martes, 8 de noviembre de 2011

CHANTAJE, TRAICIÓN, Y A PESAR DE TODO, AMOR

Dos sonoros y fuertes guantazos (que más querían demostrar su autoridad que provocarme excesivo dolor) me picaron y enrojecieron mi cara nada mas abrir la puerta cuando sonó el timbre, y quedarnos solos al cerrar de nuevo la puerta. Mi falta: me pilló con los vaqueros, una blusa cerrada y lo que es peor, llevaba puestos sujetador y bragas. Prendas que me tenía terminantemente prohibidas. Cuando venía a casa, tocaba al telefonillo pero esta vez se encontró con el portal abierto; algún hijo de puta de vecino lo dejó así. O sea que subió directamente a mi piso y yo pensé que podía ser cualquiera menos él. Venía a mi casa muy esporadicamente y la mayoría de las veces avisando antes por teléfono. Así que no me lo esperaba y llevaba puesta la ropa que a mi me gustaba y con la que me sentía tan cómoda.. Ni tiempo me dio a quitarme el otro zapato en cuanto le vi, pues en su presencia tenía que estar siempre descalza, así que empecé a quitarme los

zapatos nada mas verle en el umbral de la puerta cuando me arreó aquellas dos bofetadas..


- ¡ Qué te tengo dicho hija de puta ¡ Es que hablo en chino o crees que soy tonto…? –

- Perdona Javier, no te esperab…- Otra hostia.

- Que no me tienes que esperar mala puta, que debes estar siempre vestida como te tengo dicho: O sea falda y camisa o blusa abiertas y sin nada más debajo, que una hembra debe estar siempre desnuda interiormente esté yo presente o no…Y además, con tus vaqueritos y tu blusa seguro que llevas puesto el sostén y las bragas no guarra…?

- Sssi…por favor perd….- Otro tortazo en plena cara.- Empecé a desnudarme.

- ¡ No,no, no nena, no hace falta que te desnudes ya…Quédate con tus pantaloncitos puestos que yo me largo, está claro el interés que tienes por mi en vista de tu “obediencia”… ¡! Ahí te quedas mierda asquerosa ¡!


Se me derrumbó el mundo.. Me abracé a sus piernas de rodillas implorándole que no se fuera…

- NO, por favor Javier, te lo suplico no te vayas; no me dejes cariño te lo ruego; te juro que no volverá a pasar, por favor déjame desnudarme cariño; perdóname te lo suplico pero no te vayas; no me hagas eso, no te vayas. Jamás te vuelvo a fallar pero por favor no me dejes.-


Le suplicaba con los ojos arrasados en lágrimas y recibiendo sus patadas para que le soltara.. Si ese hombre se iba de mi vida era preferible morirme; ya no podría vivir sin él. Dependía demasiado de Javier en todos los aspectos:, me tenía completamente dominada no solo porque estaba absoluta y totalmente enamorada de él, sino también porque acabaría con la poca, poquísima honra y dignidad que aún me quedaban: Tenía fotos y vídeos de todos nuestros encuentros y me tenía amenazada con mostrarlas a mi marido, mis hijos y toda mi familia, incluso con colgarlas en Internet si no hacía todo cuanto él quisiera.. Al principio me dio asco y le odié profundamente. Pero conforme pasaba el tiempo iba aceptando resignada mi situación, llegando incluso a volver a estar encandilada de aquel soberbio macho que me tenía en sus manos. Ahora yo estaba allí, tirada a sus pies, arrastrándome para sujetarle y llorando como quien pierde a un hijo, estaba dando una imagen de lo más denigrante, baja y humillante a la que una mujer puede llegar pero no me importaba. Solo quería lograr mi máxima aspiración y objetivo de mi vida en aquellos momentos: Que no me dejara.


Que cómo le conocí y me veo ahora en ésta triste y penosa situación es largo de contar. Pero bueno, lo haré lo más resumidamente posible para que se comprenda mejor como caí en sus garras y exculparme un poco de mi denigrante y sórdida conducta.

Yo era (y aún lo soy de cara al mundo) una ama de casa completamente normal y decente. Atendía mi casa como cualquier mujer casada y a mis dos hijos ahora de 16 años el menor y 19 la niña. Mi marido es empleado de banca y a sus 52 años (ahora 53, pues de ésta historia hace año y pico) cada vez le notaba más cansado y me tenía algo “desatendida” cuando siempre, lo reconozco, he sido una mujer muy ardiente, incluso ahora a mis 42 años.


El caso es que una mañana salí a hacer la compra, y al pasar por una cafetería me apeteció entrar y desayunarme con un buen café y unas tostadas. El local estaba abarrotado de gente y eso que era temprano, las 8:30 o así… Difícilmente iba a tener la suerte de poder, no solo de pedir mi desayuno en alguna mesa, sino incluso en la barra, de tantísima gente como había allí.. Cuando casi estaba a punto de irme y buscar mi desayuno en otro sitio, tuve la suerte de que una mesa quedaba libre y me apresuré a ocuparla.

Me senté inmediatamente y viendo a los camareros bastante ocupados, decidí echar paciencia. Así que encendí un cigarrillo dispuesta a no renunciar a mis tan apetecibles tostadas y cafelíto. Tenía toda la mañana por delante para mi solita hasta las 3 de la tarde que no llegaban mi marido y los niños; no era mucho lo que tenía que comprar y pensaba hacer una comida que no requería demasiado tiempo. En cuanto a la casa, la dejé impecable el día anterior.

El tiempo pasaba y por más que llamaba una y otra vez a los camareros que pasaban cerca, el “enseguida le atiendo”, se repetía ya demasiadas veces. No daban abasto.


De repente se acercó a mi mesa un hombre portando una bandeja con su desayuno y casi haciendo malabarismos se dirigió a mi diciendo:

- Perdone Señora, buenos días, me permite sentarme aquí…? Ya ve vd. cómo está esto…

Si había logrado conseguir su bandeja, podía haber seguido en su lugar en la barra y dar cuenta de sus viandas sin molestarme, pero por educación y pensando que el hombre buscaba algo de comodidad le dije que si.

- Gracias, es vd. muy amable, no sabe cómo se lo agradezco.. Con su permiso..- Y se sentó. Seguro que no pasaba de los 30 o 32 años y aunque no era muy atractivo, se veía que cuidaba su aspecto pues llevaba ropa bastante elegante que le conferían un porte muy distinguido: chaqueta azul marino de apreciable calidad, pantalón vaquero celeste, camisa blanca algo abierta que dejaba ver un velludo pecho muy varonil, y zapatos al parecer de piel y de color negro. Iba en verdad bastante bien vestido. Lo dicho, un porte muy atractivo, distinguido y viril. Sabía vestir bien aquel elegante y atrevido desconocido.


Empezó a darme “palique” y yo por cortesía le seguía la corriente pues al fin y al cabo solo hablaba de cosas triviales. Llevaba yo más de un cuarto de hora esperando a que me sirvieran y él pareció darse cuenta de eso:

- Todavía no le sirven…?

- Que va, ni siquiera he podido pedir el desayuno todavía; no hay forma de que algún camarero se pare a preguntarme.

- Eso lo vamos a arreglar ahora mismo.- Levantó una mano y gritó: ¡! Alberto ¡! De momento y como por ensalmo ya tenía en la mesa a un camarero.

- Alberto joder, que la señora lleva aquí ya un buen rato y no ha venido nadie a servirla….

- Perdone Vd. Don Javier, ya ve cómo estamos…

- Bueno hombre te entiendo, pero atiéndele ya que se le va a ir la mañana esperando.-


En cuestión de 5 minutos tenía delante de mi mis tan anheladas tostadas y café bien calentito. Se veía que respetaban y mucho al tal Javier que debía ser un buen cliente, amigo del dueño o persona de indudable influencia en aquel sitio.


Le di las gracias y me dispuse a comer. Luego siguió hablándome y yo, por agradecimiento y por el detalle de preocuparse de que me sirvieran, seguí su conversación que empezaba a ser bastante amena.

