martes, 20 de septiembre de 2011

PURO VICIO 2

Tras varios días y después de la excitante experiencia que habíamos vivido, una mañana al salir a trabajar y tras cerrar la puerta de casa, mis pies se toparon con un paquete junto a una nota que estaba pegada a él. La nota decía lo siguiente:


“Hola Puta, la otra noche me pusiste demasiado caliente y me encanto la paja que me hice a tu costa. No dejo de pensar en tus tetas y en mi mano recorriéndolas llenas de semen. Si tu quieres, y tu marido te deja, podríamos repetirlo este miércoles a la misma hora”.


Tengo que reconocer que la nota me sorprendió y me llego a enfadar muchísimo, pero al mismo tiempo me excitaban los recuerdos de lo que vivimos aquella noche. Era lunes y la supuesta cita era para pasado mañana; mi mente enfermiza empezaba a dar vueltas y no sabía si contarle esto a mi mujer, o simplemente, no decirla nada y dejar que sencillamente ocurriera. Simplemente imaginarme lo que podría ocurrir, me ponía cachondo, dejándome sentir un ardor en mi zona genital, que me comía por dentro, llenándome de placer.


Cuando regrese a casa, después de un duro día de trabajo, mi mujer había preparado una cena especial, de esas que tanto nos gustan, acompañada de un buen vino. Me encanta cuando bebe vino, porque enseguida se la sube a la cabeza y dependiendo de lo fuerte que sea el vino, así de fuerte será su comportamiento sexual, después de, prácticamente, beberse la botella ella solita.


Esa noche la cena estaba exquisita y el ambiente era perfecto, ella estaba guapísima como siempre, aunque no llevaba puesto nada especial, solamente un chándal de andar por casa.


Según pasaba la cena y bebíamos el vino, (ella más que yo por supuesto), no paraba de insinuarse, estaba dispuesta para lo que fuese. Terminada la cena me dejo caer que se sentía acalorada, que tenía mucho calor y termino por quitarse el pantalón del chándal quedándose en bragas y con las piernas puestas sobre las mías, encima del sofá.


- ¡Qué calor que tengo cariño!, ¡ni con el pantalón quitado se me alivia!, me voy a quitar la camiseta… porque estoy que no puedo más…, me dijo un tanto chispada.
- ¡Joder!, la respondí lleno de deseo, ¡como me pones!, ¡que piernas y que cuerpo tienes!, estoy seguro de que cualquiera quería follarte, en cualquier lugar, en cualquier sitio, de cualquier manera y forma posible…
- ¿Tú crees?, me respondió con la entonación de estar afectada por el vino; pero a mí solamente me pones tu cariño, solamente quiero que me folles tu. Aunque…, sabes que soy tu puta…
- ¡Sí, me encanta que seas mi puta!, igual que la otra noche con el desconocido aquel, ¿te gusto que te restregara su semen en esas tetas que tienes?, ¿Verdad puta?
- ¡Sabes que si cariño!, me respondió excitada, me gusta ver cómo te pones de caliente, se que te encanta, sabes que haría cualquier cosa por hacerte feliz.
- ¡Vamos a ver a quién le pone más!…


Ya no pude contenerme, así que la abrí las piernas, aparte a un lado sus bragas y empecé a tocarla el coño con los dedos. Estaba muy mojado, estaba puesta la muy zorra, tanto que a cada toque de mis dedos se la escapaban jadeos continuamente. Comencé a introducirla un dedo, suavemente, sin prisa, despacio, para a continuación metérselo y sacárselo en rápidos vaivenes. La veía tan cachonda que opte por quitarla las bragas y directamente comenzar a chuparle el coño.


- ¡Así cariño, no pares!, me decía con cara de autentico deseo.
- ¡Te gusta!, ¡verdad puta!, ¡pues toma lengüetazo! Mi lengua se deslizaba por todo su coño y saboreaba ese sabroso manjar como si nunca antes lo hubiese hecho. ¡¡¡Huum!!!, ¡que rico esta!, exclame lleno de gusto, ¡sabe a gloria!


