lunes, 19 de septiembre de 2011

LA NUEVA FAMILIA DE ALFREDO 1

Alfredo enfrentaba una etapa complicada en su vida, su madre había muerto y el apenas intentaba asimilarlo cuando su padre Oscar con el que vivía actualmente un señor de unos 45 años llevaba la situación de la mejor manera que podía que no era otra que tratar a toda costa de rehacer su vida y estaba a punto de lograrlo a lado de Yolanda con quien de nuevo había encontrado o creía haber encontrado el camino correcto para rehacer su vida sentimental. Yolanda una señora de muy buen ver con apenas 40 años, 5 menos que el, divorciada y todo marchaba bien incluso habría boda, bueno, no tan bien, tan solo un punto negro, un diminuto problemilla que era representado por Alfredo.

Yolanda también tenía una preciosidad de hija y decir preciosidad es poco quizás el término apropiado sería divinidad para Sarahi una apenas tenia 18 años, la misma edad de Alfredo con un mas que perfecto físico, estética y unos ojazos cafés que ¡bueno! y Yolanda había sido mas que clara con Oscar al decirle que si se casaban y obviamente vivían juntos ¡no quería ni en pintura al pobre Alfredo!, pues su princesa Sarahi a duras marchas había aceptado que su madre se volviera a casar, rechazaba totalmente tener un padrastro y con razón mas aún tener un hermanastro pero ¿A dónde iría a parar Alfredo?, se preguntaba su padre y es que Yolanda jugaba con fuego pues desde hacía ya un tiempo considerable que trabajaba y se esforzaba por brindar a su caprichosa hija lo mejor, no vaya a ser que terminase traumada por la separación de sus padres que era siempre el principal pretexto que le imponía a su madre cuando de hacerse cumplir caprichos se trataba tales como escuelas particulares, ropa de marca, en fin.

Todo esto representaba mas que un gran esfuerzo para Yolanda por lo que el casarse con Oscar significaba mas que un apoyo, el lograr que su hija llevara una vida mucho mas cómoda ya que Oscar trabajaba para una importante compañía de seguros y aunque no vivía como rey si lo hacía mucho mejor que ella y su hija y el caso es que estaba perdidamente enamorado de ella pero el punto era Alfredo quien sabía que no era bien visto por su futura madrastra y mucho menos por la hija de ésta y se sentía tan mal como deprimido por representar un problema para su padre, así hasta que al fin Oscar logró convencer a Yolanda y ésta a su vez a su hija de vivir todos juntos incluido Alfredo y para esto contó el que Oscar le hiciera ver a Yolanda y a Sarahi que su hijo era sumamente tranquilo, servicial, educado, en fin, un amor que no daría problemas a nadie y en verdad así era Alfredo, la muerte de su madre le había afectado muchísimo y no era para menos y si de por si ya era un muchacho muy dócil y educado pues bueno no era nada difícil que siguiera por el mismo sendero.

Oscar y Yolanda se casaron y la nueva familia se mudó a un confortable departamento que aunque no era la última maravilla en lujo fue suficiente para dejar con la boca abierta a Sarahi por un momento mas que considerable hasta que su madre le dio una palmada en su cabeza burlándose de ella y tendiéndole una servilleta para sus babas y es que la verdad el departamento era en todo muchísimo mejor que su casa en la que había residido toda su vida con sus padres, dicho departamento fue comprado por Oscar que para ello tuvo que vender su anterior casa y para variar el departamento quedó a nombre y propiedad de su esposa Yolanda.

Desde el momento en que se hizo la presentación oficial entre Alfredo y Sarahi, éste le extendió la mano para saludarla quedando totalmente asombrado por la belleza de la chica, el inconveniente fue que a el nadie le ofreció una servilleta y cerró la boca por instinto de estar haciendo el ridículo y mas que nada por el descaro y el desplante que Sarahi le hizo al no corresponderle el saludo y limitarse a mirarlo con desprecio, con superioridad, con tal arrogancia que hizo que a Alfredo le temblaran las piernas pues tal parecía que la orden que reflejaba la actitud de Sarahi era precisamente que humille la mirada y se arrodille ante ella pues así lo consideraba como alguien indigno siquiera de mirarla y de permanecer de pie ante ella; Alfredo respiró un tanto mas aliviado si cabe, hasta que Sarahi culminó su cuidadosa inspección sobre el frunciendo una ceja y dedicándole una leve sonrisa, mas bien una mueca de burla y desprecio pero suficiente para mostrarle unos perfectos dientes blancos mientras observaba hasta cierto punto divertida como Alfredo hacía mas el ridículo al bajar la mano convencido de que Sarahi jamás le iba a responder su saludo, convenciéndose aún mas al notar que tanto Yolanda como su padre hicieron caso omiso de tal escena.