Era simpático y agradable aquel hombre. Me sentía bien en su compañía, halagada incluso, ya que parecía sentirse a gusto con una mujer que bien podía superar su edad en más de diez años..

Como toda mujer, me di cuenta que poco a poco entraba en terreno “delicado”.. Me decía cosas que me gustaban. Tales como mi simpatía, amabilidad y mi atractivo físico; pero todo de una forma muy delicada y caballerosa, por lo que me hacía sentir tranquila y sobre todo muy orgullosa y satisfecha conmigo misma, pues reconozco sin falsa modestia, que en lo de mi físico no estaba falto de razón a pesar de mis cuarenta y dos años.. Todo eso luego de contarnos nuestras respectivas vidas: yo casada y con dos hijos, él separado y sin hijos etc..etc.. O sea que poco a poco me fue llevando a su terreno dándome absoluta confianza en él.


En fin, que sin darnos cuenta estuvimos así por más de hora y media y al despedirnos me preguntó si podríamos vernos al día siguiente allí mismo… Sorprendida por su atrevimiento y seguridad en sí mismo, iba a responderle que no; que yo era una mujer casada y bla..bla.. Pero me vi ante mi sorpresa y evidentemente ruborizada diciéndole que sí, aunque sin darle seguridad (por no parecer una mujer facil) aunque yo sabía (y sin duda él también) que allí volveríamos a vernos a la mañana siguiente.


Se sucedieron los días y cada vez tenía más ilusión por que llegara el siguiente y estar con él… Sus galanteos y piropos eran cada vez más frecuentes y poco a poco fuimos intimando hasta acabar en su lujosa casa unas veces, y otras en la mia por las mañanas que estaba sola; vivía demasiado lejos y a él le resultaba más fácil venir a mi casa.


En uno u otro sitio, yo disfrutaba del sexo que me daba como nunca en mi vida lo había conocído.. Como dije al principio, no es muy atractivo pero su elegancia, distinción, y su comportamiento de macho muy viril en el sexo me tenían absoluta y completamente fascinadas; anhelante de que llegara el momento de estar con él. Cada vez avanzaba más en su intención de dominarme (ahora lo comprendo perfectamente) insinuándome aquellas cosas que le gustaban y que deseaba que yo le diera. Por supuesto yo cedía cada vez más a sus caprichos. Era ya incapaz de negarle nada, temerosa de que se cansara de mi y buscara sus gustos con otra u otras, pues estaba segura de que más de una mujer había pasado por sus manos; pero eso no me importaba.. Solo veía que en ese preciso momento estaba con él. Orgullosa, feliz, contenta y halagada de que conmigo MI MACHO lo pasaba bien.


Ahora soy de Él.. Le pertenezco en cuerpo y alma y bajo todo concepto y por él he llegado a caer a lo más bajo que una “hembra”, como suele llamarme, puede llegar.


Por cierto, que no me he presentado. Me llamo Julia… Aún, (pues hasta eso llegará a quitarme: hasta mi propio nombre.) mido 1,65 y peso unos 70 kg; mis ojos negros, nariz pequeña y redondita; labios algo carnosos; y pelo rubio con mechas. Dicen que mis piernas son bonitas, mis pechos firmes y atrayentes para mi edad y un culito redondo y bien formado que gusta a los hombres. En fin, que siendo una cuarentona, los tíos siguen mirándome con insistencia y hasta alguno me piropea y todavía vuelven la cabeza al pasar por donde voy observando atentamente a una mujer atractiva. Y no voy a negarlo. Como a toda mujer, me gusta y me halaga muchísimo eso..


Ahora, una vez conocida la forma en que le conocí y me hundí en su mundo, vuelvo a la actualidad…


Ya me tenía bien advertida de lo que significaría dejarme “libre”:.. Todo “el material” en fotos y vídeos que tenía de mi, pasaría a ser del dominio público; y la sola idea de ello me aterraba: Mi marido, mis hijos, toda mi familia.. Y no estaba dispuesta a eso. Por otra parte, estaba el irrazonable e insensato amor que sentía por aquel desalmado que me tenía en su poder… No lo sé, es como esas madres que siguen cuidando y queriendo a sus hijos a pesar de que estos llegan a hacerla sufrir lo indecible, llegando incluso a agredirlas; pero cómo podía yo comparar el amor a un hijo, con amar desesperantemente a un tipejo de la peor calaña. Y digo de la peor calaña, porque el chantaje solo fue el principio: Iba a utilizarlo. Y bien..


Tenía ya el pomo de la puerta agarrado para largarse y yo seguía suplicándole.. Pero antes de abrir la puerta, pareció compadecerse de mi diciéndome,


- Está bien puta, puede que haya una forma de que arreglemos esto y me demuestres de verdad que me quieres y que vas a obedecerme como me prometiste y para que veas que no soy tan cruel pero tampoco idiota, voy a darte una única y oportunidad.

- ¡ Levántate ¡

- Claro que sí cariño, gracias. Gracias de verdad, te juro que no volveré a equivocarme, perdóname pero es que tenía frío y no te esperaba..

-Ya, tenías frío.. Y para que está el teléfono..? Si estás pasando frío me llamas o me das un toque para que te llame yo y no gastes en t e l e f o n o (recalcándome bien esto para recordarme que también me ayudaba económicamente) y me pides permiso para abrigarte, y yo te lo hubiese dado o no.. Pero no, tenías que actuar por tu cuenta pasando de mi como de un imbécil..

- Eso sí que no amor mío, pasar de ti jamás y menos considerarte cómo dices.. Y si, tienes razón, tenía que haberte llamado. Lo siento, no caí.. Por favor, perdóname y déjame que te demuestre que no volveré a hacer nada que tú no sepas.. Me desnudo ya para ti, vale cariño..?

- Pues claro, quítate esa mierda de ropa y escúchame con atención.


En el acto quedé completamente desnuda, con mis pies descalzos y de puntillas como sabía que a él le gustaba.. Quería agradarle a toda costa y hacer que se le pasara el cabreo.. Tal vez se hubiese cansado ya de mi, habida cuenta de que también me daba dinero (la nómina de mi marido solo servía, sobre todo desde la entrada del €, para entramparnos más pagando con tarjetas y pedir préstamos) así que me puse muy mimosa pegando mi cuerpo desnudo al suyo, sintiendo la calidez y suavidad de su ropa y pensando con envidia que él tenía todo el derecho a estar vestido y calentito, mientras yo, su hembra, tiritaba de frío.. Y en verdad que venía muy guapo con aquel traje de chaqueta gris y camisa negra que suavemente le desabotoné para acariciarle con mis dedos y uñas el vello de su pecho. Sabía que eso también le gustaba, y a mi también. Me tenía loca de pasión aquel varonil cuerpo y estaba dispuesta a “aprovechar” aquella oportunidad que iba a darme. Pronto sabría qué nuevo y extravagante capricho iba a pedirme abusando de su poder sobre mi.


- Lo que tú digas cariño, dime qué quieres que haga para ti; pero no te enfades conmigo mi rey.- Le susurré mientras seguía acariciando suavemente su pecho, con la otra mano su nuca y con mis pechos pegados a su cuerpo y mi rodilla acariciándole la bragueta que ya la sentía caliente y abultada. Era un macho insaciable y ya empezaba su pene a exigir “mis servicios”.


- Pues verás –empezó diciendo mientras se dejaba acariciar- tengo un amigo algo mayor al que debo muchísimo pues me ayudó muchísimo cuando empezaba en mis negocios siendo yo muy joven. Enviudó hace año y medio, y el pobre lo está pasando fatal, quiero que recupere el ánimo y la ilusión por vivir pues según dice la vida ya no le interesa viéndose tan solo desde que perdió a su mujer. Me da muchísima pena y quiero ayudarle yo ahora pues te vuelvo a repetir que le debo y le respeto pero que mucho.. Voy a traerlo mañana aquí o nos vemos en mi casa si te viene mejor para que tenga alguna compañía de vez en cuando, ya que no tiene ni familia ni siquiera una simple amistad. Siempre encerrado en su casa a ese hombre le va a dar algo. No te da pena..?


