lunes, 19 de septiembre de 2011

LA NUEVA FAMILIA DE ALFREDO 4

Sarahi se encontraba una tarde en un local de una plaza comercial mirando embelesadamente como una autentica boba unas joyas, mas exacto unas pulseras de oro y no es que ella anduviera o luciera mal vestida pues su madre siempre la había acostumbrado a darle mas de lo que podía, a vestirla con ropas de marca y finos zapatos pero habían sus limites y esas joyas eran un limite para ella al igual que lo sería un auto o contar con tarjetas de crédito para comprar a sus anchas. Ella lo sabía y por lo tanto tan solo se conformaba con mirar las joyas tratando de no manchar el aparador con sus babas al tener la boca abierta y ver como dos jóvenes bellezas se las compraban tranquilamente como si se compraran un refresco y al salir del local le dedicaron a Sarahi una ligera sonrisa mostrándole sus perfectos dientes blancos; sonrisa que Sarahi no supo interpretar si había sido de burla o por que no les había sido tan indiferente o inclusive si había sido de desprecio pero se sintió tan atraída hacia esas chicas que rondaban en los veinte años que las siguió para ir comprobando como éstas pasaban de local a local surtiéndose de finos y carísimos zapatos, ropa y todo lo que quisieran.

¡Vaya deben tener todo el dinero del mundo!— pensaba Sarahi en silencio mientras seguía a las chicas— ¡mamá se rompe el alma para que cada mes yo pueda comprarme algo en estos lugares y éstas chicas vienen y en cuestión de horas casi se llevan todo cuanto quieren!— Sarahi continuaba sumergida en sus pensamientos hasta que un ligero empujón la volvió a la realidad.

¡Eh tú niña!, ¿no oyes que te hablo?— se expresó hacia ella una voz suave pero al igual autoritaria y con un tono de superioridad al momento de hablar.

¡Oh perdón!— respondió Sarahi a quien le había hablado y a quien correspondía el nombre de Lorena, una hermosa morena con un físico mas que estético en verdad impresionante tan impresionante como la altanería con la que miraba y se dirigía a Sarahi— ¿Qué tanto nos miras y porque nos andas siguiendo por toda la plaza?, es que acaso, ¿alguien te ha mandado?, se me hace muy sospechoso ¡llamaré a seguridad!;

¡Noooo!— gritó apenas Sarahi suplicante expresando miedo y nervios— ¡por favor puedo explicarlo!— en eso sintió que la abrazaban— ¡ya Lorena no la fastidies!;

Se trataba de la otra belleza, Aceneth, blanca, delgada, con un perfil fino delatando en su rostro rasgos orientales— ¡tranquila no te asustes!, mi amiga solo bromeaba además no te ves como una miserable ladronzuela.

¡Claro que no!— contestó muy indignada Sarahi.

¡Todo lo contrario!— continuó Aceneth— te ves una niña bien y simpática ¡no tanto como nosotras pero me encanta tu cabello!— concluyó con una aparente sonrisa mas bien despectiva que de otra cosa; aún así Sarahi se sonrojó por los halagos a su cabello por parte de la chica.

¡Venga, ven con nosotras, vamos te invitamos un café!— se dirigió de nuevo Aceneth a Sarahi sin dejar de abrazarla.

Tras las presentaciones y con Sarahi mucho mas tranquila éstas le explicaron brevemente que eran modelos de arte erótico para lo cual actuaban en películas de éste arte y en especial le dejaron mas que claro el peculiar estilo de vida del cual disfrutaban gracias a sus actividades en las cuales trabajaban y al que dicho negocio tan solo ingresaban exclusivamente señoritas que cubrían perfectamente el perfil y aún así recomendadas por alguna de las que ya estaban dentro al igual que gentilmente le explicaron la bonita costumbre que tenían de ser mas que obedecidas ¡adoradas!, esto se lo permitían gracias a que ganaban cuanto querían al igual que manejaban a su antojo a clientes y a quien se les pusiera enfrente pues el dueño del negocio no podía darse el lujo de perder personal como ellas.