Ella se contoneaba alrededor de mi boca y no sé en qué estaría pensando la muy zorra, (me lo podía imaginar), pero lo cierto es que se corrió rapidísimo, apenas 5 grandes lametazos bastaron para que se viniera enseguida.


- ¡Qué gusto cabron! no he podido evitar correrme, me he ido enseguida, que vergüenza, que poco he durado.
- No te preocupes…, ahora me toca a mí, pero antes déjame que vaya a buscar algo…


Inmediatamente fui corriendo a la habitación continua y elegí unos zapatos de tacón negro, la quedan perfectos a la muy puta, me encantan sus piernas y con zapatos es para morirse de gusto. Cuando regrese la pille casi dormida…


- ¡No te duermas puta!, ¡ven aquí!; me arrodille frente al sofá, frente a ella, la cogí las piernas, la coloque frente a mí y la puse los zapatos de tacón negros, estaba muy sexy, increíble.
- ¡Así!, ¡que gustazo verte, sentirte y tenerte!, ¡qué buena estas zorra!; ya no aguantaba más, así que, acerque mi polla a su coño y de un movimiento se la clave hasta el fondo, sin ponerme el condón ni nada.
- ¡Toma zorra!; la dije mientras se la metía, disfrutando del momento, con todos los sentidos puestos en lo que estaba haciendo. Empecé a moverme todo lo rápido que podía, me había puesto tanto que deseaba correrme con todas mis fuerzas.


Empecé a combinar movimientos rapidísimos de mete saca, con movimientos lentos; de vez en cuando sacaba mi polla llena de nuestros fluidos genitales para a continuación volvérsela a meter y así volver a comenzar desde el principio; movimientos rápidos, movimientos lentos, metida y sacada de polla, ¡que gustazo!; quedaba poco para correrme, así que cogí el poco vino que quedaba en la botella y se lo fui echando por sus tetas, ahora sí que daba gusto frotarle las tetas una y otra vez.


- ¡Te gusta zorra!, porque a mí me encanta, dime… ¿Por qué cierras los ojos? Ah, ya se, es porque estas pensando en el desconocido del otro día ¿eh?
- ¡SI!, me respondió excitadísima, ¿te gustaría ver cómo me lo tiro?, aunque seguro que no tiene una polla como la tuya, ¡cabron!, que gusto, no pares…
- ¡Si sigo así me voy a correr enseguida!, la dije excitado perdido, ¿donde quieres la corrida puta?, ¿dentro del coño, fuera, en la boca?, hace mucho que no me corro en tu boca.
- ¡Donde tú quieras mi amor, donde tú quieras!


Tenía la polla empapada en flujo, que ganas de correrme dentro de ella, pero enseguida me vino a la mente que teníamos 3 niñas y otro embarazo era demasiado, pero, ¡qué demonios!, era mi momento y esa puta lo estaba deseando.


- ¡Vamos puta!, ¡vamos a llenarte el coño de semen!; la agarre de las caderas y la apreté fuerte contra mi polla, se la metía y se la sacaba con ganas, como si fuese la primera vez que me la follaba. No tarde mucho en notar cómo se acercaba el momento de correrme.
- ¡Me corro nena!, me corro…
- ¡No, no, córrete fuera cabron!, ¡no lo hagas dentro!, me dijo rápidamente la muy puta; así que, un segundo antes de correrme y notando como me venía el esperma sin remedio, se la saque de dentro y me corrí sobre su coño depilado, menuda corrida me marque, que gustazo. Como no me corrí dentro de ella y con la excitación aun encima, cogí el semen que pude con los dedos y se lo acerque a la boca, sin decir nada mas, ella abrió su boca para chuparme los dedos con deseo, uno a uno y poco a poco, me fue limpiando la corrida y se fue tragando el preciado liquido seminal.
- ¡Así me gusta cariño, que bien lo haces!, la dije extasiado y con la mente puesta en el paquete y la nota que recibimos esta mañana y de la cual aun no la había dicho nada a mi mujer.


Finalmente llego el miércoles y yo seguía sin comentarla nada sobre la cita de esta noche. Me marche al trabajo, pase el día pensando, no estaba seguro de querer revivir la experiencia de la otra noche. Por un lado me excitaba muchísimo la situación, pero, por otro lado, me daba miedo que afectara a nuestra relación en un futuro.