Pronto empezaron las diferencias y la nueva rutina, Yolanda controlaba muy bien a Oscar y éste siempre terminaba accediendo a lo que dispusiera su esposa, por lo pronto, Sarahi a estudiar en escuela privada mientras Alfredo lo hacía en pública, esto tras la aceptación del propio Alfredo con tal de no tener problemas y mas que nada tener en perfecta armonía a su madrastra y en especial a su querida hermanastra y es que las atenciones de todos en esa casa giraban en torno a Sarahi quien al instante se dio cuenta que Alfredo pasaba a segundo plano y como lo detestaba pues no se le hizo nada difícil que se le pasara por su perversa cabezita comenzar a sacar provecho de la situación de la manera que mas le entusiasmaba que no era otra que molestar a Alfredo con indirectas que éste siempre toleraba hasta que en una de esas mañanas Alfredo estaba listo para irse a la escuela ya que Oscar llevaba primero a su escuela a Sarahi esto por expreso deseo de la molestosa chica que lo hacía solo para burlarse de Alfredo y mostrarle las instalaciones en donde ella estudiaba mientras hacía referencia a la escuelucha en donde Alfredo hacía lo propio; enseguida Oscar partía para dejar a su esposa en su trabajo y hasta después dejaba a Alfredo para quedar finalmente solo el en el auto y partir siempre de prisa a su compañía, por lo que siempre andaban pasando apuros por el tráfico, el tiempo y por que solo contaban con un vehículo.

Alfredo estaba listo y acababa de arreglar su habitación justo cuando Sarahi entró empujando groseramente la puerta sin siquiera molestarse en tocar.

¿Ya estás listo?— le pregunto indiferente y sin dignarse siquiera a mirarlo.

¡Sí Sarahi, buen día!— fue la respuesta de un educado y cortés Alfredo. Sarahi entonces lo quedó mirando sonriéndole burlona y caminando a un lado de la cama de Alfredo que éste acababa de arreglar y que lucía impecable, de pronto sujetó una orilla de la sabana comentándole aún con una mayor sonrisa de burla— ¡me parece que tu cama no está bien arreglada!,

¿Por qué lo dices?— preguntó Alfredo inocentemente.

Sarahi lo miro de nuevo sin dejar un solo instante de reírse con malicia y en ese momento tiró de la sabana y almohadas desarreglando todo y tirándolo al piso; Alfredo ¡no se lo podía creer ni entender!, así como tampoco entendió en ese momento cuando Sarahi histéricamente comenzó a gritar— ¡maaaamá, maaaaamá! y a fingir con una perfección envidiable que lloraba.

Enseguida estaban en la habitación de Alfredo, Yolanda y Oscar; Sarahi se abrazó a su madre y entonces dio su versión hecha un mar de lágrimas— ¡maaaamá entré al cuarto de Alfredo para ver si estaba listo y avisarle que por favor se apurara por que hoy necesito llegar mas temprano al colegio y el sin ninguna razón me dijo que no le importaba y que a propósito haría que llegara tarde y tiró sus sabanas al piso para perder tiempo!— concluyo Sarahi suspirando y preocupando a su madre que su princesita se le ahogara de tanto llanto.

¡Pero por todos los cielos!— exclamó furiosa Yolanda mientras Sarahi se aferraba aún mas a llorar— ¡Oscar, Oscar, tienes que hacer algo!— concluyó Yolanda mirando en verdad indignada, ofendida a su esposo.

