martes, 20 de septiembre de 2011

LA NUEVA FAMILIA DE ALFREDO 7

¿Papá?— había alcanzado a pronunciar Sarahi temblorosa y llorosa. Al instante el señor levantó el rostro, ¡era imposible!, no, no lo era, ¡era Raúl!, el padre de Sarahi quien hacía cosa de unos meses que había caído prisionero en ese horrible lugar tras ser raptado al quedarse dormido a causa del alcohol en un bar; ¡lo que son las cosas!, ahora se encontraba con su hija en el lugar menos indicado, en un lugar en donde una jovencita como Sarahi saldría horrorizada de presenciar tantas injusticias pero tal no era el caso de Sarahi quien rápidamente le hizo una seña a su padre para que se calmara y se callara al verlo evidentemente desesperado, enseguida lo jaló por su cadena y llevando a su padre como lo haría con un perro, a cuatro patas y sujeto por su cadena se dirigió a una celda para estar a solas con el y poder platicar con mas confianza.

Nada mas entrar a la celda Raúl se echó lloroso a los pies de su hija— ¡Sari mi amor gracias al cielo, mi amor tienes que sacarme de aquí, tienes que ayudarme Sari mira que a diario me muelen a patadas y latigazos nos tratan peor que animales hija por Dios!— le imploró angustiado su padre.

Sarahi tan solo lo observaba en silencio. Raúl terminó de explicarle brevemente su penosa situación en dicho lugar y de nuevo alzó la cara para encontrarse con la mirada de Sarahi quedándose de rodillas frente a su hija y suplicándole que le hiciera saber si lo ayudaría pero Sarahi tan solo continuaba mirándolo con lágrimas en sus ojos hasta que tomándolo desprevenido le soltó un tremendo bofetón que hizo quedar a Raúl de nueva cuenta a los pies de su hija.

¿Por qué me abandonaste?, ¿Por qué?, ¡responde!— fue la exigente interrogativa que Sarahi le planteó a su padre.

¡Hija…., yo, verás…..!— murmuraba Raúl apenado mientras resignado recibía otra humillante bofetada por parte de su hija.

¡Has sido un maldito alcohólico toda tu vida y aún así siempre te adoré!— le reclamó llorando Sarahi— ¡la última vez que nos vimos juraste no volverme a dejar y nada cuando desperté de nuevo sola con mi madre!, ¿Por qué diablos debería de ayudarte ahora?— concluyó elevando su tono de voz.

¡Por que te amo hijita!— fue la fugaz respuesta de un astuto Raúl que a pesar de encontrarse en tan difícil situación y sin saber cuanto había cambiado su hija sin dudarlo comenzó a hacer uso de su peculiar y pícaro carácter con el cual controlaba muy bien a Sarahi desde pequeña— ¡tú eres mi princesa Sari!— continuaba Raúl dispuesto a ganarse una vez mas el perdón de su hija— ¡vamos, perdóname, tú lo haz dicho el alcohol ha interferido mucho entre nosotros aunque también sabes que tu madre me presionaba mucho pero a todo eso sabes que te adoro princesa Sari!— concluyó Raúl con una cómica reverencia culminando al postrarse a los pies de su hija tocando con la frente el piso dándole toda la seriedad posible al haberla llamado princesa.

¡Jijijijiji!— se rió Sarahi nerviosamente y con la cara colorada— ¡Cuánto tiempo había añorado oír de nuevo esas palabras de labios de su padre!; Sarahi respiró profundo y risueña le fue acercando lentamente sus pies a su padre hasta dejarlos justo enfrente del rostro de Raúl entonces le habló dulcemente sin dejar de sonreír— ¡demuéstralo, besa los pies a tu princesa no por que te veas obligado a hacerlo sino por amor tal y como lo hacías cuando estaba pequeña!, ¿recuerdas?, siempre que me hacías enojar me pedías perdón besándome los pies hasta que yo me daba por satisfecha, bueno papito pues en éste momento estoy tan enojada como ofendida y en mis manos está tu vida pues como te habrás dado cuenta soy rica y poderosa y así como puedo salvarte al igual puedo torturarte hasta matarte pues piensa en la ira y la desdicha que ha invadido mi ser desde que te fuiste, uy y eso sin contar que haría mi mamá si te tuviera enfrente, anda, besa los pies a tu princesa— concluyó Sarahi risueña y muy emocionada.