Con el mundo a sus pies era más que claro lo que éstas chicas querían hacerle entender a Sarahi que no era otra cosa que expresarle su desprecio por todas las demás personas a las cuales ellas consideraban inferiores y a las que solo se dignaban a tratarlas mas que como sirvientes como viles esclavos que era la forma como trataban al personal que dependía de ellas en especial a los desgraciados que tenían el infortunio de formar parte de su personal doméstico. Sarahi por su parte se entusiasmó con la plática y confiada les contó lo que mas le enorgullecía: el trato que le daba a su hermanastro. Y dio en el clavo pues pudo leer claramente en la mirada y la expresión de las chicas que si les había caído bien con el tema de Alfredo creyó que se las había ganado totalmente.

¿Qué te parece Lorena?, la niña tiene agallas, ¿crees que podría ser como nosotras?— le pregunto muy divertida Aceneth a su amiga.

¡No se!— contestó Lorena un tanto fastidiada— ¿tu que piensas?— se dirigió ésta vez a Sarahi que brincó de la emoción en su lugar respondiendo— ¡oh por supuesto que quisiera ser como ustedes por lo que me han contado su vida es lo máximo!;

¡Exacto!— respondió ésta vez Aceneth un tanto cortante hacia Sarahi— ¡nuestra vida y nosotras somos lo máximo, algo que tu no eres!— concluyó expresándose con altanería y cierta lástima hacia Sarahi quien tímidamente se inclinó al sentirse contrariada por los cambios tan bruscos en la forma en que éstas chicas se dirigían a ella y al final respondió con una hermosa sonrisa— ¡me encantaría ser como ustedes!;

¡A ver, a ver, antes de continuar puntualicemos algo sumamente importante sobre ese tal por cual!, ¿Cómo lo alimentas?— intervino Lorena haciendo referencia a Alfredo— espera, déjame adivinar me imagino que con tus deshechos ¿no?— preguntó muy interesada.

Sarahi no entendió la pregunta pues en ese momento su corazón latía con todas sus fuerzas por la emoción que sentía al desear formar parte de ese selecto club a lo que se limitó a responderle a una sonriente Lorena— ¡oh por supuesto el solo come mis sobras y nada mas!;

¿Sobras?— preguntó inquieta Lorena— ¿Cómo que sobras, de tus mismos alimentos?;

¡Claro!— le respondió Sarahi— y además se las escupo— concluyó muy orgullosa.

¡Pues muy mal, es mucho para un ser tan inferior a ti!— le recriminó Lorena que se veía tan sorprendida al igual que Sarahi al escuchar tan despectivo y déspota comentario a lo que Aceneth le aclaro el panorama.

¡Nosotras solo autorizamos comer a nuestros sirvientes nuestras heces y orines y que se den por satisfechos!— le dijo Aceneth con una bella sonrisa así sin mas como si tan solo hubiese revelado la fecha de su cumpleaños.

Sarahi se llevó las manos a la boca de incredulidad y sorpresa y no era para menos— ¿peeero?, ¿y ellos acceden, coooomo?, ¿Qué clase de persona haría eso?;

Sarahi obtuvo como respuesta de ambas chicas una fuerte y cruel carcajada— ¡jajajajajajajaja, mi inocente Sarahi!— procedió a explicarle Aceneth— te falta por aprender pero no te apures, mira en primera no son personas ya te dijimos que todo aquel que se encuentre fuera de nuestro circulo es un animal, un esclavo, una bestia, una letrina, mas bien es lo que nosotras queramos que sea— la chica hizo una pausa para sonreírle ligeramente a Sarahi que escuchaba muy atenta eso si, con la boca abierta y a continuación Lorena se encargó de seguir con la explicación.

¡Mira!— le comento burlona Lorena al ver la cara de boba que expresaba Sarahi— mi actual sirvienta vive aterrada, es una indocumentada por lo cual es fácil dominarla, su situación es sencilla o hace todo lo que le ordene o la denuncio.

¿Ella?— preguntó Sarahi asombrada y con una expresión de asco en su mirada.