En ese momento Alfredo intervino diciendo nervioso— ¡pero Sarahi, si fuiste tu misma quien lo hizo, tu tiraste las sábanas sin razón!,

¿Queeeeeeeeeee?— gritó Sarahi indignada e intensificando de nuevo su llanto— ¡maaaaaaaaaamá!,

Yolanda tan solo miró de nuevo a Oscar y éste fue muy claro al hablar— ¡Cállate ya Alfredo, no tolero lo que hiciste y menos tolero que seas un mentiroso!, ¿Qué diablos te pasa?, ¡te disculpas ahora mismo con Sarahi!;

Alfredo estaba molestísimo como pocas veces en su vida que hasta temblaba del coraje al pensar en la sucia jugarreta y engaño de Sarahi que expresó aún llorosa— ¡no hay tiempo, en verdad tengo que llegar al colegio!;

¡Demonios!— expresó molesto Oscar al mirar su reloj— Alfredo, lo siento mucho pero te irás a pie hoy a la escuela, ¡por tu culpa se nos ha hecho tardísimo a todos, ah y si por la noche me entero que Sarahi no te ha perdonado atente a las consecuencias!;

¡Sí padre!— fue lo que atinó a contestar Alfredo al ver que todos se marchaban y que Sarahi sin que nadie lo notara le sonreía cínicamente sacándole la lengua.

Llegó la tarde, Alfredo entraba a su casa con la cabeza aún dándole vueltas por explicarse el porqué del comportamiento de Sarahi quien precisamente se encontraba en la sala con los pies acomodados sobre una mesita y ella sentada en un mueble se cortaba las uñas de los pies; al notar la presencia de Alfredo lo miró ligeramente, se sonrió de nuevo con burla y siguió en lo suyo. Alfredo respiró profundamente para al final arriesgarse a encarar a Sarahi.

Sarahi, ¿podemos hablar?,

Sarahi se tomó su tiempo para contestarle— ¡claro, creo que me debes una disculpa!, ¿no?— enseguida con un descaro impactante lo quedó mirando burlona y agregó— ¡solo date prisa que tengo cosas que hacer como para perder mi tiempo contigo!— concluyo mirando al joven despectivamente.

¿Por qué lo hiciste?— la interrogó de pronto Alfredo— yo no te he hecho nada.

¿Hacer que?— le respondió Sarahi con otra pregunta tan inocente o mejor dicho tan descaradamente que por la tierna expresión en su rostro conquistaba a cualquiera pero no así a Alfredo al menos no en ese instante.

¡Deja de fingir!— le contestó Alfredo alzando la voz pero sin llegar a alterarse de mas— ¿Por qué te empeñas en molestarme?, yo no me meto contigo.

¡Basta!— exclamó Sarahi con firmeza— le diré a tu padre y a mi mami que no te he perdonado a ver si a ellos les hablas en el mismo tono.

¡Peeero Sarahi!— expresó ésta vez un angustiado Alfredo temeroso de que la chica cumpliera su amenaza y en consecuencia se encontrara con un problema mayor con su padre que a toda costa se veía que estaría del lado de Sarahi por el loco amor que le tenía a su madre olvidándolo a el que era su propio hijo— no te he hecho nada ¿acaso lo haces por que me detestas?, ¿Por qué no te caigo bien?, esas no son razones suficientes— puntualizó suplicante el joven.

¡Si lo son, por eso lo hago y si no eres tan bruto ya te habrás dado cuenta que tu padre se deshace por complacerme así que ve pensando en que castigo te darán por que les diré que no te he disculpado y que encima trataste de agredirme!— fue la respuesta de una altiva Sarahi que una vez mas se dio el gusto de reírse ante la mirada confundida de Alfredo invadido por el coraje, la indignación y la sorpresa ante el cinismo de Sarahi que después de sonreír a gusto y tratar de adoptar una postura mas seria continuó para concluir— ¡tú podrás defenderte, pero no te creerán!;

Alfredo se quedó mudo por un instante pensando en que la odiosa de Sarahi tenía toda la razón, su padre le creería a ella y no a el y ayudado por Yolanda su madrastra seguro que le iría muy mal, mientras lo meditaba no pudo evitar por mas que lo intentó sentirse atraído por la joven que era sencillamente bella, delgada, cabello largo y lacio pero a el lo detestaba enormemente; Alfredo no tuvo que pensarlo mucho y rápidamente decidió tragarse su orgullo y recurrir a algo muy penoso e incómodo para el: ¡adular y suplicarle a Sarahi!; pues a pesar de lo dócil y educado que era eso no significaba que fuera fácil y grato ni para el ni para muchos el rebajarse ante alguien sabiendo que tienes la razón y que dicha persona tan solo disfrutará aún mas al ver doblegada la voluntad y la dignidad de uno.
¡Sarahi, por favor no lo hagas, discúlpame por favor!— le imploró desesperado Alfredo al sentirse desamparado y sin otra elección mas que arrastrarse hasta conseguir el perdón de la bella chica.