Raúl le sonrió, el señor apenas picaba los 40 y estaba de muy buen ver tomando en cuenta que siempre había sido un alcohólico y parrandero y que a pesar de que no llevaba tanto tiempo prisionero las marcas del látigo y quemaduras hacían acto de presencia sobre su piel. Raúl hasta entonces cayó en cuenta de que se encontraba desnudo ante su hija pero lejos de ruborizarse alguno de los dos ambos se echaron a reír. Enseguida Raúl se postró a los pies de su hija y repitió el ritual que tantas veces había llevado a cabo con Sarahi desde pequeña adorándola como bien la llamaba, su princesa y de ahí la bonita costumbre de que Sarahi desde pequeña exigía ser adorada.

Raúl besó y lamió con devoción los bonitos zapatos color arena cerrados, de piso de su hija, perfectamente la descalzó con los dientes y al instante quedó impregnado del aroma de esos pies, Sarahi ya no era una niña, era una joven en verdad hermosa, Raúl respiraba profundo el aroma proveniente de esos pies que olían muy distinto y mucho mas fuerte que cuando los había besado con Sarahi mucho mas niña, era un olor fuerte pero para nada ofensivo mucho menos para el que era su padre y Sari su eterna princesa y así se lo hizo ver. Su padre respiró y besó el interior de los zapatos de Sarahi y culminó el acto besando y enterrando prácticamente el rostro sobre las plantas de los pies de su hija justo cuando ésta las había levantado ligeramente en ese momento Raúl se expresó— ¡perdóname princesa pero no puedes negar que me adoras tanto como yo a ti, sácame de éste infierno, te lo imploro por ese amor que te tengo y que se que tu al igual me tienes!;

¡Suficiente!; Sarahi lo adoraba, toda su corta vida había mendigado por tener cerca a su padre y tan solo se mortificaba recordando los bellos momentos que habían pasado juntos en su infancia a lo que sin pensarlo mucho decidió comprarlo, eso sí, comprarlo y conservarlo como lo había encontrado, como esclavo, ¡ahora su padre sería su esclavo! y para dejar las cosas en claro mientras mas rápido mejor, así se lo hizo ver Sarahi a su padre Raúl.

¡Papá, bien te sacaré de aquí pero grábatelo!— Sarahi hizo una ligera pausa y muy decidida continuó— ¡ahora serás mi esclavo, jamás pienso dejarte libre por que te conozco y volverías a escapar de mi a lo que manteniéndote prisionero es lo único que me da la seguridad que de ahora en adelante siempre estarás no solo a mi lado sino a mis pies que es en donde deben permanecer los esclavos a los pies de su ama y yo seré tu ama, si, también tu hija pero al fin la dueña de tu vida por lo tanto si lo que me corresponde es ser tu dueña pues a ti te corresponde el deber de permanecer a mis pies satisfaciendo hasta el mas inocente de mis caprichos!— concluyó Sarahi muy segura de sus palabras ante la mirada atónita e incrédula de su padre que sencillamente no se la creía.

¡Princesa!— fue lo único que alcanzó a exclamar Raúl pero enseguida fue interrumpido por su hija y en adelante su nueva ama— ¡calla y escucha!— ¡te compraré y vivirás conmigo pero no se te olvide serás mi esclavo, obvio que no pienso hacer de tu vida un infierno por lo contrario pienso recuperar tiempo perdido pero será a mi manera mmmm, también necesito aclarar algunos detalles con mamá pues créeme, apenas se recupere de la sorpresa de verte querrá cortarte en pedacitos comenzando por tu polla jajajajaja!— Sarahi se carcajeó cuanto quiso al ver el temor y el miedo que había logrado infundir en su padre a pesar de que le había dejado en claro que no estaba entre sus intenciones destrozarle la vida, al final se hizo calzar por su padre y levantándose le dijo mientras avanzaba para salir de la celda— ¡venga, sígueme esclavo, sellaremos lo que haya que sellar y firmar para largarnos de aquí, fiu, vaya si encontré lo que buscaba jajajaja!— continuó Sarahi carcajeándose feliz y emocionada mientras Raúl la seguía gateando penosamente y totalmente consternado al oír hablar a su hija con tanta seguridad e ir meditando que no dejaría de ser esclavo eso sí, de su adorada princesa a la cual amaba tanto como Sarahi lo amaba a el y que bien le había dicho no haría de su vida un infierno, ¿y si lo hacía?, ¿por influencia de su madre y ex esposa de éste?, ¡la suerte estaba echada y tendría que arriesgarse!;