¡Pues ella se alimenta con mis heces, mis orines y mis vómitos!— respondió sonriente Lorena con una mirada perversa e inclusive elevando el tono en su voz— aunque aún no se acostumbra, la anterior que tenía lucía en verdad enferma por tantas heces que comía así que preferí echarla y conseguirme otra— concluyó cruelmente la joven Lorena.

¡Yo por mi parte!— tocó el turno a Aceneth— tengo a un muchachito igual indocumentado y por supuesto muy bien controlado tanto que el ya sabe que a mi me fascina verlo sonreír al momento que se vaya comiendo mis heces.

Cualquier persona se hubiera no solo escandalizado sino horrorizado al oír tan infame relato pero no así Sarahi que aunque no estuvo del todo de acuerdo en lo que ésas desalmadas chicas le habían contado y aunque internamente no pudo evitar compadecer y sentir pena por aquellos pobres desgraciados aún así tampoco pudo evitar envidiarlas en especial los lujos que a leguas se notaba que se daban en su peculiar estilo de vida a lo que por el momento optó por imitarlas.

¡Bueno!— comentó Sarahi aparentando una madurez en el tema la cual no tenía— lo que pasa es que yo tengo controlado a Alfredo pero de ahí a hacer que se coma mis heces y mis meados ¡no se, no sería nada fácil!;

¡Jajajajajaja!— de nuevo las chicas se carcajearon hasta mas no poder y entonces Lorena mirando con burla a Sarahi le dijo— ¡por eso no te preocupes y es que te digo que no te preocupes por que, cariño!, ¿Quién te dijo que ya te aceptamos o que ya eres parte de esto?— concluyó Lorena mirándola con lástima a lo que Sarahi no pudo evitar ponerse roja tanto de pena como de coraje al verse objeto de diversión para éstas crueles chicas.

Sarahi se apuró a tomarse su café y al final pregunto con un hilo de voz, en realidad apenas alcanzó a murmurar— ¿me aceptarán?— y lo hizo con una mirada tan tierna y melancólica como si se tratara de una niña pequeña la cual reclamaba su muñeca que le acababan de arrebatar.

Lorena y Aceneth se sonrieron de nuevo en complicidad al ver el estado tan frágil en el que habían sometido a Sarahi— ¡no se!— exclamó Aceneth— eres muy bella y la verdad me has caído bien pero debes entender que no estás a nuestras altura, ¿lo entiendes?;

¡Sí!— contestó Sarahi de mala gana pues se empezaba a cansar que por un halago le hicieran tres desplantes— ¡lo entiendo, entiendo que no estoy a su altura pero haría lo que sea para estarlo!— comentó un tanto desesperada por el afán de que la hicieran sentir ya parte de ellas— ¿ustedes me pueden ayudar, ya somos amigas no?, si no, no me hubieran invitado a sentarme con ustedes. Lorena y Aceneth continuaban sonrientes y ésta última era quien llevaba la voz cantante— ¡no es tan fácil cariño, entiende que pasarías de una vida común a una vida llena de lujos y comodidades prácticamente es tu entrada al paraíso y para conseguirlo tendrías que hacer algo por nosotras y convencernos de que estás dispuesta a pagar un costo!— Sarahi las miraba en verdad inquieta, intrigada a lo que Aceneth continuó— ¡oh y no te creas que ese costo es dinero es obvio que no lo necesitamos al menos no el tuyo!;

¡Vamos Lorena creo que Sari no se anima!— expresó Aceneth al ver que Sarahi continuaba callada y pensativa después de que ella concluyese de hablarle.