- Pues claro que si cariño, pobre hombre, y eso habla muy bien en tu favor cariño. Hay que ser agradecidos.. Quieres que por un rato no esté tan solo; que charle y se distraiga con nosotros..-

- Eso es nena.. Y sobre todo que seas muy amable con él. Que se sienta a gusto contigo.

-Sssi..ssi, claro que seré amable.. Pero qué quieres decir exactamente con eso de que esté a gusto conmigo…? –

El temblor de mi cuerpo por el frío que sentía desnuda en mi cocina se duplicó pues enseguida intuí lo peor.

- No te me hagas la tonta nena que sabes muy bien lo que quiero decir y solo te lo voy a decir una vez: Él vendrá mañana conmigo y tú le servirás de la forma que te pida… ¡ Cualquier cosa ! Está claro..?

- Nnno…nno puedo creerlo, Javier.. No me pidas eso por favor; ya me duele muchísimo el corazón y la conciencia me tortura cada día por engañar a mi pobre marido sin merecerlo..Pppor..fav..no.


Mis lágrimas escapaban a raudales.. Quería convertirme en una puta cualquiera, y además con un viejo. Era sencillamente monstruoso que me pidiera tal cosa. Nunca estuve con ningún hombre que no fuera mi marido hasta que le conocí y no pude evitar serle infiel.. Ahora quería que le fuera infiel por segunda vez, con otro hombre, como una prostituta barata y sin poder excusarme a mi misma de engañarlo así por amor a otro hombre del que no pude evitar enamorarme… Era espantoso.


-Javier no..no.. Te lo suplico, no me pidas eso.. Seré amable con él, le atenderé bien; le escucharé y hablaremos para que se distraiga, pero no me conviertas en una puta. Yo solo soy tu puta como a ti te gusta llamarme, pero para ti nada más y haré lo que tú quieras, pero eso no por favor… No me lo pidas.


- ¡ No te lo estoy pidiendo puta de mierda ¡ Te lo estoy exigiendo y ordenando, y lo harás.. Se lo he prometido idiota y le respeto demasiado como para quedar como un pardillo con él.. Está deseando y con toda la ilusión del mundo que llegue mañana; algo que no sentía el pobre hombre desde hace ya demasiado tiempo.-

- J..Jav..Javier no, por favor.. Te lo suplico…

Me apartó bruscamente de su lado agarrándome fuertemente por los pezones..Vi las estrellas por el intensísimo dolor al mismo tiempo que el odio en sus ojos.

- ¡! Pero qué estás diciendo puta, que me vas a hacer quedar como un tonto después de habérselo prometido..? ¡! Tú me perteneces nena, harás por mi lo que sea. O te olvidas de lo que hago por ti..? El mismo cornudo de tu marido está orgulloso de ti porque cree que administras también el dinero que su mierda de sueldo os permite llegar a fin de mes.. Y es gracias a mi guarra, que aunque te tenga en mi poder por las fotos que pienso sacar a la luz, también he sido muy considerado contigo y te trato hasta con cariño. Eso si, soltando pasta para que viváis bien a costa del imbecil no..? Lo último fue la reparación de vuestro cochecito, y una consola con tv incluido que a tu nene le hacía mucha ilusión. Me cuestas una pasta nena y esa es la otra importante razón por la que me perteneces y tragarás con todo lo que yo te mande.. ¡! Contesta puta de una vez para que me vaya o me quede ¡!!


Tenía razón en lo del dinero, aunque exigente conmigo hasta convertirme en su esclava, siempre se mostró generoso, cariñoso, siempre atento a que yo también obtuviera mi placer en el sexo, cosa que a veces mi esposo no tenía en cuenta.. Pero maldita la hora en que acepté su dinero… Y maldita la hora en que le conocí. Me tenía en sus manos, era su esclava. Ahora quería además que fuera su puta y chulearme.


Entendí claramente que no tenía escapatoria y en esos instantes solo quería aliviar la tortura en mis pezones.. Así que como una autómata me vi respondiéndole como quería,

- Es..est..está bien Javier.. Vale, lo haré..Lo haré. Tráelo mañana.-

- Eso está mejor putilla.. Sabes lo que te conviene.-

Soltó mis pezones que aún me dolieron más al soltarlos y me los masajeó chupándolos suavemente.

Inexplicablemente, la cara interna de mis muslos estaban chorreando del espeso flujo que escapaba de mi vagina. Y no era por sus chupeteos en mis pechos; siempre me pasaba cada vez que me trataba así y me obligaba a obedecerle en las muchas porquerías y normas que me exigía e imponía a su antojo.

Lo siguiente fue un golpe leve, que quería ser una caricia, en uno de mis pechos, después una caricia en mi pelo, alborotado por sus guantazos y mirándome fijamente a los ojos me ordenó de nuevo,


- Mañana vas a ser muy “amable” con José, que así se llama, Don José para ti. Le vas a tratar como si de mi mismo se tratara y no se hable más.. Te ha quedado claro…?

- Si Javier, muy claro.. Trataré a tu amigo José bien-

De nuevo otra hostia en la cara que me sacudió todo el cuerpo.

- Cómo que a mi amigo José..? Repite cómo debes dirigirte a él.-

- Qu..que trataré bien Don José, como a ti mismo..-

-Eso está mejor.. Tienes que respetarle al máximo incluso aunque no esté presente. Así que imagina cómo quiero que te comportes cuando estés en su presencia. Lo has entendido..?

- Si Javier..De acuerdo.. No te haré quedar mal, voy a ser todo lo puta que tú quieras.- Dije prorrumpiendo en un sonoro llanto.

-Eso está bien., no esperaba menos de ti. Deja ya de llorar, verás que no será tan malo y además es otra cosa que me pone super cachondo y tú me prometiste hacer cualquier cosa que me pusiera bien caliente si o no…?

- Si, si Javier.-

- Y me pone así porque eso te hace más mía.. Más mi esclava, cosa que también me prometiste. Y lo que a mi se me promete se cumple, por eso te amenacé con mostrar las grabaciones que te hice en mi casa . Una mujer hace de todo cuando está enamorada, pero siempre acaban cansándose de obedecer órdenes por amor a un tío; así desaparece primero la esclava y después el amor.. Y conmigo no se juega nena. Quiero una esclava real, porque más tarde o temprano termináis por cansaros de amar.. Ahora voy a sentarme un rato en el salón, sírveme una cerveza y unas aceitunas.-

- Bien Javier, enseguida te sirvo.- Era la frase que siempre debía utilizar cuando me mandaba servirle cualquier cosa.


Pensé en sus palabras mientras le preparaba la cerveza. Desde luego era inteligente el muy cabrón cuando quería algo; sabía cómo asegurarse de no perderlo. Así sería también en sus negocios y por eso creo que tenía tanto dinero.. Tenía varios negocios, entre ellos una agencia de compra-venta de todo tipo de vehículos… Y “otros” que llegué a conocer y con los que ganaba buenos capitales para llevar la más que desahogada vida que disfrutaba: Unos coches que quitaban el aliento y en su enorme casa un lujo de película; una casa en la que me sentía aún más inferior de lo que ya era ante él. Cuatrocientos metros cuadrados de caoba; cuadros carísimos, cortinas dignas de un salón real; tecnología de todo tipo. Y una cocina de ensueño que una vez me obligó a limpiar completamente desnuda y que me llevó toda la mañana, desde las siete en que se fue mi marido a trabajar y él ya me esperaba con su flamante coche para llevarme, hasta las dos de la tarde .que me devolvió a mi casa con el tiempo justo para preparar una comida rápida a mi familia a quienes dije que estuve toda la mañana limpiando a fondo y no tuve tiempo de cocinar otra cosa… Y no mentí. Solo la cocina era tan grande como la mitad de mi piso, que venía a ser de unos 70 metros cuadrados.


Y allí tenía a mi dueño y señor, ahora mi chulo también cómodamente sentado en el sofá esperando a su criada.


Descalza y de puntillas, puse en la mesita, cerca de él, la cerveza y un platillo de aceitunas.