En instantes Sarahi le contó todo a Aceneth quien la abrazó fuertemente al verla tan emocionada aunque Aceneth ya se lo imaginaba pues anteriormente Sarahi ya le había platicado la historia de su padre a lo que uniendo todas las escenas desde que Sarahi miró y descubrió a su padre en la prisión Aceneth dedujo rápidamente que no podría tratarse de otra persona mas que de su padre a lo que maliciosamente le gastó una cruel broma a la pobre de Sari.

¡Sari cuanto lo siento mi amor pero alguien tiene que decírtelo!— se expresó Aceneth mirando con lástima a Sarahi.

¿Decirme que?— preguntó Sarahi emocionada.

¡Que no puedes comprar a tu padre pues ya está vendido!— le respondió Aceneth aparentando una seriedad asombrosa cuando en realidad luchaba por no carcajearse al ver como poco a poco el rostro de Sarahi fue cambiando al ir asimilando las palabras de Aceneth hasta explotar y gritar histérica— ¡NOOOOOOOO, ESO NO, NOOOOOOO, YO PAGO EL DOBLE, ACENETH AYÚDAME!; ¿QUIÉN LO HA COMPRADO?; ¡NOOOO, NO PUEDE SER, NO PUEDEN VOLVERME A SEPARAR DE MI PADRE!— continuaba gritando nerviosa y llorosa Sarahi mientras se aferraba a Aceneth que continuaba con su cruel broma.
¡Sí mi amor te entiendo!, pero venga, ¿Qué se le va a hacer?— le decía continuando en luchar por no romper a reírse al contemplar el bello rostro de Sarahi opacado por sus lágrimas.

¡NOOOO, NO ENTIENDES COÑO, NO ENTIENDES, DIME QUE ME AYUDARÁS, TU PUEDES HACERLO PUES ERES MUY CONOCIDA Y RESPETADA AQUÍ, VAMOS ACE TE LO RUEGO!— le imploró Sarahi a su amiga con la mirada mas tierna y conmovedora que pudiera existir.

¡Mmmmm!— expresó risueña Aceneth— ¡sí, es cierto, de echo ya lo hice, yo lo compré!; ¿Cómo ves?; ¡tu padre ahora es mi esclavo solo que no pienso venderlo ni a ti ni a nadie así que no insistas!— concluyó mirando con burla a Sarahi.

¡Maldita!— le gritó Sarahi al momento que se le iba a golpes a lo que Aceneth atinó a sujetarla con firmeza de los brazos inmovilizándola a lo que Sarahi a la vez alterada y a la vez impotente le gritó— ¡mientes, no pudiste comprarlo sin antes consultarme, mientes!; ¿para que querrías tú a mi padre?;

¡Jaajajajajajajajaja!— fue la respuesta que Sarahi obtuvo de parte de Aceneth, una cruel y fuerte carcajada— ¡para atormentarte y hacerte sufrir cada vez que veas como lo maltrato y lo humille haciendo que se arrastre ante mis pies!;

Sarahi se quedó muda por un instante, quiso hablar, gritar e insultar a la maldita de Aceneth pero no pudo, tal fue el impacto de esas palabras para ella que la desarmaron por completo, permanecía inmóvil, poco a poco dejo de luchar para zafarse de las manos de Aceneth que continuaba sujetándola, miro por unos segundos a Aceneth ya no con rencor sino con temor, lo que le había dicho tenía sentido, Sarahi continuó por un instante mas mirando en verdad asustada a Aceneth, sintió que las piernas le temblaban y sintiéndose impotente y derrotada ante su amiga se desplomó refugiando su rostro sobre el pecho de Aceneth rompiendo a llorar amargamente pues no le salían las palabras siquiera para suplicarle. Sarahi se sintió morir al escuchar como su llanto era tapado por otra cruel carcajada de Aceneth, entonces reaccionó y justo cuando trató de intentar siquiera propinarle una bofetada como respuesta hacia tantas burlas, no fue necesario pues para su fortuna Aceneth le comunicó que tan solo había estado bromeando con ella.