Sarahi lo miró despectivamente cuanto quiso para después desviar su mirada hacia todos lados menos hacia el, manteniéndolo en una postura mas que incómoda y al final expresarle con desprecio— ¿no te has ido de aquí?, ¡deja de perder tu tiempo, no te voy a perdonar!— concluyó mirándolo al final muy divertida por la expresión de Alfredo a punto de llorar.

¡Por favor, debe haber algo que pueda hacer por ti!— expresó lloroso Alfredo— siempre me he portado bien contigo y podría portarme mejor pero tú nunca me das la oportunidad de demostrártelo— concluyó el chico desesperado sin siquiera medir lo que podían significar sus palabras.

¡Oh en serio!— le contestó Sarahi sarcástica y riéndose con esa expresión en su mirada a la vez de burla y a la vez coqueta que cada vez ponía mas nervioso a Alfredo.

¡Es verdad Sarahi!— continuó el chico cuidando su tono al hablar evitando a toda costa tartamudear y quedar aún mas en evidencia ante la bella joven— ¡Sarahi no puedes negar que siempre me he portado educado y servicial contigo!;

Sarahi cruzó los brazos y las piernas para acomodarse mejor en el mueble y quedar mirando tan divertida como interesada a Alfredo logrando que éste se incomodara aún mas— ¿servicial?, ¿dices que te has portado servicial conmigo?, bueno no se, tendría que comprobarlo— concluyó de momento clavándole una mirada de lo mas seductora y atrevida al chico que lo dejó mas frágil que una hoja de papel. Alfredo se encontraba tan frágil como nervioso incapaz de articular palabra hasta que Sarahi después de una alegre carcajada dictó sentencia— ¡a ver niño servicial, si de veras eres taaaaan servicial!, ¿Por qué no terminas de cortarme las uñas de los pies?, ¡anda, hazlo y le diré a tu padre que te he perdonado!— concluyó Sarahi entre risas.

¿Cooooomo?— fue lo que atinó a decir Alfredo tan pronto pudo articular palabra, sin poder ocultar su sorpresa ante tal petición de Sarahi que estaba en verdad disfrutando enormemente haciendo sentir mal al chico, Alfredo no se esperaba algo así a lo que Sarahi tan pronto pudo controlar su risa decidió animarlo o mas bien presionarlo un poco— ¡lo que oíste burro!, ¿lo haces o no?, bueno, ya déjame en paz.

¡Está bien!— respondió Alfredo en seco y sin perder mas tiempo accedió resignado agachándose hasta acomodarse en el piso ante la mirada divertida de Sarahi que extendió y movió graciosamente sus pies para enseguida ofrecerle su cortaúñas; Alfredo que inclusive se veía pálido y nervioso al percatarse que ajeno a su voluntad comenzaba a temblar tomó con sumo cuidado hasta acomodar entre sus manos uno de los bellos y delicados pies de Sarahi quien por pura maldad le acercó completamente el otro pie a la cara de manera que Alfredo sentía perfectamente el aroma de esos pies hasta quedar embriagado de ese hechizante aroma que podría resultar ofensivo para algunos y un verdadero placer para muchos tal el caso de Alfredo que se sentía indignado sin siquiera imaginar que en adelante el aroma de esos pies sería en su vida mas vital que el propio aire que necesita para respirar pues ya Sarahi se encargaría de absorberlo por completo.