Sin quererlo, el manto negro de la noche cubrió el día y yo llegue a casa como todas las noches; ¿qué iba a hacer?, por mi mente enfermiza pasaban increíbles fantasías. Al fin decidí dejar que las cosas siguiesen su ritmo, esa era la mejor solución. Egoístamente, pensé que debía vivir el momento, hoy estaba con un capricho de la naturaleza, (así me gusta describirla), pero mañana no lo sabía, quizás no estuviese con ella, bien porque de alguna o otra manera, por caprichos del destino, se terminase acabando la relación, (dios no lo quiera), y las posibilidades de poder vivir la experiencia de ver a esta preciosidad follando con otro, eran pocas. Si…, se lo que estas pensando… ¡Estoy enfermo!


Esa noche cenamos normalito y no notaba a mi mujer excitada, (ya sabemos cómo son las mujeres, va por momentos), tal vez y precisamente esta noche, no la apetezca follar.
¿Iba a dejar escapar el momento de revivir la experiencia pasada?, no podía permitirlo así que…, saque el tema.


- ¡Cariño!, ¿te apetece follar esta noche?, (así, sin rodeos, preguntando directamente, ya sabemos que si la respuesta es no, no hay nada que hacer), ¿quieres hacerlo?
- Esta noche estoy un poco cansada mi amor, pero si quieres hare lo que tú me pidas, mi vida.
- Esta noche quiero que elijas tu, guapa, ¿Qué te apetece que hagamos?, dime, ¿Qué deseas?, sabes que no me enfado, venga cuéntame…
- ¡Está bien!, me gustaría que me lo hicieras junto a la ventana, en la cocina, como el otro día.
- ¡Lo sabía zorrita!, seguro que estas deseando que te vuelva a ver aquel extraño y quieres que te toque las tetas.
- Sabes que hare lo que tú quieras, mi amor, soy tuya, soy tu puta, y sí, me gustaría que me volviese a ver, me encanta que se masturben deseando mi cuerpo.
- ¿Te lo tirarías?, ¿verdad?, la pregunte con el deseo y el morbo de la situación.
- Si tú lo quieres…, si, me lo tiraría para darte el placer…
- Como me pones, y dime… ¿usarías condón?, verdad que no zorra, seguramente dejarías que se corriera dentro de tu coño, de ese coño tan increíble que tienes.
- Sabes que si, cariño, no me gusta usar condón y me encanta que se corran dentro de mi coño.
- Vale, la dije cachondo perdido; ponte una faldita corta y una camiseta ajustada de esas que te marcan las tetas y los tacones blancos, esos altos de casi 10cm. Y vamos a la cocina.


Ella se dirigió a vestirse con la ropa que la había dicho y yo mientras prepare la cocina como aquella vez, de todas formas no faltaría mucho para que llegase nuestro misterioso invitado. ¿Sería un conocido?, o tal vez, ¿Un vecino cercano? Como la última vez iba cubierto con un abrigo ancho y una braga en su cara, no pudimos saber quién era. Abrí las persianas del todo y deje que la luz de las farolas volviese a bañar el interior de la cocina. También volví a abrir la ventana de la cocina, el frio se sentía como entraba del exterior pero la noche era espléndida, luna llena, cielo despejado. Mire en frente, a la valla, pero no había nadie.


En ese momento regresaba mi mujer vestida con una faldita negra que dejaba ver sus hermosas piernas, llevaba los zapatos de tacón blancos que la hacían muy sexy y una blusa blanca ajustada.


- ¡Estas buenísima cariño!
- ¿Tú crees?, ¿te gusto?
- ¡Tú qué piensas, mira como me tienes!; Yo ya estaba sin nada, estaba totalmente desnudo y ya había empezado a meneármela simplemente nada más verla entrar, que cuerpazo, ella se coloco al lado de la ventana y miro al exterior a ver si estaba aquel extraño, pero no vio a nadie.
- Venga la dije, excitado, tócate el coño puta, tócatelo lentamente, piensa en la última vez. Ella se tocaba lentamente y se acariciaba los pechos por encima de la blusa, era una imagen muy erótica ver su cuerpo iluminado por la luz de las farolas.
- ¡Así te gusta cariño!, me dijo sensualmente, mira mi coño; acto seguido se levanto la faldita y podía ver como estaba de húmeda y como sus dedos se metían en su interior. Gemía la muy guarra, si supiera que era muy posible la aparición de aquel extraño.
- ¡Vamos zorra, ábrete la camisa y enseña las tetas! Ella se desabrocho los botones lentamente, uno a uno y se quito la blusa y continuo tocándose las tetas.