¡Jajajaja, ya idiota, es una broma, tienes razón!; ¿para que diablos querría yo a alguien como tu padre?; ¡venga, dame un abrazo!;

¡Ehhhhhhhhhh!— gritó Sarahi eufórica pues fue lo único que se le ocurrió pues a decir verdad muy en su interior temía que Aceneth hubiese hablado en serio y temía enfrentarse a ella pues sabía lo peligrosa que podría llegar a ser mención aparte que la quería y la respetaba mucho a lo que le hubiese dolido en el alma una traición por parte de ésta, pero lo dicho, para su fortuna ese amor y ese respeto era correspondido por Aceneth. Producto de la emoción Sarahi se dejó llevar de nueva cuenta por Aceneth con un profundo beso en los labios ante la mirada incrédula de su padre que no daba crédito a lo que hacía su princesa.
¡Venga Sari vamos a registrarlo para que quede como tu nueva propiedad!— le dijo una sonriente Aceneth después de finalizar con tal apasionado beso.

¡Siiiiiiiii!— gritó Sarahi emocionada— ¡síguenos papi!— le ordenó tronándose los dedos.

Pasados unos instantes ya casi todo estaba listo tan solo faltaba un detallito y justo era lo que una señora muy bien presentable, encargada de llevar a cabo todos los tramites le explicaba, mas bien le preguntaba a Sarahi— ¿señorita, desea que su esclavo sea marcado de una vez?;

Sarahi abrió la boca ante tal pregunta, enseguida miró a Aceneth que le sonreía con malicia y complicidad, después miró a su padre que se encontraba atemorizado y al final preguntó con curiosidad a la señora— ¿marca?, ¿Cómo marcan a la reces?;

Efectivamente señorita— le respondió la encargada— tenemos variedad de diseños o inclusive usted misma si así lo prefiere puede crear su propio diseño; hay personal deseoso de servirla hasta en la mas mínima de sus dudas o inquietudes y en tan solo un rato en el cual ustedes pueden descansar o pasear mas de lleno el lugar su esclavo estaría listo con su diseño personal, el diseño de su ama.

Fue la misma Sarahi quien se encargó de llevar a su padre a una sala de torturas totalmente equipada al igual que no se lo pensó mucho para decidirse por una corona y debajo de dicha corona llevaría una “S”, evidentemente de Sarahi. Antes de entregar a Raúl para su marcado éste intentó conmover a su hija restregando su cara sobre los pies de Sarahi como un pobre perro asustado que es justamente como se encontraba Raúl.

¡Jajajaja!— se rió alegremente Sarahi— ¿Qué pasa papi, tienes miedo?— le hablaba burlona mientras se agachaba y le levantaba el rostro con sus manos para seguir divirtiéndose a costa del miedo de su padre— ¡uy pues deberías por que dice Aceneth que duele horrores y que ella ha visto a tipos rudos como tú orinarse encima jajajajajaja, solo espero que ese no sea tu caso por que me decepcionarías jijijijiji!— concluyó sus crueles comentarios una divertida Sarahi que muy quitada de la pena tan solo bromeaba con su padre revolviéndole cariñosamente su cabello y mirándolo por fin al final con algo de pena y lástima por el sufrimiento que sabía que se le venía en instantes al pobre de Raúl y que Sarahi a pesar de que se apenaba no pensaba evitarle tal sufrimiento pues fue ella misma quien lo había autorizado por lo que acercándose mas a su padre le susurró al oído con una expresión perversa— ¡además bien te lo mereces así que venga, complace a tu princesa, no quiero oír un solo chillido!— concluyó sonriente.

Transcurrió un lapso de tiempo en el que Sarahi contemplaba muy interesada sin perder un solo detalle y en compañía de Aceneth como se preparaba todo lo necesario para el marcado de su padre y tal fue el interés mostrado y la inquietud, mas bien el querer impresionar a su amiga lo que la hizo tomar una firme decisión para ella y cruel decisión para su padre pues a pesar de que Sarahi sentía un gran amor hacia el nuevamente ganó en su ser la crueldad y el orgullo de no verse débil ni opacada ante otras mucho menos ante su amiga Aceneth a lo que haciéndose la fuerte al final tan solo por impresionar a Aceneth fue la propia Sarahi quien se encargó de marcar a su padre su diseño pegándole los hierros candentes sin un solo indicio de piedad en la piel de éste marcándolo en su espalda y pecho; tan solo dos marcas pero fueron suficientes pues Sarahi en verdad se mostró despiadada ante su padre. Cabe mencionar que Raúl soportó el dolor comportándose a la altura aún así chilló y pegó de alaridos al sentir como su fortaleza era superada por tan inmisericorde castigo pues Sarahi al ver que su padre se resistía al dolor le dejo los hierros sobre su piel hasta impregnar la sala con un olor a carne quemada evidentemente provocándole mucho mas dolor del necesario y logrando su objetivo, ¡hacer llorar y bramar de dolor a su padre que de milagro no se desmayó!;