Pero a pesar de tenerlo todo a la mano, él nunca se molestaba en inclinarse para tomar el vaso, sino que yo, sentada en el suelo y a sus pies tenía que acercarlo a su mano, y lo mismo con la bandejita de aceitunas; acercarle también el cenicero cuando encendía su cigarrilo o tomar la ceniza en mi mano para volcarla luego en el cenicero yo misma. Era todo un sibarita que disfrutaba plenamente de todas sus “pertenencias”, y yo era una más de ellas.


Estaba serio y pensativo mientras tomaba tranquilamente su cerveza que yo ahora devolvía a la mesa después de que le diera un sorbo.

- ¿Te pasa algo..? Pregunté preocupada como una tonta.

- Nada, solo pensaba en mi amigo Alfredo. En que quiero quedar bien con él y temo que me de alguna queja de ti. Su virilidad ya no es la de antes y no sé cómo coño se le va a poner tiesa. Temo que se cabree y me diga que es por tu culpa, que no pones interés porque no me respetas nada. Me sentiría absolutamente ridículo. Espero que tome la viagra o algo así..-


Como abnegada amante, y estando ya casi resignada a mi destino con ese hombre, malvado hombre que me convertiría en lo último que jamás pensé que llegaría a ser, le consolé como una verdadera idiota.

- No te preocupes, haré todo lo posible para que se lo pase bien y cumplas como le has prometido.-

- Bien nena, es lo que espero de ti cielo.- Me dijo aquello al tiempo que acariciaba mi cabeza como se hace con un buen perrito obediente. Luego chasqueó los dedos (cosa que yo estaba deseando) y me incorporé de rodillas y abrir la cremallera de su bragueta. Con delicadeza y muy suavemente extraje de su pantalón aquel pene que tanto deseaba; de nuevo ante mi, tieso y durísimo; no demasiado largo, pero sí gordo y con su glande que descubrí suavemente hinchado y violáceo; impaciente y exigiendo imperioso mis caricias.


Luego de unos cuantos besitos de respeto (como él me tenía instruida) lo acaricié con mis labios durante un buen rato para después meterlo lentamente y por entero en mi boca bien ensalivada como también me tenía ordenado que se la chupara. En cuanto tocó mi garganta, no pude aguantar una arcada ya que había crecido más al sentir las caricias de mis labios y lengua y mi boca completamente inundada de saliva para él. Lo metía y sacaba lentamente , como sabía le gustaba; brillante de saliva y bien duro y de repente y como casi siempre, la humillación que le excitaba más aún:


- Enciéndeme un cigarro y ten cuidado de no mancharme el pantalón cuando me corra, ya sabes lo que me pasa con la leche.-


Me cabreaba mucho tener que cortar con mi labor y me humillaba que fumara placenteramente mientras yo le daba placer; pero bueno, quien manda, manda y puede hacer lo que le plazca con “su propiedad” y seguro que era eso lo que quería dejarme bien claro, además de excitarle aún más. Y lo que le pasaba con su leche era sencillamente que le repugnaba el semen. La primera vez que me lo dijo (ya me tenía casi “en el bote”) me humilló y degradó hasta hacerme sentir sucia y la más baja y guarra de las mujeres… Le daba asco su propio fluído cuando yo tenía que tragármelo. A mi sí que me daba verdadera repugnancia pues jamás hasta que le conocí había hecho eso ni siquiera con mi marido al que, aunque de tarde en tarde se la chupaba, jamás llegó a eyacular en mi boca. Así que la primera vez que tuve que tragarme el esperma de Javier, vomité todo el desayuno de ese día e incluso creo que la cena de la noche anterior.. Ël se echó a reir viéndome “largar” y me dijo que tranquila, que ya me acostumbraría.


Y tenía razón, porque aunque las primeras veces lo tragaba seguido de mucha agua (cosa que generosamente me permitió) ahora pasaba por mi boca y garganta como si de un yogourt se tratara. A la cuarta o quinta vez que eyaculó en mi boca, ya me prohibió la ayuda del agua.


Así de mal lo pasé yo al principio, mientras él me humillaba e insultaba repitiéndome el mucho asco que le daba su propio esperma y lo que es peor, que cómo podía yo haber llegado a tener estómago para tragarme esa porquería… Que me había convertído en una auténtica guarra y en la mejor puta que había tenido en su polla.


No desaprovechaba oportunidad de degradarme cuanto podía pues eso le excitaba muchísimo, según me confesaba, como para consolarme (una de cal y…como suele decirse) cuando en realidad me estaba moldeando y adiestrando a su antojo.


Y todo cuanto yo le hacía para su placer, estaba siendo meticulosamente grabado por cámaras que tenía estratégicamente dispuestas en su casa. Se me veía claramente chuparsela y vaciarse en mi cara unas veces; otras mostrándole mi boca abierta llena de su esperma; grabado también el desvirgamiento de mi culo que mi esposo nunca tocó; follando y gritando yo de placer.. Y en fin, demasiadas escenas que no podía consentir de ninguna de las maneras que nadie contemplara (y por supuesto, aún menos mi familia). Por eso y por aquel pene al que ahora me entregaba devotamente ante sus imperiosas exigencias y al que adoraba, es por lo que me veo en ésta penosa, denigrante, sórdida y a la vez placentera situación. Placentera si, me gusta y mucho ese macho a quien ahora pertenezco en cuerpo y voluntad; enamorada de éste hombre que me ha robado mi libertad pero que me hace gozar como nadie jamás consiguió ni siquiera en mi juventud.. Pero conste, que daría cualquier cosa por salir de la inmundicia en la que me había metido. Soy su esclava y ahora también su puta, pero porque ya no puedo remediarlo. Así que mientras no pueda, al menos sacaré mi propio provecho. Caí, caí como una tonta en su trampa y la vida no me deja otra opción que disfrutar lo que pueda para que ésta siga teniendo interés para mi… Eso, y mis hijos, a los que adoro y a quienes deseo una vida apacible y feliz en la que encuentren todo lo mejor que ésta pueda brindarles.


En cuanto a mi esposo, no espero que Dios me perdone por lo que le estoy haciendo siendo como es un hombre bueno y generoso, más bien merezco eternamente el infierno porque además encuentro placer a pesar de tan sucia infidelidad por mi parte.. Pero repito, siempre he sido una mujer muy ardiente y él no puede ya satisfacer a la pervertida mujer en que me he convertido voluntariamente en un principio, y ahora porque no me queda otra opción para no destrozar su vida y la de mis niños.

He sido presa fácil para un depredador como Javier.. Una débil gacela (despierta de nuevo mi poderosa sexualidad) bien atrapada en las garras de un hambriento y enorme leon…


Javier gozaba del momento con la cabeza echada hacia atrás, con sus ojos cerrados y las piernas bien abiertas disfrutando de las muy esmeradas caricias de su esclava, fumando placenteramente y arrojando la ceniza de su cigarro en la palma de una de mis manos que yo mantenía abierta y a su alcance. Acabado su cigarrillo, puso la colilla encendida en mi mano y yo me apresuré a echarla junto con toda la ceniza en el cenicero que previamente puse cerca de mi en el suelo. Y de repente llegó el aún tan temido momento (no acababa de acostumbrarme del todo, aún me seguía costando mucho tragar el enorme, caliente y espeso chorro de semen que descargaba en mi boca; aunque al menos ya no vomitaba).


- ¡ Para puta ¡ No quiero correrme todavía.- Yo quedé obediente y completamente inmóvil ante su orden. Esa era mi pobre venganza: El todopoderoso macho sucumbía ante “las artes” de la hembra; no podía contenerse.. Pobre e ingenua de mi, pensar que eso podía ser una “venganza” cuando me usaba a su antojo (como últimamente gustaba de definir el sexo conmigo: Voy a “usarte”) Pero no sé, yo lo sentía así, una especie de orgullo porque un solo movimiento de mi lengua y…. Se acabo el éxtasis del que tanto disfrutaba.


