martes, 20 de septiembre de 2011

Tórrido

Me había propuesto llegar más lejos y aquí estábamos... en la habitación del motel. Las persianas estaban casi bajadas del todo por lo que apenas se filtraba luz a la estancia. Me observabas tumbado desde la cama. Como siempre aquel día llevaba falda para que tuvieras mejor acceso y jugar de nuevo excitado más que nunca por el mensaje que te había enviado por la mañana de que no llevaba ropa interior...
Me hiciste un gesto con el dedo para que me acercara a ti, sonreír y dije que no con la cabeza pero me devolviste la sonrisa e insististe... Lo hice... pronto estaba sentada a horcajadas sobre tu pelvis, sintiendo la rudeza de la tela vaquera de tus pantalones sobre mi sexo desnudo...
Te incorporaste sin abandonar la cama para hacerme levantar los brazos y despojarme de la camiseta de tirantes que había escogido llevar esa jornada. Desabrochaste seguidamente mi sujetador y lo tiraste lejos. Hundiste tu cara entre mis tetas, jugando con tu lengua sobre mi piel y haciendo que me estremeciera. Un leve gemido escapó de mis labios mientras echaba la cabeza hacia atrás. Tus labios abandonaron mis pechos y recorrieron mi cuello... Aquello era una locura porque como me dejaras alguna marca a ver cómo la iba a explicar... Pero me ponías tan caliente que a mi mente le costaba unir pensamientos coherentes. Conseguí sin embargo y, reconozco que no sé como, apartarte de mi y volverte a tumbar del todo...
Mis manos te quitaron rápidamente el cinturón y tus pantalones siguieron el mismo camino que mi sujetador... tras ellos fue tu camiseta... No es la primera vez que tu también acudías a mi sin calzoncillos así que por primera vez, anhelada vez, nuestros sexos se encontraban a escasos centímetros...
El contacto se interrumpió cuando te moviste de tal manera que la que acabó tumbada sobre el colchón esta vez fui yo. Sabía perfectamente cual era el siguiente paso y mi coño ya se estaba humedeciendo por segundos con solo pensar en lo que ibas a hacerme. Como me dijiste aquella vez pronto sentí el tacto de tu lengua sobre mi vagina... Ummm... un intenso gemido volvió a brotar de mi garganta mientras mi cuerpo se arqueaba. Sentí como primero un dedo y luego dos me empezaban a follar, primero suavemente y luego con más rapidez y fuerza... Me encantaba esa rudeza... los sentía llegar tan dentro... 
Tu otra mano ascendió hasta mis pechos y te recreaste en ellos pellizcando mis pezones que reaccionaron poniéndose duros. Mi piel se iba perlando de sudor... me sentía arder. Estaba tan cerca del orgasmo que mis manos sujetaron tu cabeza para exigirte, por así decirlo, que no parases... pero lo hiciste... Esta vez no fue un gemido sino un reproche y un quejido los que te dirigí...

- Por favor...
- Pídemelo... Dime qué quieres...
- Fóllame, por favor. No pares ahora... - Sonreíste con malicia y negaste con la cabeza. - Por favor...
- Quiero que me lo supliques. Castigo por haberme calentado de esa manera esta mañana...
- Te necesito... hazlo, por favor... - De nuevo introdujiste en mi coño los dedos para volver a follarme con ello mientras que me hacías chupar los otros dos con los que lo habías hecho en primera instancia... Y los chupé como si fueran tu polla.
- Sigue...
- Quiero tu polla, te lo ruego... la necesito... - Mi respiración era cada vez más entrecortada sintiendo de nuevo que me aproximaba al orgasmo que antes habías interrumpido... Y de nuevo te detuviste. - Dios, nooooooooooooo... - Abandonaste mi sexo para acercar tu polla a mi cara...
- Si la quieres chupala como sabe hacerlo... o mejor... - Asentí y no dudé en cumplir con tu mandado. Mi lengua empezó a recorrer tu pene de arriba abajo chupándolo como si fuera un helado, luego me la introduje en la boca hasta bien dentro... profundamente. Me encantaba sentirla tan dura. Mi manos se dedicaban a acariciar tu espalda y tus huevos que se iban mojando con la saliva que se escapaba de mis labios. A estas alturas tu polla estaba dura y brillante de lo mojada que la estaba dejando. Agarraste mi cabeza para guiar estaba vez tu la felación pasando a follarme la boca con dureza...

No sé como sabías que me gustaba esa tipo de actuaciones ya que hasta ahora no te lo había mencionado. Ummm, sentirla casi en mi garganta. Mis manos abandonaron tu espalda para ir a mi coño, que clamaba atención tras el abandono. Me miraste y negaste con la cabeza:

- Por ahora no hay orgasmos, Ali, así que deja de jugar contigo misma o te castigaré de nuevo. - Sentí una oleada de frustración... tampoco me había portado tan mal como para que me castigases así... Aunque bueno, también sentí como un escalofrío de excitación me recorría cuando dejaste escapar una promesa de que me compensarías... Mientras seguías follandome la boca así que me concentré en eso y en juguetear con mi lengua en la punta de tu polla y entretener de nuevo mis manos con tu espalda y tus huevos... Paraste para dejar que llevara yo de nuevo el ritmo de la mamada... lo haría increíblemente bien para que llegase un punto en que no tuvieras más idea en la cabeza que clavarmela en el coño y me follaras como llevaba tanto tiempo deseando.

Pronto lo conseguí cuando te oí murmurar algo saliste de mi boca y sin apenas más allá de dos movimientos te sentí entrar en mi. De nuevo mi cuerpo se tensó en el mismo momento que el tuyo... ¡¡¡Como había soñado con ese momento!!! Te movías sobre mi entrando y saliendo de mi encharcado coño que se amoldaba a tu dureza y forma con perfección... Era como si durante todo el mes pasado hubiera sabido que no habría lugar mejor para ella que mi sexo... cualquiera de sus entradas...

Una, dos, tres, cuatro, perdí la cuenta de las veces que entraste y saliste mientras me intentaba aferrar a las sábanas de la cama y me mordía los labios para no gritar de placer... Instantes después esta vez sin detención alguna la ola de placer me inundó y ahogó mis sentidos... Cerré los ojos dejándome llevar. Mi sexo temblaba, temblaba todo mi cuerpo... en la lejanía sentí que salías de mi e igualmente te dejabas llevar para derramar tu leche sobre mi vientre y senos... Cuando abrí los ojos intentando recuperar la respiración vi como te dejabas caer sobre la cama a mi lado...

Mis dedos se deslizaron por mi piel buscando tu semen y cuando lo encontré los mojé en ellos para llevarlos luego a mi boca;

- No es momento de desperdiciar nada de comer...

Recuerdo que nos echamos a reír... y el sueño acabó aquí...

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