En el exterior seguía sin haber nadie, pero era muy alta la posibilidad, de que cualquiera que pasase junto a la valla, podría ver a mi mujer de esta sensual manera. La muy zorra estaba puesta a mil, entonces era el momento justo de revelarle la información de la nota y el contenido del paquete, que ni yo mismo sabía.


- ¡Te voy a decir algo que te va a excitar mucho!; el lunes por la mañana, encontré este paquete, con esta nota, junto a la puerta de la entrada. La entregue la nota para que la leyera.
Ella al leerla se escandalizo, no la hizo falta decirme nada, me lanzo una mirada con la que adivine lo que me quería preguntar, el porqué de no haberla dicho nada hasta ahora, pero estaba tan excitada que siguió frotándose el coño y metiéndose los dedos en el coño. Cada vez estaba más excitada, entonces me pregunto por el contenido del paquete, del que ni siquiera yo mismo sabía nada.
- ¡No sé lo que contiene!, la respondí, lo mejor será abrirlo.


Abrimos el paquete, era una caja y al abrirla, vimos que contenía un vestido negro y blanco de una sola pieza cuya falda era cortísima, los tirante eran unas cadenitas plateadas muy bonitas, vamos un vestido de autentica zorra, de película x. También había un vibrador de color rosa de considerable magnitud y grosor, una venda y un tubo dos en uno: “gel de masaje corporal y lubricante”.


- ¡Vaya, vaya!, dijo mi mujer con cara de haberla gustado el contenido de la caja, ¡pues entonces habrá que ponerse el vestidito!
- ¡Sí!, póntelo, pero no te pongas bragas ni sujetador, seguro que te queda perfecto.


Mi mujer se quito la faldita que llevaba puesta y se coloco el vestido que nos había dejado nuestro misterioso amigo. Sencillamente era espectacular, el vestido la quedaba de vicio, como ya dije antes, era de una pieza y tenía la espalda totalmente al descubierto, justamente hasta donde empezaba su hermoso culo, la falda era cortísima, si se agachaba, se la podía ver el culo y tenia esas cadenitas puestas como tirantes sensuales de color plata que caprichosamente se la bajaban de vez en cuando. También se la veía el canalillo de sus sensuales pechos y con los zapatos de tacón blancos…, pues eso de película X.


- Y ahora… ¿qué hago cariño?, todo esto me ha puesto muy caliente, mira como tengo el coño. Cogió mi mano y me la puso en su coño que estaba chorreando, empecé a frotárselo, y poco a poco, la fui metiendo los dedos. Como exclamaba de gozo.
- ¡Toma!, cogí la venda de la caja, ¡póntela y disfruta del momento!


Estaba tan caliente que mi mente enfermiza no dejaba de crear situaciones sexuales de lo más disparatadas, tenía la polla a reventar. Ella se coloco la venda en los ojos.