Pero a pesar de mi obediente inmovilidad, la orden llegó tarde, y el enorme y caliente torrente de esperma entraba ya en mi boca cuando, como para tomarse la revancha (ya que no quería acabar tan pronto) me ordenó,

- No te lo tragues nena, retenlo en la boca hasta que te de permiso para hacerlo y sigue quieta del todo.. No te muevas.-


Apreté con fuerza mis labios su pene para que ni una gota escapara de mi boca; no creía poder contener esa gran cantidad de semen por mucho tiempo, me estaba inundando la boca por momentos y ya no me quedaba sitio para retener más cantidad. Afortunadamente para mi, aquello paró a lo justo de lo que podía aguantar en mi boca sin que nada escapara; solo unas últimas gotitas escupidas en palpitantes y cada vez más lentos espasmos de su pene completaron la cantidad que podía retener como me había ordenado.


A pesar de haber eyaculado completamente, aquella verga seguía intacta en su dureza y grosor. Al no haber movimiento masturbatorio con mi boca mientras se corría, no quedaba completamente satisfecho; con lo que conseguía mantener su poderosa y maravillosa erección. Ahí es donde se frustraba mi “venganza”, pues para nada aquel durísimo palo perdía energía a `pesar de haber descargado toda su leche en mi boca. De nuevo, volvía a ser yo la perdedora; aunque recibiría mi placenterísimo premio de consolación, pues ya sabía lo que venía a continuación,


- Vale ya puta, sácala despacio y sin que se te salga ni una gota, abre la boca con cuidado y me lo enseñas, porque así mismo quiero vértela cuando te autorice a tragar (quería ver su leche en mi boca, “¿no le daba tanto asco solo ver su semen..?” Aquello era desde luego mentira, me lo decía solo para humillarme aún más. No digo que sí sintiera alguna repugnancia tocarlo o sentirlo en su piel, pero solo verlo me parecía una exageración.. Aunque eso si, en más de una ocasión le noté cara de cierta aversión cuando le mostraba mi boca llena de su leche y miraba muy brevemente, solo para asegurarse de que su esperma estaba allí y que tendría la misma cantidad antes de permitirme tragarlo. Tal vez fuera verdad, aquello me tenía hecha un lío, pero de todas formas me hacía sentir muy rebajada e indigna).


Obedecí y abrí mi boca para que viera su semen allí.

- ¡ Joder que asco ¡ Ni se te ocurra tragar una sola gota hasta que te lo diga. Ahora ponte de pié y ofrecida, todavía me queda un poco de leche con que regarte.-


Obediente, me puse “ofrecida”, esto es: de pié, con las piernas bien abiertas y las manos en los tobillos. Ofreciéndole mis agujeros para que los “usara” con toda comodidad.

Inmediatamente me ensartó el coño de un salvaje empujón y yo solté un gritito que me salió evidentemente por la nariz; luego el animal bombeo que me llevaba al paraíso durante unos minutos. Después me penetraba el culo (ahora ya bien dilatado de tantas penetraciones como sufrí desde que me lo partió la primera vez y que tantísimo dolor me produjo durante mucho tiempo cada vez que lo quería) con la misma fuerza en su empuje y bombeo.. Tanto dolor al principio Dios mío y ahora me encantaba que me lo penetrara y cuanto más fuerte mejor.

La sacó del culo para volver al coño.. Así varias veces por espacio de diez o doce minutos. Alternando a su antojo aquella potente y maravillosa penetración. Ahora era él quien tenía el control.. Yo estaba a punto y deseando tener mi orgasmo, para el que debía pedirle permiso; me tenía prohibido también correrme sin su consentimiento


Imbécil de mi, ¿ donde estaba aquella supuesta “venganza” mía…? Si incluso me rebajaba a pedirle permiso para obtener mi placer cuando él podía hacerlo cuando, donde y como quisiera. Y ahora ni incluso eso pues con la boca llena de su leche y mi saliva, que aumentaba incómoda y peligrosamente, no podía hablar. Debía esperar a que él se acordase de mi orgasmo y me autorizase a tenerlo.. Por suerte, no tardó mucho en descargar de nuevo en mi chorreante vagina bombeando como un desesperado.


- ¡ Ah putilla, me encanta éste chocho que tienes bien empapado para tu dueño ¡ Te pones así solo con meterte una buena polla en la boca ¿ a que sí..?.- Asentí con la cabeza (y dándole la razón, desde luego.. Me excitaba como una loca con solo acariciarle el pene, incluso antes de meterlo en mi boca).-


- ¡ Si, ya lo veo.. Eres una buena hembra, una buenísima yegua de mi propiedad ¿verdad..?.-

Volví a asentir, deseando que me lo dijera de una vez; que me dijera que podía tener ya mi orgasmo.. Y lo de “yegua” era nuevo, pues nunca antes me lo había dicho. Una nueva humillación que tendría que aceptar. Acabó, y por fin me dio su permiso,

- Muy bien puta, así me gusta.. Puedes dejarte ir ya, te lo has ganado..-


Como siempre, un grandísimo placer recorría todo mi cuerpo; un calambre que me estremecía de los pies a la cabeza mientras él seguía bombeando para intensificarlo aún más. Unos minutos maravillosos por los que estaba allí sometida a los caprichos de un hombre sin escrúpulos, pero un macho que se convirtió en casi todo mi mundo.


En cuanto me la sacó (a mi aún me temblaban las piernas por el placer) me arrodillé frente a él que volvió a sentarse cómodamente y comencé a limpiársela completamente de arriba a bajo con mi boca hasta dejársela bien limpia de sus restos y los míos; luego se la secaba muy bien con los labios y finalmente con mi pelo…. “Debes dejarla exactamente como la encontraste.” Era una más de mis muchas obligaciones para con él. Metí suavemente su polla ya completamente limpia y seca (mejor que “como la encontré”, ahora sí la tenía bien limpia, pues la mayoría de las veces se complacía en humillarme dándomela con restos de orina y sudor, apestosa, para que fuera yo quien se la “lavara” con mi boca y saliva) en el pantalón, cerré su cremallera y le entregué el vaso de cerveza y los cigarrillos en cuanto me los señaló con una simple mirada. No gocé plenamente de mi orgasmo por culpa del semen que retenía y que notaba se me iba a salir en cualquier momento a causa de la acumulación de saliva también, sobre todo mientras se la limpiaba, pues tenía que ir con mucho cuidado de que nada escapara de mi boca. Estaba deseando que me ordenara tragarlo pues me castigaría si se me escapaba algo.. Nada más encender su cigarrillo y devolverme su vaso para estar más cómodo, sin estorbos en sus manos, me ordenó,


- A ver esa “lavadora” (así me insultaba también refiriéndose a mi boca ).-

La abrí muy despacio, inclinando un poco la cabeza hacia atrás para que no se saliera nada, y se la mostré. Una corta mirada y pareció satisfecho,

- Muy bien puta, puedes tragarte esa mierda.. También te lo has ganado. Y ve a lavarte muy bien esa boca.--


Sentí un enorme alivio. Aquello pasó por mi garganta casi como agua, gracias a que iba muy fluidificado por mi saliva.


Otra “importantísima norma” a observar con absoluto y escrupuloso respeto: Jamás besarle ni siquiera en las mejillas, cuanto más en la boca o solo en sus labios, a partir de que simplemente se la chupara. Mucho más si había eyaculado en ella.. Para él, mi boca estaba sucia del repugnante líquido que me había escupido su verga en ella y que tanto asco le daba… Era del todo degradante e insultante para mi.. ¿Cómo podía estar tan enamorada de un déspota y cruel como él..? El asco y repugnancia debía sentirlo yo que era quien se tenía que tragar aquello y que tanto me costó al principio. No tenía por qué estar continuamente recordándomelo.. Pero así era él, verdadero fanático de poseer a una mujer y humillarla casi constantemente para dejarle bien claro que era suya y por tanto someterla a todo cuanto él quisiera.


¿Donde estaba aquel maravilloso hombre al que besaba apasionada y furiosamente cuando en la cama llegaba a mis maravillosos orgasmos; me encantaba besarle en la boca mientras me corría. Ahora recuerdo que solo lo hacíamos (besarnos al penetrarme) cuando me follaba directamente sin habérsela chupado antes.. Pero pasado el tiempo y ya en su poder, me confesó “su asco” y me impuso la prohibición que acabo de explicar.