¡Nooo por favor!— exclamó Sarahi desesperadamente al ver que ambas hacían la intención de marcharse— ¡ayúdenme!;

¡Entonces síguenos!— le ordenó prácticamente Lorena al momento que liquidaba la cuenta. Sarahi se apresuró a seguirlas hasta que Aceneth la detuvo dirigiéndose a ella en un tono arrogante— ¡querida lleva nuestras bolsas!;
Sarahi echó una ligera miradita para percatarse de las bolsas a las que Aceneth había echo mención— ¿yo sola?— preguntó asustada— ¡pero si ustedes apenas y podían!— se quejó a modo de berrinche al momento que Lorena le acariciaba su cabello— ¿quieres que te ayudemos?;

¡Siiiiiii!— respondió Sarahi molesta y resignada al momento que improvisaba para cargar ella solita con todas las bolsas pero al igual y convencida de que esas chicas la podían llevar a un mundo de ensueño para ella. Así las siguió hasta el estacionamiento donde un lujoso auto las esperaba entonces se limitó a acomodar las bolsas en la cajuela haciéndose sorda a las crueles carcajadas de ambas chicas y a tallarse sus rodillas pues la pobre Sari casi al llegar al auto había caído ridículamente a los pies de Lorena y Aceneth con todo y bolsas por lo que éstas no perdieron detalle alguno para burlarse de ella.

¡Bien chica!— expresó Aceneth aún entre risas— esto es sencillo, por lo que nos contaste llevas una vida algo cómoda y mas placentera desde que prácticamente esclavizaste a ese tal por cual pero quieres mas y no te culpo quieres llegar a la altura en la que estamos nosotras y puedes lograrlo con nuestra ayuda y nuestra recomendación pero para eso ¿verás?, ¡no nos gusta tu arrogancia!;

¿Arrogancia?— preguntó Sarahi más que sorprendida.

¡Oh sí!— le recriminó Lorena— ¡venga solo hizo falta escucharte unos instantes para darnos cuenta de que te crees la dueña del mundo y para que te podamos enseñar tienes que reconocer que en este momento eres inferior a nosotras!;

Sarahi permanecía seria y en su semblante se podía ver reflejado claramente el enojo que sentía, era la primera vez que a ella la trataban de aquella forma, con desplantes y burlescos comentarios pero su ambición por el lujo y poder fue mas fuerte y decidió llegar hasta el fondo de las cosas aunque de momento eso implicaba tragarse su orgullo.

¡Está bien!— exclamó incómodamente Sarahi— ¡lo reconozco!— enseguida hizo una pausa, suspiró entusiasmada por haber dado ese paso y creer inocentemente que había engañado a esas chicas cuando en realidad según ella tan solo les seguía el juego entonces con una bella sonrisa preguntó— ¿me ayudan?;

¡Oh no, no así!— le respondió Aceneth entre risas al ver como Sarahi a cada instante pecaba de inocencia— ¿lo ves?— estás actuando con arrogancia y debes de dejarla a un lado para demostrar tus respetos hacia nosotras y cuando estés lista entonces recobrarás tu carácter habitual.

¡O sea no trates de engañarnos con ese tonito de niña arrepentida que solo te hace parecer estúpida!— puntualizó Lorena logrando que Sarahi de nuevo se incomodara de la pena que sintió al darse cuenta que en realidad solo se estaba engañando a si misma al creerse mas lista que aquellas chicas lo cual al menos de momento resultaba imposible.
Con Sarahi apenada y con la mirada clavada al piso algo muy extraño y nuevo para ella Lorena no perdió tiempo para avanzar en su perverso juego que no era otro que divertirse un rato a costa de la inocencia pero también la ambición de Sarahi, ¿al final la ayudarían?, solo aquellas maliciosas, arrogantes y hermosas mujeres lo sabían.

¡Pídenos de rodillas que te ayudemos Sarahi!— fue la alegre frase de una mas que sonriente Lorena.

¿Queeeeee?— gritó Sarahi pensando que se trataba tan solo de una fea broma.

¡Lo que oíste!— le confirmó Aceneth elevando su tono de voz hacia ella— o no nos hagas perder el tiempo.