Sarahi detuvo la horrible tortura después de oír gritar a su padre— ¡piedad princesa piedad!; ante el asombro y la admiración de las personas que fungían como guardias de aquel lugar y de la propia Aceneth al comprobar que a Sarahi no le tembló la mano a la hora de marcar y castigar a su padre; así había dejado las cosas en claro tanto a su amiga como a su padre, lo amaba a morir, sí, pero se lo guardaría como ya se lo había guardado tantos años durante su ausencia y sin duda lo trataría como lo que era, un esclavo, su esclavo al igual que sin duda lo castigaría no solo cuando así lo mereciera sino cuando a ella se le antojara tal como lo hacía con Alfredo, tal como lo había echo con el al marcarlo provocándole mucho dolor y haciéndolo sufrir mas de lo necesario tan solo por que así lo considero la hermosa joven Sarahi.

Pasados unos instantes Sarahi se encontraba conduciendo camino a su casa con su padre a su lado con la cabeza gacha y aún lamentándose de su marcado, llorando en silencio para no molestar a su hija después de que ésta así se lo hizo ver propinándole dos fuetes bofetadas y gritándole que se callara pues su llanto la molestaba. Durante el camino Sarahi lo puso al tanto resumiéndole su vida desde que su madre se casó con Oscar, como esclavizó a Alfredo, como conoció a Lorena y a Aceneth y así hasta llegar a ese día en el cual lo encontró y rescató de aquella prisión.

Mientras tanto Aceneth se encargó de irse por su cuenta y poner al tanto de todo a Yolanda ¿y a Alfredo?, no, tan solo a Yolanda pues Alfredo era tan solo el perro de compañía de Sarahi por lo tanto el no importaba en absoluto. Raúl respiraba agitadamente, se encontraba a gatas, desnudo, con collares de seguridad tanto en el cuello como en el pene, tembloroso de que alguien lo viera pues estaba justo a la entrada de la casa que sería su nuevo hogar. Sarahi sonrió, lo golpeó suavemente en la cara con el pie; Raúl besó al instante el zapato de su hija entonces Sarahi se dispuso a abrir la puerta y a entrar no sin antes decirle dulcemente a su padre de nuevo acariciándolo como si lo hiciera con un cachorro asustado— ¡ánimo, no te pasará nada que yo no quiera que te pase y aunque eres mi esclavo también eres mi padre y recuerda que te quiero!— dicho esto Raúl se sintió protegido pues temía a Yolanda y sin mas entraron a la casa a encontrarse precisamente con Yolanda.

El recibimiento por parte de su ex esposa para Raúl fue el esperado; Yolanda lo surtió a patadas, insultos y bofetadas hasta que Sarahi intervino temiendo por la integridad de su padre y teniendo en cuenta el ya de por si pesado día que éste había sufrido al ser marcado. Así daba inicio una nueva vida para Raúl en el que cada uno de sus días iniciaba recibiendo en su rostro un salivazo por parte de Yolanda con todo el desprecio que a ésta le era posible expresarle de ahí se pasaba gran parte del día encadenado a los pies de Yolanda pues ésta se hacía ajustar la larga cadena de Raúl en uno de sus pies obligándolo a tener que seguirla a todos lados arrastrándose a sus pies detrás de ella como un vil gusano.