- ¡Vale puta!, ahora vamos hacer algo diferente, ¡ven conmigo! La cogí de la mano y salimos de la cocina al recibidor, abrí la puerta de la calle y ella suspiro de placer, deje la puerta abierta de par en par, ahora desde la valla se veía perfectamente el sensual cuerpo de mi mujer, la puerta de la cancela del patio estaba abierta, sin la llave echada, como la otra vez, si nuestro invitado quería entrar, podría hacerlo sin ningún impedimento. Ella estaba colocada bajo el marco de la puerta de la entrada a nuestra vivienda, mirando al frente de esa valla y de esa puerta de entrada al patio, (de la puerta de la cancela del patio a la puerta de entrada de la vivienda hay unos 6 metros), pero nuestro invitado seguía sin aparecer. También deje a un lado la caja con el resto de los objetos que nos dejo nuestro desconocido.
- ¡Venga tócate guarra!, ¡frótate el coño!, ella se frotaba el coño lentamente. ¡Así!, ¡frótate con ganas, como si te fuera la vida en ello!, ella se empezó a frotar el coño más rápido y no paraba de gemir y jadear.
- ¿Todavía no está?, me pregunto cachonda pérdida. La situación me ponía mucho, la lujuria era excesiva y a veces no estaba seguro de continuar con esto, pero la emoción y el placer podían más y reconozco que las ganas de parar esto, eran pocas. Quería continuar hasta el final.
- No, todavía no hay nadie, pero mientras viene, a ver qué te parece esto; me acerque por detrás, y no me hizo falta ni levantarla la faldita ya que era tan cortita que facilitaba mucho las cosas, se ve que el tío pensó en todo. Como dije me acerque por detrás y de un golpe y con lo caliente que estábamos, se la metí en el coño, profundamente, ella exclamo de gusto, ya que no esperaba el recibimiento que la acababa de dar. Empecé a moverme deprisa, se la metía y se la sacaba de una manera salvaje, la coloque las manos en la parte alta del marco de la puerta, la recorrí los brazos de arriba abajo, leyendo con mis dedos toda su piel, en una de las bajadas la roce sensualmente las axilas y la cogí bien de las tetas, la apreté contra mí, con fuerza, salvajemente. Termine por bajar mis manos a sus caderas y me agarre a ellas como si me fuera la vida en ello, como si fuese la última vez que fuese a follar con ella. Ella se contoneaba y se movía llena de gusto.
- ¡Eso es!, las palabras me salían entrecortadas del enorme gustazo que me estaba dando; ¡así!, ¡así!, ¡así!, ¡muévete zorra!..., ¡muévete!..., ¡ahora…, mueve las caderas!, ¡clávatela bien adentro!, ¡juega con mi polla!, ¡menea esas caderas, quiero que hagas pequeños giros!
- ¡Así!, ¡te gusta cabron!, ¡te gusta así!, ¡eres un hijo de puta enfermo, ¿lo sabías?!eres capaz de dejar que otros disfruten de mi cuerpo para tu disfrute, pero te vas a enterar de lo que es bueno, espero que recuerdes esta noche toda tu vida, ¡Cabron!


Esas palabras no hacían sino aumentar mi deseo sexual, mi placer era absoluto. Seguí dándola duro e increíblemente me encontraba genial a pesar de lo excitado que estaba, notaba que me quedaba un buen rato para correrme.


- ¿Puedo unirme a la fiesta?..., pregunto una voz desde el exterior.


Mire hacia la puerta de la cancela y pude ver a nuestro misterioso invitado, mi mujer gimió llena de deseo y respondió sin darme tiempo a hacerlo yo mismo.


- ¡Pasa, no te quedes fuera!, quiero que estés cerca de mí y me toques, estaba deseando que vinieras. ¡Mira llevo puesto el vestido que me has enviado y la venda en los ojos!… ¡¡humm!!...te gusto?...
Aquel extraño entro cerrando tras de él la puerta de la cancela y se acerco donde estábamos nosotros, alargo su mano y cogió del cabello a mi mujer, dándola un tirón hacia atrás bastante aceptable; a ella, la encanta que la estiren del pelo.