Sarahi no hablaba por un momento aunque breve se había quedado muda y su rostro lucía mas blanco que la leche, su ambición de poder estaba yendo demasiado lejos, ¡ella arrodillarse!, pero esa maldita ambición por tener mas y mas la hizo de nuevo pensar en todo lo que éstas chicas le habían comentado y prácticamente ofrecido, eso sí, al parecer era a cambio de humillarse ante ellas de hacerla pasar primero por la vergüenza de verla derrotada ante sus pies pero ¿y si la engañaban?, ¡no las conocía!, ¿y si solo querían burlarse de ella?, al final la ambición se hizo dueña absoluta de la mentalidad de la joven y bella Sarahi por lo que decidió jugársela y sin detenerse mas a meditarlo ¡se arrodilló muerta de vergüenza ante esas dos altivas chicas!;

¡Alza la cara!— le dijo Lorena para continuar burlándose de ella. Sarahi obedeció.

¿Somos Diosas?— le preguntó Lorena aparentando darle mucha seriedad al momento cuando en realidad luchaba por no estallar en carcajadas al ver que al igual Sarahi luchaba por lo contrario a no estallar en llanto.

¡Sí!— murmuró apenas Sarahi— ¡son Diosas!;

¡Dilo con humildad!— le ordenó Aceneth— ¡junta las manos como si estuvieras orando y repite ésta vez con humildad que somos unas Diosas!— concluyó la joven con una sonrisa de lo mas cruel que se había plasmado en su bello rostro.

Sarahi muy a su pesar lo hizo, respiró profundamente y al final se expresó en un tono suave y pausado que a ella le pareció mas que humilde y sumiso pues a decir verdad Sarahi no sabía a ciencia cierta que era la humildad algo que las crueles Lorena y Aceneth sabían muy bien y por ello estaban disfrutando mas el amargo momento que le estaban haciendo pasar a la pobre Sari— ¡ustedes son unas Diosas!;

¡No está mal!— se expresó burlesca Lorena— pero debes comprender que es un acto demasiado sencillo como para que a cambio te recomendemos en nuestro selecto club.
Sarahi se indignó aún más al tiempo que miraba para todos lados para percatarse de que nadie mas era testigo de su penosa situación al encontrarse de rodillas ante esas altivas chicas— ¡yo ya hice mi parte!— exclamó ofendida Sarahi.

¡No mi amor!— se burló Aceneth de ella— tan solo hiciste el principio de tu parte, si en verdad quieres llegar a ser como nosotras y quieres que te ayudemos vas a demostrarnos tu obediencia y humildad ¡besando nuestros pies!— concluyó Aceneth sonriéndole con burla a Sarahi.

¡Noooooo!— gritó Sarahi horrorizada— ¡yo no haré eso!;

¿Ah verdad?— le recriminó Aceneth— ¿ves lo que te digo?, ¿no te gusta a ti como tu Alfredo te los besa?, que digo te los besa, te los adora, ¿no disfrutas tú sintiéndote superior a tu hermanastro al verlo postrado a tus pies tan humillado ante ti?, pues en este momento tú eres la inferior y de esa forma tienes que demostrarnos que lo reconoces— puntualizó la chica mirando con cierto desprecio a Sarahi que se encontraba de nuevo perdida y con la cara roja por completo débilmente suplicó mirándolas— ¡por favor no me hagan eso yo las admiro y quiero ser….!;

¡Cállate!— la cortó Lorena— esto es un procedimiento Sarahi, nosotras también pasamos por ello ¿verdad?— se dirigió a Aceneth.

¡Así es!— respondió Aceneth— yo instruí y recomendé a Lorena o sea que en algún momento ella estuvo en tu lugar y a la vez otra chica me recomendó a mi o sea que también se lo que es tragarse el orgullo y la dignidad y lo que sea necesario tragarse para ser capaz de besarle los pies a una persona que es el mayor acto de humildad y sumisión que puede existir, venga Sarahi si haces todo bien a su debido tiempo a ti te tocará recomendar a otra chica y entonces repetirás éste ritual pero estando del otro lado.