Una vida nada fácil a pesar de contar con la protección de Sarahi pues poco a poco Raúl fue comprobando lo tanto que Sarahi había cambiado y lo cruel que en ocasiones podría llegar a comportarse con Alfredo y con el mismo. Sencillamente Sarahi era imprevisible a lo que Alfredo y el propio Raúl vivían temerosos todo el tiempo; Sarahi podría ser tierna y compasiva como se lo demostró a su padre la misma noche de aquel día en que éste había ingresado a su casa como su esclavo al cubrirlo de besos y consolarlo por el brutal castigo que sufrió por parte de Yolanda antes de permitirle dormir al centro de su habitación en la alfombra pues a un lado de su cama en el piso correspondía dormir a Alfredo todas las noches con las sandalias de Sarahi sobre su rostro respirando la esencia durante todas las noches pero al igual Sarahi de pronto enfurecía por cualquier detalle insignificante y no escatimaba en hacerle daño a cualquiera de sus dos esclavos, su padre y su hermanastro.

En un nuevo día en la vida de Raúl, Sarahi se disponía a salir rumbo a uno de sus tantos cotidianos ensayos con sus compañeras de trabajo y para ello solía llevar muy seguido a sus esclavos pues la voz había corrido y Sarahi se paseaba mas que orgullosa cada vez que llegaba llevando a sus esclavos como si de perros se trataran ante el asombro y respeto de todas sus compañeras sabiendo que a quienes llevaba uno era su hermanastro ¡y el mayor su padre!;

Pero ese día Raúl se encontraba mas lloroso que de costumbre a lo que Sarahi maliciosamente se burlaba de el— ¡ya papi no es para tanto jejeje!;

La noche anterior Yolanda le había dado una paliza ejemplar al pobre de Raúl después de que éste se negara a lamerle el culo a lo que Yolanda ofendida le dio de golpes en el trasero a Raúl hasta que se cansó y se los dio con la dura suela de su zapatilla y no contenta aún le metió el fino tacón de la zapatilla en el culo a Raúl hundiéndoselo sin piedad y obligándolo a mantenerlo ahí clavado dentro de su trasero gran parte de la noche sin importarle en lo mas mínimo los alaridos de dolor del desdichado de Raúl y sin importarle el excesivo daño que le estaba haciendo hasta que Sari se compadeció de los lamentos de su padre y lo liberó de aquel dolor zafándole el tacón de su trasero.

Ahora saldrían rumbo a donde Sarahi ensayaba parte de sus actividades laborales y el pobre Raúl se negaba a ir al estar apenado de hacerlo desnudo y por lo tanto mostrando las marcas del castigo incluyendo un cruel taconazo en la cara pero todo eso a Sarahi no le importó a lo que pasado un rato se encontraban en el estacionamiento del lugar y justo se disponía a entrar seguida de sus perros a una sala privada cuando se encontró con Lorena y Aceneth que al ver el estado de su padre vacilaron con ella.

¡Ay Sari pero que mala eres mira que no respetas ni a tu padre!— bromeó con ella Lorena mientras le dedicaba una sonrisa burlona a un humillado Raúl.

¡No fui yo, fue mi madre pero al igual y se lo merecía!— contestó Sarahi con una bella sonrisa para después centrar su mirada en un asustado Alfredo que incluso se mostraba mas nervioso que el propio Raúl pues la mayoría de veces que el chico se encontraba con Aceneth y Lorena sufría aún mas que con su propia ama; Sarahi miró con cierto desprecio tanto a su padre como a Alfredo al verlos tan temerosos y tan humillados a sus pies a lo que ligeramente se safó un pie de su zapato negro, cerrado, de piso y lo acercó al rostro de Alfredo que al instante le lamió con devoción los dedos de su pie, entonces mirando a ambos les ordenó hablándoles déspotamente— ¡venga perros a lavar todos los autos del estacionamiento y a obedecer en todo lo que cualquiera de las chicas les ordenen!— concluyó dándole una patada en el rostro a Alfredo que no había dejado un solo momento de lamerle los dedos de su pie mientras su padre besaba con la misma devoción y humildad las relucientes zapatillas rosadas de Lorena.

Tan solo había transcurrido un rato en el que Raúl y Alfredo habían dejado más que limpios todos los autos y ahora se esmeraban en fregar el piso de un cuarto mientras que Aceneth los observaba burlona disfrutando de un sabroso emparedado y divirtiéndose a mas no poder ante la mirada perruna de Raúl que evidentemente se moría de hambre; Aceneth se percató de ello y con una malévola sonrisa arrojó al piso ante sus pies lo que quedaba de emparedado.