Cuando volví del baño me senté de nuevo en el suelo a sus pies y le ofrecí el vaso de cerveza, al tiempo que le sonreí agradecída.. ¿Dónde fue a parar mi dignidad. ¿ Si lo del viejo volvió a torturar mi mente una vez pasado aquel maravilloso momento en que tanto volví a gozar con él…?. Pero como ya dije, estaba sometida, resignada, y además no me quedaba otra opción. Y total, haría ya de mi lo que quisiera y yo seguiría enamorada o extorsionada. Así que mejor no romper la armonía que había entre ambos pues de todas formas tenía que obedecerle en todo, y sería mejor no enfadarle y que me sometiera a sus caprichos a base de castigos, que sin duda no dudaría en aplicarme.. Por cualquier tontería podía recibir una o varias de sus temibles bofetadas, cuanto más por provocarle en aquello que él considerase de importancia.


- Lo has pasado bien nena..? – Me encantaba lo de “nena”, al menos demostraba algo de dulzura, como al principio de conocerle; aunque ahora me sonaba ya a algo de ironía.

- Si, Javier.. Y tú..?

-Ya te dije antes que eres una hembra perfecta. Me gustas mucho y follas como nadie. Si mi buen amigo no disfruta mañana contigo, es porque sus años ya no se lo permiten. Ya que además de estar buenísima, con esas tetas y ese lindo culo que tienes, y cómo sabes ya complacer a un hombre, cualquier tío estaría en el cielo contigo.


- Yo no sé complacer a un hombre Javier, sé complacerte a ti. -Le solté con un resto de dignidad-

Quedó en silencio y muy pensativo al decirle aquello; pareció no gustarle. Empecé a tenerle miedo cuando se ponía tan serio.

- Quieres decir que mañana no sabrás comportarte como yo quiero y me harás quedar mal.- Tenía que buscar y darle la respuesta que él quería.


- No, mañana simplemente te obedeceré, como siempre, y tú vas a quedar muy bien con tu amig.. Perdona, con Don José, pero yo no sé complacer más que al hombre de quien estoy enamorada. Para Don José, solo seré tu instrumento. Algo que le prestas para que se lo pase bien y nada más. Como si le prestases cualquier otra cosa, como tu coche por ejemplo. No va a pararse el motor porque se lo dejes ¿me entiendes ¿- Mientras le hablaba, me señaló de nuevo la cerveza y las aceitunas cuyos huesos yo le recogía de su boca y ponía en el platillo.


- Claro que te entiendo puta, no soy tonto.. Y ha sido una buena respuesta. La que esperaba de ti. Aunque es al mismo tiempo un reproche por haberte engañado al hacerte creer que lo nuestro era amor.. Y no, estabas y estás muy equivocada. No digo que no sienta absolutamente nada por ti, y estoy siendo muy sincero, es solo que no me da la gana que una vez logrado mi objetivo de que fueras mi esclava, no voy a perderlo porque de buenas a primeras dejes de amarme. Eso es lo que les ha pasado a tíos que conozco y yo me prometí a mi mismo que una vez conseguido algo, lo que fuera, siempre será de mi propiedad hasta que yo me harte, y en eso vas incluída tú.-


- Pero por qué crees que iba a dejar de amarte…?


-Porque eres una mujer, inconstante y voluble como la gran mayoría de las mujeres.. Y en cualquier momento, cuando menos me lo espere, me sueltas el palo de que te largas tranquilamente con tu familia porque has dejado de quererme después de haber disfrutado conmigo todo cuanto hubieses querido. Una “bonita jugada” que no estoy dispuesto a que ninguna tía me haga… Y no cariño, de eso nada.. Tú juraste que me amabas, como todas hacéis y es verdad, ahora, y en base a ese amor, darme todo cuanto yo quisiera… Y es lo que vas a hacer, con absoluta y total seguridad para mi. Si yo pierdo, tú también.


- Entonces lo tuyo no era ni cariño, ni amor. Solo buscabas satisfacer un capricho tuyo con el engaño de haberte enamorado de mi.-


- Exacto. Y también podría haberte dejado tirada un buen día sin más explicaciones y ahí te quedas, de vuelta a tu aburrida vida que ya me he cansado de ti.. ¿Te hubiese gustado eso cuando más ilusionada hubieses estado conmigo..?

- Claro que no, pero yo jamás hubiese utilizado el chantaje para retenerte en contra de tu voluntad y obligarte a hacer toda clase de cosas que te denigran y humillan.-


- Pues si, yo si, lo siento por ti.. Quería una esclava y ya la tengo.. Y esa esclava eres tú.. Me perteneces en todos los sentidos quieras o no. Te repito que una esclava por amor, es una “esclava” demasiado efímera… O sea, nada. Así que, de amor nada. Tú obedece y punto; queriéndome o no, pero obedece. Si quiero que un negocio me salga bien, no puedo andarme con sentimentalismos, lo perdería al menor descuido… Y tú eres eso, un “negocio” que no estoy dispuesto a perder.. Lo captas bien puta…?-


Sssi..si. Demasiado bien. Entiendo muy bien que he caído en una traicionera y horrible trampa.-


Y dicho eso, rompí a llorar como jamás en mi vida lo había hecho. Era lo que yo suponía, me agarró en sus redes y no iba a soltarme tan fácilmente ya. Era mejor resignarse y obedecer a ése cruel materialista sin escrúpulos. Y lo peor era que tenía razón, mi sexo también me traicionaba, así que para qué engañarme. Lo dicho, aguantaría toda esa crueldad y trataría de vivir lo mejor posible aferrándome a mi ardiente sexualidad que había dado con la horma de su zapato.


- Si, parece que ya lo has visto. Así que resígnate, aguanta y piensa que también te lo pasas del carajo. Tu chorreante coño así me lo dice.. Enseguida tienes los muslos bien empapados de tus jugos con solo darte una simple orden. Naciste para puta, solo que no lo sabías… Ahora ya lo sabes y lo eres..Así que deja ya de llorar, me molestas con eso, dame la cerveza y escúchame con atención que demasiadas explicaciones te estoy dando ya para ser solo una simple esclava.-

Puse el vaso en sus manos, me sequé las lágrimas y me arrodillé ante él, con las manos en la espalda, como era mi obligación cuando tenía algo importante que ordenarme.

- Tu marido y los niños salen de aquí a las 7 no…?.-

-Si

- Bien, he pensado que mejor iremos a mi casa. Te recogeré a las 7:30 para que te dé tiempo a vestirte adecuadamente. Ponte una de las faldas que te regalé, de esas amplias para que te sientes como debes hacerlo y mi amigo lo vea, (o sea, levantándola antes de sentarme poniendo las nalgas desnudas directamente sobre el asiento. Era muy desagradable, sobre todo cuando me llevaba a alguna terraza de bar con sillas metálicas y en pleno invierno) ya sabes que ni bragas ni sujetador. Solo las medias de liga y zapatos de tacón.. Procura que esa falda y camisa o blusa sean elegantes y discretas, aparentando ser una mujer decente y elegante; eso le dará más morbo. De putas está ya demasiado harto. Eso si, una vez que él vaya a entrar en el coche, le cederás tu asiento delantero y saldrás del coche descalza con los zapatos en la mano y saludándole con toda educación y respeto ofreciéndole tu otra mano, pero si decide besarte le ofrecerás amablemente tu mejilla; habrás desabrochado ya tu camisa lo suficiente para mostrar un generoso escote, o te pones una blusa que le deje ver bien esas tetas que tienes, pero repito, con cuidado de no ir demasiado provocativa. Eso lo harás en cuanto nos pongamos en marcha, sentada justo detrás de mi para que él con solo volver un poco la cabeza, te vea las piernas que estarás ofreciendo a su vista con la falda bien subida hasta la mitad de los muslos, como siempre haces conmigo. Lo has entendido bien…?

- Si, lo he entendido.