Éstas palabras no convencieron del todo a Sarahi pero es increíble hasta donde puede llegar el ser humano cuando de alcanzar el poder se trata y Sarahi sencillamente ambicionaba lo que éstas chicas tenían y no, lo que ella tuviese no era suficiente ni tampoco era suficiente lo que su madre le ofrecía tenía que escalar, tenía que lograr tener lo que aquellas chicas sin sentimientos tenían cueste lo que cueste y ya sabía el costo que equivalía a la pérdida momentánea de su orgullo y dignidad y pensando en su futuro fue mas que suficiente para hacerse a un lado su hermoso cabello largo y con asco se inclinó hasta pegar los labios en unas hermosas sandalias cafés de Lorena para culminar el acto con un tierno beso en los deditos de sus pies; seguido repitió el humillante acto con Aceneth que lucía unas preciosas y finas zapatillas negras de alto tacón, Sarahi las besó al momento que Lorena riendo le pisaba la cabeza, al término de aquel acto Sarahi no se atrevía a darles la cara se sentía y en realidad estaba herida de gravedad en su orgullo, bien dicen que del dicho al hecho hay mucha diferencia y fue lo que ocurrió con Sarahi quien se sintió muy valiente para enfrentar aquella situación con tal de obtener su recompensa en un futuro para nada lejano pero al hacerlo sencillamente sus defensas se rompieron y ahora se sentía vulnerable ante aquellas crueles chicas, tenía su orgullo por los suelos precisamente como se encontraba ella físicamente arrodillada en el piso ante los pies de esas chicas con el olor impregnado del cuero y los pies que acababa de besar pero para mal de la bella Sarahi el juego o la dichosa prueba de fidelidad que no era mas que una vil farsa para humillarla y castigarla aún no finalizaba.

Aceneth se acomodó en el asiento trasero del auto dispuesta a burlarse y a aplastar por completo el orgullo de Sarahi sencillamente por que era lo que mas disfrutaba la arrogante joven y por que bien sabía que era lo que mas dolía en alguien al igual joven, bella y ambiciosa como lo era Sarahi— ¡continúa Sarahi!— le dijo Aceneth con esa maliciosa y perversa sonrisita cargada de burla— ¡nunca dije que te detuvieras!;

¿Peeero?— expresó Sarahi tristemente— ¡ya se los besé, les besé los pies maldita sea ya me humillé ya me humillé!— concluyó gritando Sarahi presa de la indignación y la impotencia a la que ella misma se había prestado pues nadie la obligaba a permanecer ahí, bueno, solo su maldita ambición por alcanzar el poder que según ella le daría el tener mas dinero y por ello una mejor posición social pero todo esto no significaba que a la pobre no le estuviera doliendo en lo mas profundo de su ser estar pasando por esta terrible humillación algo por lo cual nunca había pasado en su corta y placentera vida y por lo cual el llanto se veía irreversible, llegaría en cualquier momento así lo delataba su frágil semblante y su llanto representaría tan solo el triunfo y una mayor satisfacción en Lorena y Aceneth.

¡Continúa!— le reiteró Aceneth. Sarahi obedeció y con absoluta repulsión volvió a besarle sus finas zapatillas pero eso tan solo dio lugar a una burla y maldad mayor pues Aceneth procedió a descalzarse dejando a escasos centímetros de la cara de Sarahi sus bellos y delicados pies con las uñas pintadas de rojo y con toda la intención de humillarla pues de eso se trataba le dijo— ¡me caes bien por que soy como tú me encanta que me laman las plantas de los pies así como a ti te gusta que te las lama Alfredo o como tú dices que te de masaje con los labios, anda, muéstrame como lo hace!— concluyó sonriéndole cruelmente y rematando al acariciarle la cara con la planta de su pie.

Sarahi apartó su rostro inmediatamente y ofendida intentó defenderse como solo podía hacerlo en ese momento, suplicando— ¡no eso ya no, por piedad ya las obedecí!; lo que provocó que ambas chicas se rieran a gusto— ¡venga no lo eches a perder!— la animó Aceneth— ¿o que?, ¿ya no deseas llenarte de lujos y demás placeres que en tu actual situación no te son posibles?;

