta noche te voy a dar un trabajito con mi boquita que va a domar a ese semental! - exclamó entre risitas.

José y Yelitza nos miraban sin poder aguantar la risa, por lo que Lorena se volvió a acomodar en su asiento y yo continué comiendo. De repente sentí que una pierna me tocó el ruedo de mi pantalón, y que poco a poco iba subiendo por mis piernas rozándolas hasta que su pie llegó hasta mi verga. Esta Lorena está super cachúa! ya no se puede aguantar- me dije por dentro mientras dejaba escapar una sonrisa- Pero poco a poco me di cuenta que no podía ser Lorena, porque los movimientos delataban que era ¡Yelitza! quien me toqueteaba directamente en mi verga. Como la mesa era pequeña, no tenía que hacer mucho esfuerzo para realizar tal proeza. Sus movimientos eran suficientes para que mi verga se entusiasmara más y me recorriera una sensación de placer por mi espalda, y por un momento dejé de comer para sentirlo. ¿¡Que pasa bebé, no quieres comer más!? -inquirió Lorena- No pasa nada mi vida, solo disfruto esta comida tan rica - contesté nervioso - José y Yelitza se rieron a carcajadas y el primero me dijo: Ay verga! ¿Qué te pasa muchacho, como que te cayeron mal las cervecitas? Ante esto no me quedó más que disimular la situación y me excusé diciendo que tenía que ir al baño para orinar. Me levanté y me fui directo al cuarto, tratando de ocultar mi tremenda erección.

Cuando estuve en el baño, me saqué mi verga violentamente y me lo apreté fuertemente, produciéndome una sensación intensa de placer. No pude más, y me comencé a mover mi mano alrededor del machete de arriba a bajo. La sensación era intensa, cerré los ojos, y mis movimientos eran muy rápidos, hasta que en pocos instantes estaba expulsando toda la leche que estaba acumulada en mis cojones, acompañado de movimientos espasmódicos de todo mi cuerpo, y unos gemidos apenas reprimidos para que no se dieran cuenta de lo que andaba haciendo.

Ya eran las casi la 1:00 y ya estábamos cansados por el largo viaje. Lorena estaba acostada en el sofá completamente dormida, José bostezaba a cada momento y Yelitza estaba terminando de lavar los platos que habían quedado sucios de la cena.

- Los cuartos no están arreglados todavía, no limpiamos cuando llegamos y está full de polvo - dijo Yelitza - ¡yo no voy a dormir así! - agregó. Como yo sufro de alergias, me preocupó la situación y dije:

- ¿Qué vamos a hacer entonces? ¡yo no quiero estornudar toda la noche¡ - agregué con tono de preocupación.

José que estaba todavía en la terraza y había escuchado la conversación, se acercó y dijo:

- A mi me dijo el dueño de la casa que en el closet que está en la lavandería habían sábanas adicionales y varias colchonetas, que tenía allí para casos en que los cuartos no fueran suficientes para el número de personas.

- ¡Menos mal¡ - dijo Yelitza, y agregó con entusiasmo: ¡¿que tal si dormimos todos en la sala?¡

- Por mí está bien, contestó José rascándose una bola mientras caminaba hacia la lavandería a buscar las cosas.

A mi me dio gracia el asunto, y no me negué puesto que con el estado en que estaba Lorena, yo sabía que esa noche no iba a haber función.

Al fin, todo estaba listo en la sala para dormir. Tanto Lorena como Yelitza se cambiaron y se vistieron con mono y franela, mientras que José y yo seguíamos con los bluejeans que nos habíamos puesto cuando nos bañamos al llegar, porque nos protegían del fuerte frio que estaba haciendo esa noche. Colocamos las colchonetas en el piso y las chicas colocaron hábilmente las sábanas y las cobijas. Lorena fue la primera en acostarse en el borde derecho de la improvisada cama y yo me acosté a su lado dándole un abrazo y un beso largo en la boca, ella lo recibió, pero me dijo: Vamos a dormir mi bebé, ¡estoy muerta! mañana te compenso, ¿si?

¡Yo me quedé con unas ganas de cogerme a ese culo! y me desvelé. Me pareció que pasaron como 30 minutos pensando en la inmortalidad del cangrejo, cuando mis ojos comenzaron a cerrarse producto del cansancio del viaje y de las curdas. De repente, cuando ya estaba casi vencido por el sueño, sentí una mano que levantó mi franela y se metió dentro para sobarme mi pecho. ¡Eso me hizo saltar el corazón! ¡Por fin Lorenita se apiadó de mí! -pensé. La mano comenzó a jugar con mis pelos, haciendo bucles con ellos. Después comenzó a bajar sobando mi estómago, y pronto estaba debajo de mi pantalón agarrando mi verga que comenzó a crecer rápidamente. No se apresuró a masturbarme, se tomó su tiempo para sobar mi miembro y mover su piel para dejar al descubierto la cabeza. Con una habilidad indescriptible continuó haciendo ese trabajo que me hacía delirar de placer.