- ¡Si, puta!, ¡estaba deseando este momento!; sin más palabras se quito la braga de la cara y comenzó a besarla de un modo salvaje, con deseo, la metía la lengua todo lo que podía y de vez en cuando la daba lengüetazos en los labios poniéndola más caliente. Yo continúe dándola por detrás, pero con más ganas y más viendo aquel espectáculo. No podía ver la cara de aquel desconocido porque el muy cabronazo llevaba puesto un antifaz para conservar su anonimato. Mejor así, de este modo no sabríamos de quien se trataba.
- ¡Qué puta eres!, la decía totalmente loco de deseo; ¡como besas!, ¡ahora me vas a chupar el rabo entero, de arriba abajo, quiero que lo disfrutes! Se bajo los pantalones y tras de ellos apareció una enorme polla de considerable grosor. Como mi mujer estaba de pies y yo tras de ella bombeando su dulce coño, aquel extraño la inclino hacia delante en dirección a su polla.
- ¡Así!, ¡te la vas a comer enterita!; tienes que saber una cosa, puta, hace un rato me hice una paja pensando en ti y no me he limpiado el semen de la polla, lo he reservado para ti. Tengo la polla llena de restos de semen reseco, de pellejillos blancos, pero sé que te gustara limpiármela. Acerco la boca de mi mujer a su enorme polla, que por lo que pude ver, la tenía empapada de líquido preseminal. La zorra de mi mujer no dudo ni un segundo en meterse esa enorme polla en su preciosa boca y empezó a comerle el rabo a aquel extraño. Se la veía disfrutar de lo lindo y nuestro amigo gozaba con el placer que ella le estaba dando. Se lo chupaba con deseo, a intervalos rápidos y lentos y lo iba combinando con unas lamidas de polla increíbles, que iban, desde los huevos a la punta de la polla.
- ¡Qué puta eres!, la dije con mi polla en el interior de su coño, ¡zorra!, ¡serás perra!, ¡ahora se la clase de persona que eres!, ¡no has dudado ni un instante en besar a este extraño y mucho menos en lamerle la polla de la manera en que lo estás haciendo, ahora se con quien estoy realmente!.
- ¡Te gusta cabron!, me respondió la muy puta, te dije que te acordarías de esta noche, disfruta como yo lo hago.
- ¡Vale, puta!, quiero que te quites la alianza de compromiso y que folles como una autentica puta, porque yo ya no te reconozco como mi mujer, eres una autentica desconocida y lo que me estoy follando ahora mismo, es a una autentica zorra.


Mi mujer, se quito la alianza del dedo y la tiro al suelo y continúo chupando la polla de aquel extraño.


- ¡Oye!, le dije a aquel extraño, no se tu nombre ni me importa, pero vamos a hacer gozar a esta golfa barata, follatela bien y disfruta del momento.
- ¡Mi nombre no importa!, me contesto según el placer le iba permitiendo; pero entonces, ¿me permites follarme a esta preciosidad? ¿puedo correrme dentro de su coño?
- ¡Puedes hacer lo que quieras!, respondió mi mujer; la muy guarra estaba tan excitada que ya no aguantaba más.
- ¡Entonces ven aquí!…, la cogió de los brazos tirando hacia él para darla la vuelta, yo saque mi polla de su coño y continúe masturbándome, cuando la hubo dado la vuelta, se coloco detrás de ella, (seguíamos en la misma posición, estábamos de pies), acerco su enorme polla al coño de mi mujer y se la metió de un golpe. Mi mujer gemía de placer, se lamia de gusto, agarro el muslo de nuestro extraño con su mano derecha y con su mano izquierda se agarro al marco lateral de la puerta para mantener el equilibrio, dado que aquel extraño la empezó a embestir de una manera brutal. Se podía ver que la tenía ganas el muy hijo de puta, la tenia enganchada de las caderas y no paraba de darla caña. Mi mujer no podía del gusto y no dejaba de gemir, que excitante verla gozar de esa manera, era un espectáculo visual sin precedentes. Los tirantes del vestido resbalaron por sus hombros liberando ese maravilloso par de tetas que se movían al compas de las embestidas que le proporcionaba aquel individuo.
- ¡Dame el gel corporal lubricante de la caja!, me exigió aquel extraño con cara de gusto, ¡Dios!, que cuerpazo tienes zorra, no veas cómo te estoy disfrutando.


Cogí el gel y se lo entregue. Rápidamente lo abrió y se hecho una cantidad bastante considerable en las manos para acto seguido restregárselo a conciencia en las tetas a mi mujer, no paraba de masajearle las tetas y de follarla ese precioso coño. Mi mujer estaba ardiendo de placer y al notar el contacto suave del gel en las manos de aquel extraño, no podía dejar de gemir, contonearse y morderse los labios de placer.


- Que gustazo cabron, decía mi mujer exhalando placer por todos los poros de su piel.