Sarahi respiraba agitadamente y esta vez no se contuvo— ¡son un par de perras hijas de puta!— esas palabras fueron en verdad fruto del coraje y la frustración que sentía al saberse incapaz de marcharse de ahí y que al quedarse tan solo era para seguir contribuyendo a la cruel diversión de aquellas jóvenes. Apenas Sarahi pronunció aquellas insultantes palabras por decirlo de algún modo precedió a disculparse pues postrándose de nuevo se dispuso a besarle los pies a Aceneth y a lamerle las plantas, quiso hacerse sorda de nuevo a las crueles carcajadas de ambas chicas que no paraban de reír después de comprobar la rabia que Sarahi sentía tras haberlas insultado eran tales las carcajadas que ésta vez Sarahi no pudo ignorarlas y terminó de lamerle las plantas de los pies a Aceneth llorando intensamente lo que tan solo hizo intensificar a las malvadas chicas aún mas sus carcajadas, lo estaban logrando estaban castigando la arrogancia de Sarahi, la habían hecho sentir miserable, lo dicho habían castigado su arrogancia y su orgullo humillándola de tan vil manera por parte de Aceneth, haciendo que le lamiera las plantas de sus pies y que no contenta con ello no se dio por satisfecha hasta que terminó restregándose los pies en la cara y en el cabello de Sarahi hasta que al final le dijo despectivamente— ¡ya puedes ponerme los zapatos y sube aquí atrás, te llevaremos a tu casa!;

Sarahi obedeció y en todo el camino no dejó de llorar. Ya antes de bajar estando a la entrada de su casa se secó las lágrimas y tiernamente preguntó esperando confiada en recibir la recompensa por la cual se había sometido a tal humillación— ¿estoy aceptada?;

Aceneth la miró sonriente para responderle cruelmente— ¡no, para eso tendrás que esperarte hasta mañana pasaremos por ti temprano así que estate lista por que no nos gusta esperar y ahora bájate de mi auto!— concluyó burlona.

Sarahi estaba a punto de montar en cólera pero vagamente pensó que la esperanza muere al último y a final de cuentas tenía una leve esperanza a lo que de mala gana obedeció bajándose del auto pero de lo que si no se privó al llevar unos zapatos de piso cerrados fue de pegarle unas cuantas patadas a una llanta del auto para descargar tantito su furia.

¡Espera!— le gritó Aceneth al momento que Sarahi le propinaba la última patada a la llanta lo que hizo que se asustara al pensar que ésta se había enojado por que ella había estado pateando la llanta pero se tranquilizó al ver sonreír a Aceneth; Sarahi se acercó y de nuevo fue abriendo la boca al mirar incrédula como Aceneth le mostraba indolentemente la pulsera por la que ella había estado babeando en el local , se la estaba moviendo con la mano frente a su cara— ¡vamos tómala, es un regalo por lo bien que te has portado!— le dijo una risueña Aceneth— antes de que Aceneth terminara de hablar Sarahi ya sujetaba en sus manos tan preciada y fina pulsera y se deshacía en agradecimientos— ¡gracias, gracias, entonces hasta mañana!;

¡Sí gracias después de patear mi llanta pequeña puta!— le recriminó Aceneth aunque con una hermosa sonrisa que le hizo ver a Sarahi que tan solo bromeaba a lo que tan solo se limitó a expresar un nervioso— ¡jeeeeeee!— eso sí haciendo alarde de una de sus mejores y mas pícaras sonrisas.

¡Hasta mañana!— intervino Lorena para poner fin por ese día a sus planes con Sarahi— ¡nos despediríamos de beso pero debes oler a pies jajaja así que adiós!— concluyó entre risas al momento que se marchaban quedando Sarahi con la pulsera en sus manos y ya sin saber si sentirse humillada o afortunada por la forma en que la había conseguido, entró a su casa y pensó en cuanto vio a su madre durmiendo plácidamente en el mueble— ¡ay madre si supieras en que anda metida tu sari, si supieras jejeje!;

Todo lo que restaba de la tarde y noche Sarahi se reconfortó haciendo comer sus sobras a Alfredo y hacerlo dormir a sus pies ésta vez obligándolo a mantener la cara metida en el interior de sus zapatos por toda la noche no sin antes haberse deleitado un buen rato de tenerlo lamiendo y besándole sus pies.


Continuará………………………

No hay comentarios:

Publicar un comentario