Yo estaba acostado boca arriba, y moví mi mano izquierda buscando el cuerpo de la autora de esas caricias para retribuírselas, pero fue infructuoso porque ella se había rodado de tal forma que no podía tocarla sin moverme lo suficiente para ello. En ese momento no entendía lo que pasaba por lo dormido que estaba. ¿Cómo puede estar tan lejos si siento su mano tan cerca? me pregunté. De repente todo tomaba sentido de quien era la verdadera autora de esas delicias, ¡no podía ser más que Yelitza! Antes de que pudiera reaccionar de alguna manera, sentí una respiración en el lado derecho de mi cabeza e inmediatamente sentí una lengua que comenzó a rozar mi oreja. Eso me dio un gran escalofrío, y a la vez me paralizó todo. No podía creer lo que pasaba, nunca me imaginé que esto iba a suceder. Siempre pensé que entre Yelitza y yo solo podía haber esos juegos llenos de morbo, ¡pero nada más!

Lo cierto es que siguió moviendo hábilmente su mano dentro de mi pantalón y metiéndome la lengua hasta el ¡oído medio! Todo mi cuerpo se estremecía y tenía que ahogar cualquier sonido que saliera de mi garganta para evitar que los otros se despertaran. Acto seguido, sacó mi verga del pantalón, y siguió meneándola de una forma exquisita. Luego sentí como su boca se separaba de mi oreja y su aliento comenzó a moverse desde mi pecho hasta posarse entre mis piernas. Su lengua comenzó a rozar suavemente mis bolas que agarraba con su mano derecha. Hizo varios toqueteos, pero pronto comenzó a subir su boca hasta encontrar mi cabeza que envolvió con sus labios carnosos. Con movimientos de arriba a bajo chupaba intensamente mi miembro. Todo esto debajo de las sábanas que nos acobijaban del frio que desde ya hace rato no sentía. ¡Que sensación tan deliciosa experimentaba yo en ese momento! Tan solo el pensamiento de estar haciéndolo tan cerca de otras personas me hacía estremecer hasta tal punto que no podía acallar mis gemidos; no se como Lorena y José no se despertaron, me imagino que era por el cansancio y el licor que los dejó exhaustos.

Yelitza seguía haciendo su trabajo con mi verga, con movimientos de su boca y de su mano. De repente, paró su mamada para ponerse encima de mí, y tomando mí boca con la suya introdujo su lengua dentro de ella, compartiendo los jugos que había extraído de mi miembro. No se como hizo, pero con unas pocas maniobras de sus caderas, ya tenía mi verga dentro de su vagina. ¡Ufff, que delicia sentí cuando entré en su cueva del placer! Sus movimientos no se hicieron esperar, eran tan lentos pero profundos que me enloquecían. Sentía esa sensación de eyaculación inminente que no terminaba de venir, haciéndome delirar, rogando que por fin acabara. Yo la tomaba por las caderas para apresurar el paso, ella me chupaba la lengua como una poseída. Nuestros alientos se confundían en un solo soplo, que al momento del orgasmo se hizo tan intenso que me hizo desvanecer por unos segundos. ¡Al fin se produjo el desenlace de tal odisea! los chorros de leche se escaparon con tal fuerza que debieron inundar toda su gruta, ya que sentí que se escapaban hasta mis bolas. Nos quedamos quietos para saborear la sensación de alivio de la tensión que genera el acto sexual cuando es intenso, y luego, en silencio, ella se separó de mí y se acostó a mi derecha.

Yo me quedé atónito por lo que había pasado, no podía moverme. No sabía que hacer en ese momento, por lo que me quedé callado, con los ojos cerrados para asimilar todo lo que había ocurrido. ¿Qué hacer en esta situación, que palabra debe salir de mi boca? Ninguna respuesta me llegaba a mi mente, estaba en blanco. En un rato sentí como Yelitza se levantó y caminó hacia un lugar, que después de un rato, supe que era el baño al oír sonar la poseta. En el momento que se levantó pude relajarme, por lo que pude pensar y se me ocurrió que lo mejor era hacer como si nada hubiera sucedido, ligando que ella hiciera lo mismo, ya que cualquier comentario o insinuación daría pié a una situación muy incómoda.

Ambos nos quedamos dormidos sin cruzar ninguna palabra. Al amanecer, abrí los ojos y vi que todos seguían dormidos todavía. Yo di un sobresalto recordando lo que había ocurrido, y porque sentía la sensación de mis bolas todas empegostadas por la leche que había derramado en la madrugada. Me paré y fui al baño tratando de hacer el menor ruido posible. Me di una ducha exquisita con agua caliente, que me calmó sobremanera.

Durante todo ese día compartimos como si nada hubiera pasado. Yo disfrutaba con mi novia y José con Yelitza. Ella me hacía los jueguitos furtivos de siempre. Nunca más ocurrió nada como esto. De hecho José y Yelitza se casaron y viven felices con sus hijos.

En ocasiones he dudado de que hubiera sido cierto todo lo que recuerdo. ¿Y si fue un sueño? ¿Y si la leche que encontré en mi cuerpo fue producto de una emisión nocturna por ese sueño tan excitante? Mi respuesta es que mejor quede todo en mi recuerdo o mi fantasía, de donde frecuentemente la revivo para autocomplacerme en noches de soledad