Me volvió a señalar la cerveza que yo inmediatamente puse en su mano. Y a continuación lo mismo con los cigarrilos; le encendí uno y se lo entregué respetuosamente. Cruzó sus piernas cómodamente.. Yo volví a mi sumisa postura de sentarme de nuevo en el suelo a sus pies.. Tenía mi nalga derecha casi congelada de tanto rato en contacto directo con el frío suelo..


Quedó de nuevo en silencio y evidentemente satisfecho y complacído, ignorándome ahora como si yo no estuviese allí con él… Y me encantaba verle así.. Como una completa idiota me gustaba sentirlo disfrutar del momento a “mi costa” después de lo que me hacía y pensaba seguir haciéndome sufrir. Pero no podía remediarlo, me tenía totalmente loca de pasión por él.. Aquella autoridad sobre mi, la enorme seguridad en sí mismo de poseerme como cosa suya, de su propiedad, y considerando eso como algo de los más natural del mundo; su carácter imperioso y exigente; su enorme hombría que tanto me excitaba.. Ya he dicho que soy una verdadera e irremisible tonta del todo. Y no puedo explicar ésta irrazonable y disparatada forma de querer a un hombre que me sometía como le daba la gana; aunque también había mucho de sexo en esa forma de “querer” pues insisto en que me excitaba muchísimo su carácter, su forma de ser y tratarme, cediendo yo cada vez más y más a sus caprichos, a sus deseos y a esa manera de mandarme y ser como él quería que yo le sirviera y fuese para él..Y en ese momento de silencio entre ambos comprendí que tenía razón en lo de que una esclava por amor es demasiado efímera, y pienso que yo habría acabado así porque creo que estaba confundiendo el verdadero amor, con aquella poderosa atracción sexual que ejercía sobre mi y, bien satisfecha de sexo, podría haber acabado por cansarme, como él decía. De ahí que se asegurara de retenerme a costa de lo que fuera, cosa que no solo no me dejaba indiferente, (de alguna forma me quería) sino que me hacía sentir hasta orgullosa a pesar de lo aberrante de mi situación… Una “virtud” más de él que me tenía encandilada: su inteligencia para apoderarse de aquello que quería.


Después de todo cuanto me hacía y aún me quedaba por padecer por él, le admiraba; le admiraba profunda y apasionadamente. Le admiraba si… Hasta el punto de considerarlo casi un dios para mí. Un dios a quien yo pertenecía y ante el que debía someterme y plegarme a su voluntad. Y así decidí tratarlo mientras me retuviera en su dominio, darle lo que quería. Era más poderoso el miedo a que se cansara de mi y me dejara, a todo cuanto se le antojara hacer conmigo.


- En qué piensas nena..? – Así rompió aquel silencio al tiempo que se “bajaba ” un poco de su papel de Amo y Señor.

- Tú sientes algo por mí Javier..? Ya sé que solo soy tu esclava y un “negocio” como tú dices para ti, pero solo eso..?

- Me gustas mucho y hasta siento cariño por ti. Siempre claro está, que sigas comportándote como hasta ahora para mi. Pero no confundas, nada de amor, eso lo estropea todo.-

- Es que has estado enamorado de otra y te llevaste un desengaño y por eso piensas así del amor…?

- No bonita, nada de eso. Nunca llegué a enamorarme de ninguna hembra. Todas fueron lo que ahora eres tú, ya que no concibo mi trato con las mujeres de otra forma. Mías, de mi propiedad para lo que yo quiera, o nada.-

- Ya, y a cuantas has tenido así..?

- Varias… Y ya estás haciendo demasiadas preguntas.-

- Perdona hombre, solo tengo curiosidad por tu vida pasada. Me interesa todo sobre el hombre al que quiero y del que yo SI estoy enamorada.- Acariciaba su velluda pierna mientras le decía eso

- Mejor para ti, eso te quita responsabilidad a la hora de complacerme en aquello que no te agrade ya que no lo haces por obtener tu propio placer, sino porque debes obedecer al hombre de quien estás enamorada, al que perteneces, y por el bienestar de tu familia.


- Gracias por comprenderme.. No nací puta Javier, ni soy ninguna pervertida. Cuando me casé, yo quería a mi marido pero no estaba enamorada.. Lo maravilloso y poderoso que puede llegar a ser el amor, eso solo lo he conocido contigo. Hasta que te conocí era una mujer normal y decente y no paro de sufrir y pensar en lo que me he convertido.-


- Y lo sigues siendo idiota. Solo que ahora eres una esclava, mi esclava y no puedes hacer nada para remediarlo, piensa en eso y poco a poco te irás acostumbrando hasta verlo como cosa natural.


Bueno, no dejaba de ser un consuelo que él pensara así de mi: Que fui una mujer decente y que debía resignarme y “acostumbrarme” ya a que, en contra de mi voluntad, era su esclava.. Pero no podía apartar de mi ese doloroso remordimiento de que me gustaba serlo, y que me iba a costar muy caro a la mañana siguiente.. El recuerdo del viejo volvió a golpearme en lo más hondo de mi.


- Cómo es Don José…?- Pegunté tímidamente con la mirada en el suelo.-


- Exigente, como yo. Militar retirado, teniente coronel, así que ya te puedes figurar si está acostumbrado a mandar. Desde que pasó a la reserva con 55 años lleva adelante unos asuntillos que no solo le mantienen distraído sino con los que gana bastante dinero, además de lo que cobra del ejército. Yo era muy joven cuando le conocí, era un buen amigo de mi padre, (razón añadida por la que tienes que respetarle al máximo) y sus consejos y ayudas económicas me hicieron avanzar en mis negocios de forma muy rápida y provechosa como tú misma ves.-


- Ya.. – Le dije, con la misma timidez y más miedo que antes. Todo un poderoso personaje, militar además aunque estuviera retirado y, acostumbrado a mandar… Más claras no podía estar dejándome las cosas.

- Y que edad tiene ahora Don José, Javier…?


- Debe rondar los 70 o 71 años.-


¡! Dios mío, era un anciano ¡! Tenía que respetarlo (desde luego), pero entregarme a él….-


- Qué cosas me va a pedir Javier…? Estoy destrozada te lo juro,


Él seguía fumando y yo recogiéndole la ceniza con mi mano. De nuevo me señaló la cerveza que me apresuré a ponerle en su mano.:


- Pues que te va a pedir mujer.. Lo normal, no te asustes que no es ningún sádico.-


- Vale, vale Javier


- Bien, eso está mejor. Ahora 3 cosas importantísimas para ti que debes tener muy en cuenta: 70 años, condecorado y por tanto prestigioso y distinguido militar, y sobre todo muy buen amigo de mi padre y mío. Ese hombre merece absoluto, total y merecidísimo respeto, obediencia y total servilismo de tu parte, de una simple esclava.. ¿ Te ha quedado muy claro eso…?-


Si, está todo muy claro.. Don José es un señor muy importante y debo atenderle bien sobre todo porque es amigo de tu padre y tuyo.- Me parecía mentira estar diciendo aquello como algo completamente normal.-


Bueno, pues eso es todo. Ahora tengo que irme… ¡ Ah, y otra cosa que olvidaba ¡ Lleva también aquel abrigo que te regalé, uno que te llega hasta la altura de las rodillas.-

Por qué el abrigo..? Me extrañó esa “consideración” suya hacia mi. Tal vez, pensé, fuera porque a esa hora de la mañana haría demasiado frío, pero ahora mismo estaba tiritando y habiendo quedado ya satisfecho podía haber tenido el detalle de permitirme cubrirme un poco. Por eso me extrañaba.. Pero no me atreví a preguntar más..


- Te puedo preguntar cual de ellos..? Es que tengo tres.-


- Da igual, un abrigo y punto.- Estaba ya en la puerta y yo a su lado para despedirnos. Me dió un largo beso de tornillo y al acabar me soltó un tortazo en el culo. Mi boca olía muy bien a dentífrico y elixir, por eso ya me besaba tranquilo, y esos besos me enloquecían. Él lo sabía y me “premiaba” así.