¡Come coño!— le ordenó con desprecio a Raúl quien de inmediato se dispuso a devorar dicho emparedado manteniendo sus manos por detrás, comiendo como un perro tan solo utilizando la boca ante la cruel sonrisa de satisfacción de la joven Aceneth que se deleitaba viéndolo comer a sus pies; de pronto Aceneth lo obligó a levantar el rostro alzándole la barbilla con la punta de su zapato— ¿rico?— le preguntó sonriéndole con desdén. Raúl respondió afirmativamente expresándole su respuesta con un parpadeo de ojos.

¡Mmmmm!— expresó maliciosamente Aceneth— ¡espero que cuando pruebes mis heces expreses lo mismo jajajajajaja!— concluyó carcajeándose muy divertida la desalmada chica.

¡Eyyyy!; ¿ya empezamos?— intervino bromeando Sarahi que en ese momento entraba al cuarto y había escuchado perfectamente lo dicho por Aceneth.

¡Jajajajaja!— continuó Aceneth riéndose a lo que Sarahi le confirmó— ¡venga nada de cagar en la boca de mi padre eso solo mi madre mira que ni siquiera yo lo he hecho!;

¡Bueeeeeno!— respondió Aceneth fastidiada para enseguida añadir burlona mirando tanto a Raúl como a Sarahi— ¡pero que no vuelva a mirarme a la cara en especial cuando desayuno pues a la otra te juro que yo misma le saco un ojo con el tacón de mi sandalia!— concluyó dejando hasta cierto punto preocupada a Sarahi pues ésta bien sabía que Aceneth hablaba muy en serio y que no se compadecería pero ni tantito al igual que no se lo pensaría mucho si se le presentara la ocasión para provocarle tan terrible sufrimiento a su padre.

Aceneth se retiró mientras Sarahi permanecía de brazos cruzados observando divertida a su padre que se había puesto aún mas nervioso— ¡era eso, coño solo piensas en comer!— le dijo burlona mientras se retiraba por un momento para regresar al igual con otro suculento emparedado y ante la mirada apenada de su padre lo despedazó con sus manos y se lo arrojo al piso— ¡anda coño come que no quiero que te saquen un ojo!; ¿Qué, por que me miras así?, ¿Por qué te lo despedacé haciéndolo puré?; ¡jajajaja ay papá pero si ya deberías estar acostumbrado a comer como un perro puesto que es en lo que mi madre te desea convertir!— concluyó humillándolo.

Justo se disponía Raúl a devorar el emparedado al no quedarle otra opción en cuanto Sarahi sin querer lo pisoteó al caminar hacia Alfredo, daba igual, Raúl comería los restos del emparedado lamiendo las suelas de los zapatos de su hija que sin previo aviso había cambiado abismalmente de humor— ¡Alfredo, descálzame!— fue su orden.

Alfredo titubeó al ver la clara expresión de enojo reflejada en el bello rostro de Sarahi— ¿ama?, ¿no ama, por que ama?;

¡Descálzame he dicho y tú papá estírate en el piso bocarriba para que apoye la planta de mi pie en tu cara mientras castigo a Alfredo!— estaba claro, la dueña de ambos había hablado incluso elevando el tono de voz a lo que dejaba en claro que a ambos no les quedaba mas que obedecer y en el caso de Alfredo soportar el castigo del cual no sabía el motivo y al final pedirle perdón a su ama besándole los pies y agradecerle su bondad al momento de que detenga el castigo.

Raúl obedeció al instante, ya después devoraría los restos aplastados del emparedado que permanecían en el piso. Alfredo sollozaba y el castigo aún no iniciaba. En segundos la cabeza de Alfredo giraba de lado a lado, Sarahi le estaba dando de bofetadas con la suela de su zapato— ¡coño te tengo dicho mil veces que en público no me mires a la cara y aquí no estamos en la casa por lo tanto nos encontramos fuera y en público, entiéndelo animal!, ¿Qué tan imbécil eres?;

¡Perdón ama perdón pero nunca te miré a la cara!— se defendió llorando Alfredo.

¡Plafffffffffffff!; ¡Cáaaaallate!— le gritó Sarahi después de propinarle otra fuerte y humillante bofetada seguida de otra y muchas otras mas ante los lamentos ahogados de su padre que sufría pues Sarahi le pisaba por completo la cara al mantener el pie firmemente apoyado sobre su rostro pero Raúl lo prefería en lugar de estar recibiendo tan crueles golpes con el zapato en plena cara como lo estaba sufriendo el pobre de Alfredo y lo sufrió hasta que Sarahi se sintió satisfecha fue entonces que Alfredo sin esperar orden alguna, reaccionando por inercia acercó la cara hasta pegar los labios y besar la suela del zapato, seguido se postró y besó el pie descalzo de Sarahi que indolentemente aún descansaba sobre la cara de su padre aplastándosela sin consideración alguna.