¡Hazlo bien y con calma que no tengo prisa!— le dijo Sarahi empleando un tono de flojera en su voz mientras apartaba el pie libre de la cara de Alfredo para acomodarlo sobre su rodilla e irlo deslizando lentamente hasta dejarlo justo sobre su miembro sin dejar un solo momento de mirar con superioridad y malicia a Alfredo que ya de por si tenía la dura tarea de cortarle perfectamente las uñas algo que jamás le había echo a otra persona y encima ahora tendría que soportar los terribles retorcijones que comenzaba a sentir como ligeros cosquilleos en donde su miembro luchaba, exigía y al final imploraba el permiso de una erección, erección y permiso que le era negado al permanecer cautivo bajo un hermoso pie, si, hermoso pero que en ese momento estaba siendo su cruel verdugo por que la bella Sarahi se estaba entreteniendo en pisarle su miembro, apartaba tantito el pie y se lo acariciaba por encima del pantalón y justo cuando en su planta sentía que el miembro pedía con gemidos liberarse Sarahi se lo pisaba cruelmente con sumo cuidado de no hacerle un daño mas que el necesario, su intención era tan solo humillarlo y hacerle ver que así como en ese momento se encontraba su miembro quizás muy pronto se encontraría todo Alfredo bajo sus pies, bajo las plantas de los pies de Sarahi, como debería de ser, pues desde hacía ya años que Sarahi tenía mas que claro la eminente superioridad de la mujer sobre el hombre en especial en el aspecto y deseo sexual o como ella le llamaba lucha y control sexual por lo que para ella el lugar de todo hombre era precisamente bajo los pies de una mujer y si tiene la dicha de estar bajo los pies de la mujer que ama pues ¡que diera gracias al creador!, ¿o creadora?, de que así fuera.

Alfredo después de unos momentos que le parecieron eternos al final con sumo cuidado terminó dejando los restos y pedacitos de uñas recién cortadas en una toalla en el piso y logrando tantito controlar la excitación que lo invadía después de que Sarahi se divirtiera cruelmente jugando con su miembro añadió un tanto mas calmado— ¡listo Sarahi!, ¿satisfecha?;

¡Mmmmm!, espera servicial— le respondió risueña Sarahi al momento que le ofrecía pintura para uñas color rosa— ¡ahora píntamelas y cuidadito con hacerlo mal!;

¡Peeero Sarahi!— se quejó Alfredo, pero enseguida se resignó— bueno, trataré peeero….

¡Pero nada!— le recriminó Sarahi— ¡hazlo bien o sabes a lo que te atienes!;

Alfredo con sumo cuidado y delicadeza le fue pintando las uñas para que al finalizar con dicha tarea Sarahi se las mirara y sonriéndole le dijera— ¡no está mal, sóplalas para que se sequen!;

¿Cómo?— preguntó de nuevo ingenuamente Alfredo.
¡Plafffffff!— Sarahi golpeó a Alfredo en la cabeza con la palma de su mano al momento que amablemente le decía— ¡que las soples idiota para que se me sequen rápido!;

Alfredo ya no contestó y sin otra opción se tuvo que estirar por completo en el piso bocabajo quedando postrado ante Sarahi con la cara pegada a los pies de la chica soplándole las uñas. Sarahi se tapaba la boca para no carcajearse pues le divertía enormemente lo ridículo que lucía o mejor dicho lo que ella misma había propiciado para que su hermanastro luciera tan patético y así lo mantuvo hasta que quiso, enseguida lo apartó acariciándole por un momento la cara con las plantas de sus pies mientras lo autorizaba a levantarse— ¡apártate tarado!— le expresó con burla mientras se daba su tiempo para revisarse las uñas y en cuestión de segundos pasar de un semblante relajado a uno de enojo— ¡no estoy satisfecha, eres un animal, le diré a tu padre!;

¿Queeeeee?— expresó tanto angustiado como ofendido Alfredo— ¿peeero Sarahi?

¿Peeeero Sarahi?— le respondió ésta burlándose de el mientras movía la cabeza a los lados haciendo unas muecas de lo más chistosas— ¡lo que oíste, no te disculpo y dí y haz lo que quieras, no te creerán!;

Alfredo quedó de rodillas miedoso ante las crueles palabras de la joven mientras ésta cruzaba seductoramente una pierna moviendo el pie burlona acercándoselo cada vez mas a la cara a Alfredo sin dejar de mirarlo maliciosamente hasta que de nuevo se miró sus pies, sabía que Alfredo había echo un trabajo impecable pero quería humillarlo y hacerlo sufrir atormentándolo mas así que dirigió su perversa mirada hacia donde estaban los restos de uñas que le habían cortado y acercándose sujetó el resto de una uña recién cortada con su mano dibujándose en su rostro una expresión mezcla de asco y burla y se la mostró a Alfredo.