- Puedo vestirme y calzarme ya Javier..? estoy muerta de frío.-

- Ponte solo una bata y zapatillas y nada más debajo, aunque eso ya lo sabes.-

- Si Javier, no pensaba ponerme nada debajo.. Y gracias.-

- Hasta mañana putita mía y recuerda, piénsate muy bien en no fallarme..-

- Tranquilo, no te fallaré…-

- Y no tires esos huesos de aceituna; guárdalos y también los que queden del almuerzo de tu familia. - No lo olvides, está claro..?

- Vale, pero para qué los quieres Javier…?

- Tú guarda esos huesos. Ya lo sabrás a su tiempo, solo te adelanto que es importante para mi.. Así que obedece y punto.

- Vale, como tú digas.-


Cerré la puerta y me puse a llorar pensando en lo que me había convertido.: En una adicta, “enganchada” a una poderosa droga cuya abstinencia no podría soportar.



Por la mañana y en cuanto salieron mi marido y mis hijos corrí a vestirme pues tenía 25 minutos escasos y no quería hacer esperar a Javier pues eso me acarrearía alguno de sus imaginativos y dolorosos castigos o una bofetada en cuanto nos hubiésemos alejado. Me duché lo más rápido que pude (“una hembra debe estar siempre muy limpia para su señor”, como si yo no me duchara a diario desde siempre. Pero era otra de sus humillaciones que tenía que aguantar), me perfumé todo el cuerpo (también quería eso, incluídos los pies) cubrí mis ojeras lo mejor que pude pues no había podido dormir en toda la noche, maquillándome discretamente.


Me miré al espejo ya completamente vestida y quedé satisfecha de lo que veía. Mi todopoderoso Señor y su importante amigo, quedarían contentos. O al menos eso esperaba ya que elegí con cuidado la ropa que llevaba puesta: Falda corta, un par de cms. por encima de la rodilla de color gris claro y amplio vuelo; medias color piel de liga con encajes, camisa blanca de raso y rebeca negra de lana abotonada hasta la mitad. Encima un chaquetón de cuero negro que me llegaba justo hasta las mismas rodillas, y por supuesto zapatos de altísimo tacón color negro y gris plateado los tacones de aguja.


Corrí al ascensor con los nervios que me anunciaban un inminente infarto, cuando me sonó el móvil.. Era un mensaje de Javier: Ponte un tanga, (para qué lo querría, si me lo tenía prohibido y más en su presencia..? Algo tendría que ver aquello con su amigo) decía escuetamente el mensaje. Llegaba ya el ascensor cuando leía el mensaje, de manera que dejé la puerta de éste abierta para que no me lo ocuparan (pues tenía el tiempo justo) y corrí a mi dormitorio a por el tanga que me puse en el ascensor mientras bajaba.


Caminaba todo lo deprisa que los tacones me permitían hasta donde me esperaba Javier, siempre alejado de mi casa para que ningún vecino me pillara entrando en su coche. En el sitio convenido (frente a la cafetería donde “nació” mi calvario que distaba bastante de mi casa) me esperaba, con su flamante automóvil negro tapizados sus asientos en piel de color blanco. Era un lujoso coche, como otros más que poseía y que traía otras veces; raras veces venia con el mismo.


Entré en el coche levantando bien la falda antes de sentarme y sintiendo en mis nalgas el frío del asiento, me quité los zapatos y subí mi falda hasta la altura de las ligas para mostrarle bien las piernas, como me tenía ordenado.


- Buenos días cariño, perdona si me he retrasado pero mi marido ha salido hoy un poco más tarde.- Me disculpé al tiempo que le daba un rápido beso en la mejilla, temía que alguien pudiera verme.

- Está bien, vamos con tiempo suficiente.-


Arrancó el coche y dio un acelerón como era su costumbre. Venía hoy muy guapo, como siempre elegantemente vestido, y me encantaba mirarle mientras conducía, serio y con esos aires de superioridad. Claro que no era para menos, aquel coche, su poderío económico, y una mujer de su propiedad, respetuosa y sumisamente dispuesta a cumplir sus caprichos.


- Vienes muy guapa nena, mi buen amigo José se va a quedar pasmado en cuanto vea la hermosa hembra que le llevo. En cuanto lleguemos, te desabrochas dos botones más de la camisa antes de bajarte del coche.- Dos botones más, mostraría demasiado escote y mis pezones señalados en la tela de la camisa por el frío.


- Vale, como tú digas.. Pero no me verá demasiado provocativa…? Me dijiste ayer que prefería la discreción y mira además, mis pezones se marcan demasiado.-


- No, estás bien así. La ropa que llevas es elegante, nada vulgar; y muy lejos de demostrar que solo eres una puta que he pagado para presumir con él. El hecho de mostrarte algo provocativa le tranquilizará al saberte dispuesta a servirle ¿me entiendes..?.-

- Si, claro. Y la falda, así mismo…?

- No, un poco más abajo y con las piernas cruzadas. El cuerpo recto para que resalten esas tetas. Quiero que te vea atractiva y sexi, más que provocando ya de entrada –

- Vale, tú mandas. Le has dicho que me tienes como tu esclava..?.- Para mi era importante saberlo; al menos el viejo no pensaría que hacía aquello porque era una vulgar calentorra.

- Lo sabe todo...-

- Que empezamos como amantes hasta que llegamos a esto…?-

- Eso es.. Y por eso tengo tanto interés en demostrarle que eso es verdad.. Que eres una hembra de mi propiedad: Mi esclava, y no una fanfarronada que me pego con él. Una razón más por la que debes comportarte exactamente como lo que eres. Entendido…?-

- Si, entendido Javier. Y lo de las fotos y vídeos que tienes también…?

- Ya estás preguntando demasiado…-

- Bueno perdona, ya me callo.-


- Eso me tranquilizó bastante. Menos mal que los dos teníamos el mismo interés por demostrar que yo no era una vulgar calentona ponecuernos, sino una mujer enamorada. Y estaba claro que del chantaje a que me tenía sometida, su amigo no sabía nada. Para el tal Don José, yo era la esclava de Javier por “méritos” propios de éste.. Aunque en buena parte fuera así.


Por un momento se me ocurrió pensar que todo aquello era mentira; que no había tal amigo a quien iba a prestarme y que solo montaba todo aquel teatro para probarme. Pero no, vana ilusión la mía… Cinco minutos después estábamos a veinte metros de mi desengaño. Aquello era completamente real. Vi cómo el viejo saludaba con la mano a Javier desde lejos, como para asegurarse de que le había visto.


- Bueno, allí está. En cuanto pare el coche te bajas y le saludas como te tengo dicho. No vayas directamente al asiento de atrás por tu lado; espera a que él se siente, le cierras la puerta suavemente y rodea el coche por delante hasta llegar a tu asiento detrás de mi. Así le das tiempo a que te vea sentarte como te tengo ordenado…-

- Por Dios Javier, hay mucha gente para salir descalza dando toda la vuelta al coche..-

- ¡! Obedece coño ¡! Y quítate ese chaquetón, llévalo en la mano con los zapatos…

- Vale, vale.. Como quieras.-

- Otra cosa, no hables nada a menos que nosotros te preguntemos; una esclava no molesta a los hombres mientras charlan.. Está bien claro eso..?

- Si, tranquilo.- De qué iba a hablar yo solita, casi paralizada como estaba por la más que arrastrada, baja y humillante situación en la que me veía…?


La verguenza me quemaba la cara, de tan roja como la sentía mientras me quitaba el chaquetón.


Y allí estaba “mi tortura”, esperándome. Un señor de efectivamente unos setenta años; de pelo gris con amplias entradas en la frente, medio calvo. De aspecto respetable y distinguido, de clase. Muy bien vestido con traje de chaqueta y corbata y gabardina de evidente calidad y con un bonito bastón negro de puño plateado. De estatura mas o menos como la de Javier, 1,70 o así, lo que me hacía sentir aún más inferior a los dos hombres.


Rápidamente abrí los dos botones de la camisa tal como Javier me mandó hacer.


En cuanto el coche paró, abrí la puerta y puse mis pies desnudos en el asfalto. El viejo saludó a Javier ignorándome de principio… Primera humillación; ninguna clase de cortes

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