¡Perdóname ama!— pronunció Alfredo totalmente humillado ante su bella hermanastra al momento que le acomodaba de nuevo el zapato.

¡Bien Alfredo, bien, te perdono!— le contestó ya mas calmada Sarahi para que en segundos le sonriera cruelmente y con una actitud en verdad déspota y grosera le dijera— ¡ah y es cierto nunca me miraste a la cara tan solo quise quitarme algo de estrés mas bien de aburrimiento golpeándote y se me antojó culparte con esto aunque a decir verdad ya sabes muy bien que no necesito pretextos ni nada, si quiero golpearte te golpeo y punto!; ¿no te importa verdad?— concluyo con una cruel pero bella sonrisa mostrando sus perfectos dientes blancos mientras contemplaba como su hermanastro continuaba humillándose ante ella lamiendo sus zapatos, Sarahi se sonrió aún mas al continuar contemplando a Alfredo tan denigrado a sus pies, tan poca cosa, tan insignificante ante ella al igual que a un temeroso Raúl que se atormentaba la mente pensando y tratando de entender como diablos era posible que Sarahi decía querer a Alfredo tanto como a el y sin embargo cada vez que se le antojaba lo castigaba sin piedad y sin razón alguna tan solo por placer, tan solo por que se le antojaba y podía hacerlo, pero así era la vida para ellos, para los esclavos de Sarahi, con dichas y desdichas, con infortunios y recompensas pues ese mismo día ya en la casa por la noche Raúl mas que asombrado, incrédulo era testigo de cómo Sarahi, su princesa, con mimos y caricias se llevaba a Alfredo a la cama de su habitación susurrándole dulcemente— ¡venga Alfredito a que me porté cruel contigo hoy jejeje, bueno ni tanto, has tenido días peores!, pero venga Alfredito, ¿dolieron los golpes?, ¿eh?, ¿te dolieron?;

Alfredo temeroso atinó a contestar tratando y logrando de acertar con su respuesta mas que nada satisfaciendo el ego, la vanidad y la soberbia de Sarahi— ¡sí ama, dolieron pero vale la pena mi sufrimiento sabiendo que con ello te has sentido satisfecha, en verdad que es todo un privilegio sufrir por ti mi adorada y hermosa ama Sarahi!— se humilló Alfredo con tal de llenar de orgullo y dicha a Sarahi aunque a decir verdad no se puede afirmar si el chico mentía o hablaba sinceramente aunque lo último representa lo mas creíble pues Alfredo amaba a morir a su ama por lo que siendo así ya no resulta difícil creer que el chico estuviese dispuesto siempre a sufrir con tal de ver sonreír a la dueña de su vida, a la dueña de su cuerpo y su mente.

¡Jajajajajaja!— Sarahi se carcajeó con ganas y muy orgullosa de si misma bromeó con Alfredo— ¡venga Alfredito cuando quiero que me beses el culo tan solo te lo ordeno y listo o sea coño no tienes que fingir que disfrutas cuando te golpeo, bah, no te preocupes hombre, ya no te voy a golpear!— Sarahi hizo una pausa mientras no dejaba de mirar a la vez con ternura y a la vez con burla a Alfredo para que al final después de otra alegre carcajada añadiera con malicia— ¡jajajajaja, por hoy, si solo por hoy ya no te voy a golpear jajajaja, mmm, bueno a menos que no sepas como hacerme el amor y yo se que eso te encanta y que sabes a la perfección como hacerme gozar!;

Dicho esto Sarahi le plantó un profundo beso en los labios a Alfredo terminando ambos sobre la cama para dar inicio a una asombrosa y desenfrenada noche de sexo y pasión ante la sorpresa y la felicidad que invadía a Alfredo cada vez que daba lugar éste hermoso acto con su ama. Sí, así era la vida de Alfredo y de Raúl, así era la vida de los esclavos de Sarahi, imprevisible, tal y como lo era su propia ama, la bella Sarahi.


FIN

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