¿Quieres que te perdone?— le preguntó Sarahi jugando cruelmente con Alfredo, sabiendo que era la dueña absoluta de la situación— y así evitarte un fuerte castigo.

Alfredo asintió preocupado pues ya hasta empezaba a temerle a Sarahi.

¡Entonces!— expresó Sarahi haciendo de nuevo una pausa mientras se sonreía aún mas con desprecio del pobre chico para que al final añadiera empleando un tono de lástima en su voz— ¡vas a tener que comerte ésta uña!— concluyó sin mas la cruel chica continuando con su perversa sonrisa y una mirada de lástima hacia Alfredo que dio un brinco hacia atrás lo que hizo que ésta vez Sarahi se soltara a carcajearse.

¡Así es Alfredito, te vas a tener que comer esta rica uña jajaja pero ni te preocupes que no se lo contaré a nadie, será nuestro secreto, el primero de muchos!— se burló de el para dar paso a otra carcajada.

¡No voy a hacer tal cosa!— fue la respuesta de Alfredo con una absoluta expresión de asco en su rostro.

¡Entonces resígnate a recibir un castigo ejemplar por que yo misma convenceré a tu padre con la mejor arma que tengo: mis lágrimas!— dicho esto hizo ademán de ponerse a llorar lo cual interpretó muy bien para después de nuevo sonreír.

¡Eres mala y perversa Sarahi!— se expresó ofendido pero también derrotado Alfredo.

¡Si, bueno!— comentó ella muy quitada de la pena y decidida se levantó hasta acercarse a Alfredo y le dio una suave cachetada diciéndole con una voz mimosa— ¡anda, abre la boca, te conviene!;

Alfredo no pudo mas su dócil carácter no pudo resistir mas ante la cruel y firme mentalidad de Sarahi a lo que Alfredo se puso a llorar y la misma Sarahi le abrió la boca con sus manos y divertida le introdujo dentro la uña— ¡trágatela!— fue la orden de Sarahi. Alfredo cerró los ojos y la boca, respiró profundo y al final miró humillado a Sarahi, ¡se había tragado la uña de su pie, del pie de Sarahi!;

¡Abre!— le ordenó la chica dándole de nuevo una ligera bofetada solo para cerciorarse que en verdad Alfredo la había obedecido; Sarahi hizo una mueca de asco y desagrado al comprobar que en efecto Alfredo la había obedecido, se había tragado la uña de su pie lo que la hizo sentirse mas que orgullosa de si misma— ¡bien Alfredo te perdono, despreocúpate por tu padre, ah y si te gustó mira ahí hay mas jajaja!— concluyo Sarahi mientras le señalaba los demás restos de uñas y se marchaba alegremente cantando a su cuarto.

En la noche mientras todos cenaban como una feliz familia antes de que Oscar tocara el tema fue Sarahi quien le hizo saber que todo estaba arreglado.

¡Que bueno!— expresó Oscar.

¡Aún así!— intervino Yolanda— yo creo que deberías reprenderlo de alguna forma— le expresó a su esposo.

¡No mamá en serio, ya está bien!— insistió Sarahi— ¡Alfredo es un amor!— comentó al tiempo que lo abrazaba y le daba un tierno beso en la mejilla sorprendiendo a todos en especial a su madre.

¿Segura?— preguntó ésta vez Oscar.

¡Que siiii!— confirmó de nuevo su respuesta Sarahi.

¡Pues la que es un amor eres tu!— le dijo Oscar a Sarahi para después dirigirse a su hijo— ¡Alfredo, dale las gracias a tu hermana pensaba castigarte pero con su intercesión te ha salvado!;

Alfredo miró temeroso a Sarahi por el control y cierto poder que ejercía sobre su padre a lo que resignado respondió— ¡gracias Sarahi me portaré lo mejor que pueda contigo de ahora en adelante!;

Sarahi le sonrió y lo volvió a abrazar mientras le susurraba al oído— ¡mas te vale que así sea!;

Alfredo terminó de cenar tranquilo pensando en que al menos se habría librado de un buen castigo y sí, así era pero no imaginó que también eso daría lugar a un gran cambio en su vida.


Continuará………………………

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