Nuestro extraño, cogió el brazo de mi mujer que tenía en su muslo y el brazo que tenía en el lateral del marco de la puerta y se los coloco detrás de ella, como si estuviera esposada, la agarro firmemente por la parte alta de los brazos cerca de sus preciosos hombros, la inclino levemente hacia delante y continúo embistiéndola con más fuerza que antes, de esta manera la tenía toda para él y podía susurrarla al oído, lo puta que era. Empezó una serie que a mi mujer la volvía loca, una embestida fuerte, seguida de otra más fuerte, 7 u 8 sacudidas rapidísimas para volver a otra sacudida lenta pero fuerte. Tenía aguante el jodido, cualquiera se hubiese derramado dentro de mi mujer, pero él seguía disfrutando del momento. De repente paro de embestirla y se la acerco al oído, yo no alcanzaba a oír nada de lo que la estaba diciendo, solamente podía ver el pecho de mi mujer moverse agitado debido a la excitación.


Pasados unos segundos aquel individuo soltó a mi mujer de los brazos y volvió a echarse gel lubricante en las manos, se retiro hacia atrás sacando su enorme polla del coño de mi mujer que tras de sí, dejaba un reguero de fluidos blancos que eran mezcla de la excitación de mi mujer y el preciado liquido preseminal de él. Si no se quedaba embarazada después de esto, sería un milagro, porque con lo fértil que es, enseguida se queda preñada.


Aquel extraño inclino a mi mujer hacia delante y con las manos llenas de gel empezó a frotarla el culo, insistiendo por todo su ano. Mi mujer no podía contenerse y gemía de autentico placer. Nuestro extraño, la empezó a meter un dedo por el culo, suavemente y poco a poco fue subiendo el ritmo, entonces mi mujer, excitada me dijo;


- ¡Quiero que me des por el culo hasta el final!, ¡córrete bien dentro!…


Mi mujer volvió a darse la vuelta, para de esta manera presentarme su hermoso trasero, se inclino hacia delante y apoyo sus manos a ambos lados del marco de la puerta para mantener el equilibrio; yo me coloque detrás de ella y empecé a metérsela suavemente, lo tenía bien lubricado y no presentaba muchas dificultades a la hora de la penetración. Según se la iba insertando, me iba muriendo de gusto, y ella no paraba de decirme que terminara dentro de su culo. Una vez dentro de su culo empecé mis embestidas que fueron de menos a más, nos estábamos volviendo locos de deseo y pasión. La agarre del pelo y según la iba embistiendo la iba tirando del cabello. Veía su espalda sensual, sus piernas perfectas acabando en esos preciosos tacones blancos y sus preciosas tetas se movían al ritmo que la había impuesto. El vestido al ser de una pieza, lo tenía enrollado en la parte alta de las caderas y la faldita del vestido, como era tan corta, no molestaba a la hora de darla caña. Entonces me acorde de que la muy puta tenia las tetas llenas de gel lubricante, así que con mi mano izquierda la seguí agarrando del cabello y con mi mano derecha empecé a frotarla las tetas, ¡dios que gustazo!. Ahora sí que no me quedaba mucho tiempo para correrme.


- ¡Así!, ¡así cabron!, ¡dame bien!; te voy a decir lo que me acaba de decir al oído, me ha dicho que me des por el culo y que te corras bien dentro y en cuanto termines de correrte me va a coger en peso y me la va a clavar bien dentro del coño.
- ¡Me lo imaginaba puta!; aumente mi ritmo salvajemente, imaginándome la escena de mi mujer encima de aquel extraño, solamente sujetada por los brazos de aquel semental y su enorme polla y ya no podía contener por más tiempo el placer que tenia acumulado, el placer de correrme de gusto dentro de su culo.
- ¡Me corro zorra!; ahhhh, ¡qué gusto!; De mi polla no paraba de salir leche, estaba deseándolo tanto que mis huevos no paraban de bombear esperma en lo más profundo de su culo. Cuando termine de descargarla todo mi semen, ella se dio la vuelta y con la boca me limpio bien los restos de la corrida, le dedico tiempo.
- ¿Te ha gustado cariño?, ¿has disfrutado?, porque ahora me toca a mí.


Mi mujer apoyo su espalda en la pared, seguía con los ojos vendados, el extraño se arrodillo delante de mi mujer, la dio el vibrador y ella elevo su pierna izquierda apoyando su pie, (seguía con esos increíbles zapatos de tacón puestos), sobre el hombro izquierdo de nuestro querido amigo, digamos que lo usaba como si fuese una pequeña silla donde apoyarse y así de esta manera comenzó a introducirse el vibrador en el coño, suavemente, despacio, sin prisas. Comenzó un movimiento de mete saca, que nos dejaba loco. De repente, giro la base del vibrador para que empezase a funcionar y se ve que ya no podía aguantar más debido a la vibración del aparatito, estaba a punto de correrse.


En ese preciso instante pudimos observar como cada vez que se sacaba e introducía el vibrador, este salía lleno de algo blanco, nos fijamos bien, y vimos que lo que estaba ocurriendo es que mi corrida estaba saliendo lentamente de su culo. Parte de mi corrida la resbalaba por la cara interna del muslo derecho y parte se deslizaba hacia su coño; sin poder evitarlo el vibrador y su mano al moverse en continuos movimientos de mete saca, recogían parte del semen que la iba resbalando y nuevamente se lo estaba introduciendo por el coño mediante el vibrador. Sin decir nada, el extraño quito la pierna de mi mujer de su hombro, se levanto y la empezó a lamer la boca entera, la besaba sin respiro, con su mano derecha la quito el vibrador y empezó a recoger el semen que la resbalaba por la pierna con su mano para acto seguido restregárselo por todo el coño. Continuo metiéndola el dedo todo lo que podía, bien adentro.


Mi mujer ya no podía más, y empezó a visarnos de que se iba a correr. El extraño entonces, esta vez sí, la cogió en peso, mi mujer abrazo la cintura de aquel hombre con sus piernas facilitando la penetración de aquel pedazo de miembro. El extraño se la clavo bien clavada, empezó a moverla con fuerza, mi mujer gemía, se retorcía de placer. Yo podía ver como la polla de aquel hombre se metía y salía del coño de mi mujer con una facilidad impresionante. La mezcla de los fluidos de ambos, junto con el semen de mí corrida, era perfecta, se hacía un tanto espesa, pero la lubricación era perfecta, adornada con un leve goteo de lo que iba resbalando debido a la fricción. El sonido del choque de su polla con el coño de mi mujer resonaba en el ambiente.


- ¡No puedo más!, ¡me corro!, exclamaba mi mujer; En ese instante nuestro misterioso amigo la quito la venda de los ojos a mi mujer y esta al verle la cara, quedo sorprendida por el antifaz que nuestro amigo llevaba y que seguía ocultando su rostro; creo que el hecho de solamente ver los ojos de placer al desconocido, la dio más morbo aún porque no paraba de exclamar y gritar; ¡Ahhhhh!, que gusto cabron, ¡Voy a llegar, llego!, ¡llego!, ¡que llego!, ¡follame, así, así, me corro!..., ¡¡¡Siiiiiiiiiii!!!, en ese momento estaba sintiendo un orgasmo inigualable.
- ¡Córrete y disfruta puta!, ¡te voy a llenar bien!, ¡como he deseado este momento desde la última vez, al fin te tengo!, ¡¡toma, toma, me corro!, ¡Ahhhhh!, ¡así, bien dentro!


Aquel individuo se convulsionaba lleno de placer, su polla no paraba de bombear esperma en el coño de mi mujer. Ambos disfrutaron de la corrida y se quedaron en esa posición disfrutando del placer durante un rato. Aquel semental disfruto totalmente de mi mujer, a continuación saco su polla del coño de mi mujer, dejo a mi mujer en el suelo y ella para terminar la faena, se arrodillo y le volvió a comer todo el rabo a aquel individuo, limpiándole los restos de la corrida. Mientras le terminaba de limpiar el rabo, el semen de aquel semental, empezaba a salir del coño de mi mujer en un perfecto, “creampie”.


Qué imagen más sexy, mi mujer arrodillada a la luz de la luna y de las farolas de la calle, con los tacones blancos que resaltaban la belleza de sus piernas, limpiándole la polla al individuo con cara de haber disfrutado al máximo de la experiencia que acabábamos de vivir.


¡Puro Vicio!

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